Bahía de San Felipe se encuentra al sur del municipio de Mexicali, y ha sido el sitio de descanso de áves de la nieve de Estados Unidos y Canadá que llegan huyendo del invierno.
En el siglo XVI, Francisco de Ulloa, Hernando de Alarcón y Domingo Castillo exploraron lo que ahora conocemos como la Bahía de San Felipe, esos primero exploradores la habían llamado Santa Catarina. En el siglo XVIII el jesuita Juan de Ugarte se dió a la tarea de recorrer las costas del Mar de Cortés a bordo de un barco construido especialmente para este fin. Él fué el que la bautizó Bahía de San Felipe en 1721, 25 años después, otro misionero jesuita de origen croata, Fernando Consag, haría una minuciosa labor cartográfica y evangelizadora en la península.
La Bahía de San Felipe se extiende desde Punta El Machorro hasta Punta Estrella, en medio y rodeado de desierto, ha ido creciendo un pueblo de pescadores que en la actualidad además vive del turismo. Aquí la marea es muy baja, por lo que el mar siempre está como ido, donde debería haber agua existe un rastro en la arena humeda. En el Cerro de la Virgen se encuentra una capilla junto al faro.
A medio camino entre San Felipe y Puerto Peñasco, en Sonora, se encuentra la Isla Consag, una gran roca blanca a la que puede llegarse si se contrata un paseo en lancha, aves y leones marinos acompañan el paseo.
En el Mar de Cortés hay gran variedad de peces como covina, baqueta, cabrilla, sierra, cochito, lenguado, cazón, jurel, dorado, entre otros. El crustáceo que ha traido mucha fama a Bahía de San Felipe es el camarón azul.
Si uno camina por el Paseo del Malecón y la calle Mar de Cortés uno se da cuenta de que si algo sobra en este puerto son marisquerías o restaurantes con deliciosos platillos del mar. Se pueden encontrar almejas cocinadas con mantequilla, vino blanco y ajo, preparadas en La Vaquita Marina. En la Plaza Maristaco existen numerosos locales que ofrecen exquisitos tacos de mariscos. No te puedes perder una visita al restaurante del Hotel El Cortéz, con su menú lleno de pescados y mariscos frescos.
Camino hacia Bahía de San Felipe, a 89 kilómetros desde Mexicali, se encuentran las Dunas de las Pintas que han servido de escenario a filmes y documentales. El aire barre arena desde la Laguna Salada y lo deposita ahí, formando montículos. La gente pasa un gran rato en este sitio, sube y baja esas montañas en cuatrimoto o deslizándose en tablas practicando el sandboard.
Un espectáculo digno de verse es el desierto en las inmediaciones de San Felipe. Se pueden conocer las poco exploradas pinturas rupestres que se encuentran en el Cañón de Agua Caliente, en Valle Chico. Para llegar, se debe desviar a la derecha en el kilómetro 181 viniendo de Mexicali rumbo a San Felipe, a partir de ahí hay un largo trayecto de terracería de poco más de 70 kilómetros, se recomienda ampliamente que este recorrido se haga en un vehículo 4X4 y con la ayuda de algún guía. El principio está hecho de mar a la distancia, desierto y montañas, corre la Sierra de San Felipe a un lado y al otro se desliza la Sierra de San Pedro Mártir. Ocotillos, mezquites y biznagas se encuentran en este sitio, así como árboles de palo verde y palo fierro. Se pueden observar zorras, liebres, gavilanes, coyotes, pumas, víboras de cascabel, venados cola blanca y borregos cimarrón.
Al sur de San Felipe, en el Rancho Punta Estrella, se encuentra un bosque de cactáceas en el Valle de los Gigantes, se trata de cardones cubiertos de cientos de años, esos colosos, parecidos a los sahuaros, han ido alcanzado altura poco a poco, con alturas hasta de 19 metros. Se puede dejar el coche en la entrada o recorrerlo sin bajarse de él.
A 75 kilómetros al sur de San Felipe se encuentra un sitio maravilloso si se buscan aguas termales. Puertecitos es un pueblo casi fantasma que vuelve a la vida entre octubre y mayo, cuando el calor baja. A la orilla del mar se forman entre las rocas pozas de agua sulfurosa, si la marea sube, quedan cubiertas y es casi imposible disfrutarlas. La entrada tiene un costo y cuenta con sitio para acampar en la playa, además, se puede conseguir unpaseo en lancha hasta la Piedra de Oro.
La Hacienda de la Langosta Roja es un sencillo pero cómodo hotel con 39 habitaciones y cuenta con una ubicación muy céntrica. En su restaurante podrás disfrutar de camarones y langostas frescas.
En julio se lleva a cabo el Festival de la Almeja, entre agosto y septiembre el Festival del Ceviche, y en noviembre el Festival del Camarón. Música, bailes y platillos llenan las calles de San Felipe.