En la Ciudad de México no todo es caos, aglomeraciones, marchas, tráfico y prisas. También hay rincones mágicos donde el ritmo de la vida adquiere otras dimensiones.
Uno de ellos es el que fuera el centro de la antigua población de Mixcoac, donde se percibe una tranquilidad placentera a pesar de estar prácticamente rodeado por vías de intenso tráfico vehicular como Patriotismo, Insurgentes, Río Mixcoac y Extremadura.
HISTORIA DE MIXCOAC
Según los historiadores, Mixcoac fue una población de bajo perfil; sin embargo, cuenta con varios atractivos cuya difusión es obligada para el disfrute de sus actuales y futuros visitantes. Su nombre significa “culebra de nubes” o “donde se adora a Mixcóatl”, y sus primeros habitantes se dedicaron al cultivo del maíz, frutos y flores. A la llegada de los españoles, de acuerdo con Hernán Cortés, contaba con 6,000 vecinos que pagaban tributo a Coyoacán con textiles, leña y maíz. En el caserío que conformaba esta población, se fundó el Convento de Santo Domingo de Guzmán hacia 1595, con la finalidad de evangelizar a los indígenas de la zona.
Durante el virreinato, la vida en Mixcoac transcurría entre las labores del campo y el transporte de sus frutos a la ciudad de México; escuchar misa al inicio del día y el rosario por las tardes; así como celebrar sus fiestas patronales con peleas de gallos, fuegos artificiales, verbenas y procesiones. A mediados del siglo XIX fue ocupada por las tropas de Estados Unidos como centro de operaciones. Para 1852 Mixcoac estrenó alumbrado público y varios chopos y sauces, un año después sufrió una terrible inundación que arrasó con la población.
Las corridas del tranvía de tracción animal entre el Zócalo y San Ángel tenían una estación en Mixcoac hacia 1857. Ese mismo año se acusó al licenciado Agustín Jáuregui, distinguido habitante de Mixcoac, de ser un liberal activo, por lo que fue fusilado en Tacubaya con otras personas, a quines se conoce como los “mártires de Tacubaya”. Durante el porfiriato,Mixcoac alcanzó gran notoriedad, prueba de ello fueron las numerosas fincas de familias adineradas que se construyeron en sus terrenos, como la mansión que ocupa hoy en día el Colegio Williams. Entonces se completaron los servicios de agua, luz eléctrica y vigilancia, y se empedraron las calles. Además, fueron aprovechados los viveros de flores, sembrándose en ellos casi 40,000 nuevas plantas de ornato para la población.
RECORRIENDO MIXCOAC
Entramos a Mixcoac por la glorieta de Goya, frente a la Avenida Patriotismo, en cuyo centro se levanta un monumento a Álvaro Obregón, donado por sus admiradores e inaugurado el 17 de julio de 1929. De los inmuebles que la rodean, sobrevive una casona de estilo neoclásico que hace esquina con la calle de Goya. Enseguida, en la esquina con Poussin, se levanta un inmueble voluminoso de tabique aparente, la tradicionalEscuela Secundaria No. 10 Leopoldo Ayala. Metros adelante deténgase para admirar una casa de un nivel con un hermoso pórtico neoclásico, rematado con un frontón triangular adornado con antefixas griegas.
Al final de la calle tome a su derecha y llegará al centro de Mixcoac. Un elegante edificio de estilo neoclásico cuenta con sombrillas y mesas de restaurantes bajo un portal de arquería de buena altura. Frente a él se ubica un antiguo inmueble donde existió un obraje, en el que se tejían telas de toda clase, especialmente de seda, para personas importantes en el siglo XVIII. Ésta y otras construcciones del rumbo alojan parte de las instalaciones de la Universidad Panamericana. Al seguir de frente se topará con el viejo Palacio Municipal de Mixcoac, de estilo neoclásico, convertido en el Centro Cultural Juan Rulfo, en cuyo vestíbulo apreciamos unos extensos murales alusivos a las culturas indígenas y española, firmados por Eppens en 1979. Ahora tome a la derecha por la estrecha Calle de la Campana; en la esquina atisbamos el famoso Callejón del Diablo, donde se dice que espantan y se escuchan voces. A lo largo de la Calle de la Campana podremos ver la barda de la casona que ocupara el presidente de México, José Joaquín de Herrera, durante la intervención estadounidense en 1848.
El número 47, una fachada larga provista de balcones abombados, es la sede de un convento de monjas, dicho monasterio ocupó antes la llamadaCasa de la Campana en el número 33, de fachada neocolonial revestida de tezontle; y en el número 17 hay una elegante casona porfiriana que pertenece a la Universidad Simón Bolívar.
La pintoresca Plaza Jáuregui, de pequeñas dimensiones pero grande en cuanto a lo reposado de su ambiente. Pinos, sauces y eucaliptos aportan la frescura palpable de su sombra, junto con arbustos y algunas yucas. Su clásico quiosco de techumbre cónica revestida con tejas no puede faltar. Si a usted le gusta el ajedrez o las damas chinas, rete a algún participante o amigo a jugar una partida en una de las bancas colocadas ex profeso.
Frente a esta plaza , en el número 73, se ubica la Casa de José Joaquín Fernández de Lizardi, mejor conocido como “El Pensador Mexicano”, donde escribió su célebre novela El periquillo sarniento”, que refleja las costumbres mexicanas.
Como extensión de la plaza se encuentra una zona fresca y arbolada con bancas que invitan al descanso y a la plática. Al fondo hay una pared cóncava: el Muro de la Paz, un espacio de libertad y expresión para todos los que creen y trabajan por la paz.
A un costado de este sitio se localiza la Parroquia y Ex Convento de Santo Domingo de Guzmán, cuyo atrio es uno de los más hermosos y cuidados de toda la ciudad. El templo data de 1648 y llaman la atención los grandes casetones que forman su techumbre; el arco de la portería y el claustro del convento son de 1595. Aquí sería imperdonable no entrar a admirar los espléndidos retablos barrocos dorados de la Capilla de Nuestra Señora del Rosario, escenario de innumerables bodas.
Tomando la calle Augusto Rodin y, en la esquina con Juan Francisco Millet, vea la pintoresca Plaza Gómez Farías del antiguo barrio de San Juan. Se muestra ajardinada, arbolada y con dos esbeltas palmeras que acompañan a una sencilla fuente cantarina de forma circular. En su costado poniente se ubican dos casonas históricas: la del número 8 fue propiedad de Irineo Paz, abuelo del escritor Octavio Paz, la ocupa actualmente un convento de monjas, cuyas integrantes venden exquisitos panes (hay que tocarles la puerta). A su lado, la casa del número 12 fue de Valentín Gómez Farías, ex presidente de México; hoy es sede del muy reconocido Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.
Frente a la plaza, una barda no muy alta rematada con celosía de tabique delimita el atrio de la Parroquia de San Juan Evangelista y Santa María de Guadalupe, cuya portada luce al centro un gran relieve de la morenita del Tepeyac. Espléndidos candelabros llaman la atención al entrar, así como la decoración de sus bóvedas, cúpula, coro y vitrales polícromos. Volviendo al atrio, enormes pinos dejan sentir su aroma en este mágico espacio.
TIPS DEL VIAJERO
En la Plaza Jáuregui hay pocos comercios de tradición, ubicados a un costado de la Parroquia de Santo Domingo: Papelería Gaby, La Miscelánea Real y Helados Michoacán. En la Plaza Gómez Farías, en el costado sur, se encuentra la tienda de abarrotes El Nuevo Surtidor, fundada en 1945.
En cuanto a las fiestas religiosas de los habitantes de Mixcoac, éstas se dedican a sus santos patrones: Santo Domingo el día 8 de agosto y la Virgen de Guadalupe el 12 de diciembre. Durante la Semana Santa se lleva a cabo la tradicional Visita a las Siete Casas en los templos de la zona y se instalan puestos de obleas, buñuelos y tamales, así como una feria con tómbola, juegos mecánicos y fuegos artificiales.
ANECDOTARIO
En 1675 una epidemia de tifo asoló al barrio de San Juan, por lo que hubo necesidad de quemar los jacales de sus habitantes. Se dice que cuando cesó el fuego sólo quedó de pie un muro en el que estaba la imagen de la Guadalupana. Este milagro propició la construcción del Templo de San Juan Evangelista, bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe.
En la memoria de sus habitantes más longevos permanecen algunas imágenes imborrables de Mixcoac: “El pueblo era muy chico, muy bonito, todo estaba empedrado; las familias salían a las puertas de las casas a platicar entre ellas. Casi eran como ocho o diez cuadras, y lo demás era puro maizal. Para ir al centro en ese tiempo venía el cura aquí en frente del Palacio Municipal a darnos la bendición para que nos fuera bien en el camino, pues hacíamos hora y media, era pura brecha hasta la avenida Coyoacán, que era el único camino para México”, cuenta José Luis Banderas Albarrán.
DONDE COMER EN MIXCOAC Mercado de Mixcoac
Circuito Interior y Revolución s/n,
Colonia Mixcoac.
Los Portales
Agusto Rodin y Goya.
Abuelo Agustín
Insurgentes Sur 1660,
Colonia Florida.
Teléfono: 5661 5893.
INFORMACIÓN TURÍSTICA DE MIXCOAC Delegación Benito Juárez
Municipio Libre esquina División del Norte s/n, Colonia Santa Cruz Atoyac.
Teléfono: 5422 5300. www.delegacionbenitojuarez.gob.mx
Secretaría de Turismo del Distrito Federal
Teléfono: 01 800 008 9090 www.mexicocity.gob.mx