Durante los siglos XVIII y XIX, Guanajuato tuvo una importante bonanza económica y social gracias a su actividad minera.
Esta actividad minera tuvo un especial auge en pueblos como La Luz, Mexiamora, San Pedro Gilmonene, San Ignacio y Sangre de Cristo, los cuales guardan el encanto y las raíces más profundas de la esplendida capital.
Estos ancestrales pueblos mineros siguen ofreciendo su riqueza por medio de experiencias inolvidables y únicas en su tipo.
Siempre con un tinte sacro que deja el paso del tiempo y marcas de su ayer dentro de cada piedra, esta ruta se recorre a través de su historia la cual se caracteriza por fascinantes haciendas de beneficio y construcciones que dieron vida al esplendor de la época minera de Guanajuato.
En la actualidad, el estado de Guanajuato cuenta con un conjunto de museos y diferentes ofertas turísticas enfocadas a la gastronomía y a la cultura dentro de las instalaciones del Parador, en el pueblo de Sangre de Cristo.