En el Palacio de Quetzalpapálotl, en Teotihuacan, el equinoccio de primavera se manifiesta entre las 7:15 y las 7:45 am. La sombra escalonada de las almenas del lado este de la construcción va recorriendo las figuras pintadas sobre el muro occidental.
Además de la función ritual de muchos edificios presentes en Teotihuacan, el uso de algunas estructuras arquitectónicas fue de instrumentos astronómicos.
A principios de 1961 los arqueólogos Jorge Acosta y Jorge Canseco iniciaron la exploración de los edificios situados en la parte oeste de la plaza de la Pirámide de la Luna. Allí reportan, en junio de 1962, el hallazgo de un palacio al que provisionalmente llamaron Palacio de las Mariposas, en virtud de que encuentran piedras con relieves de alas como de mariposas. Estas piedras eran parte de los pilares que sostenían el techo de vestíbulos ubicados alrededor de un patio cuyos muros mostraban pinturas con motivos de grecas escalonadas enmarcadas por ganchos. En ellas advirtieron hileras de círculos de color verde, los cuales resultaron ser huellas de un pegamento que mantenía adheridos unos discos de mica.
Al Palacio de Quetzalpapálotl se llega partiendo de la plaza de la Pirámide de la Luna, de donde luego de subir por una amplia escalinata, se interna en un recinto techado, al fondo del cual se halla una puerta que comunica hacia este recinto.
Cuando Jorge Acosta encontró el Palacio de Quetzalpapálotl la arqueoastronomía era una disciplina prácticamente desconocida. Muchos años después de este hallazgo se iba a observar en Chichén Itzá un efecto solar que cobraría fama mundial: en El Castillo, cuando la sombra escalonada de los cuerpos de la pirámide se proyecta sobre la balustrada de la escalinata, tomando la forma curva del cuerpo de una serpiente, se ve la llegada del equinoccio.
En el Palacio de Quetzalpapálotl, también señalando el equinoccio de primavera, entre las 7:15 y las 7:45 am, mientras el sol se eleva, la sombra escalonada de las almenas del lado este del patio va recorriendo los ángulos de las figuras, también escalonadas, pintadas en rojo sobre el muro occidental del palacio. La sombra se desplaza de sur a norte, como si bajara unas gradas.
La pintura del palacio sobre la que se proyecta la sombra, se acompaña de una serie de círculos de mica, a manera de espejos que conforme recibían la luz solar lanzaban destellos sobre la parte no iluminada del recinto. La figura escalonada es un xicalcoliuhqui, especie de greca cuya evolución partió de las formas naturalistas de la serpiente.
Ambos efectos, el de Teotihuacan y el de Chichén Itzá, presentan el recorrido de sombras sobre cuerpos serpentinos, y ambos suceden con gran precisión el día del equinoccio.
Las observaciones hechas nos muestran hierofanía en la que se encuentran la oscuridad y el día. Del día nos habla el simbolismo de las imágenes plasmadas en los dos elementos que intervienen en este efecto de luz y sombra: la pintura y la almena.