Conjunto conventual fundado en 1600 por religiosas concepcionistas.
El templo permaneció abierto al culto católico hasta mediados del siglo XVIII en que tuvo que ser sometido a reparación.
Desafortunadamente, la torre “la más hermosa y esbelta de la ciudad” fue derribada.
Algunos restos de la pintura de Miguel Cabrera se guardaron en la iglesia, así como cuatro óvalos del altar con pasajes de la Pasión de Cristo, también de Cabrera.
Se respetaron las puertas de madera tallada, una dedicada a Santa Inés y la otra a Santiago Apóstol, pero el interior se remodeló en estilo neoclásico sustituyendo los altares barrocos.
Por mucho tiempo, el claustro fue ocupado por un patio de vecindad, sin embargo, en los últimos años se ha sometido a un profundo trabajo de restauración y ahora el edificio lo ocupa el museo privado de José Luis Cuevas.