Se trata de una sobria construcción franciscana terminada en 1540.
El interior del templo posee numerosos tesoros en pinturas y retablos.
El altar mayor exhibe un sorprendente alfarje (entramado de maderas labradas con arabescos que sostienen la techumbre) realizado por el carpintero sevillano López de Arana, además de dos obras atribuidas a Zurbarán.
El ex convento actualmente es sede del Museo Regional, cuyo acervo cultural y arqueológico está conformado fundamentalmente por vasijas, esculturas, adornos, cerraduras, urnas funerarias y monolitos representando a dioses de la cultura Olmeca, así como piezas de barro, concha y obsidiana, además de una amplia colección de pinturas de artistas mexicanos del siglo XVII.