Para servir el mezcal existen dos recipientes que son considerados los idóneos.
Los maestros mezcaleros utilizan la jícara partida a la mitad, por lo tanto es la más recomendable. Debido a su forma, permite recibir mejor los aromas, por lo que la usan para ajustar la riqueza alcohólica y diseñar los sabores del destilado.
Existen personas que beben el mezcal en jícara natural, pero hay quienes prefieren la decorada.
El otro recipiente es el vaso de veladora, al que suele caberle más o menos lo mismo que a la jícara. Además de ser más bajo que el caballito, el vaso de veladora es más ancho.
En muchos palenques al visitante suelen darle a probar el mezcal en carrizo. El maestro o sus ayudantes caminan unos pasos hasta donde crece y lo cortan. Debido a que su tallo es hueco, excepto en los nudos, donde está cerrado, con el machete se hace un corte abajo del nudo y otro corte como diez centímetros arriba. De esta manera queda un recipiente ideal para darle una probadita al mezcal.