Hecelchakán es un pueblo lleno de nubes y palmeras y cuyo nombre significa en maya “sabana o lugar de descanso”.
Aquí se encuentra la Iglesia de San Francisco de Asís, construida en el siglo XVI con piedras de un basamento prehispánico y encima de un cenote. Posee un estilo franciscano, un arco de medio punto y dos torres de tres cuerpos. En su interior presenta losetas portuguesas y una bóveda de cañón corrido cubierta de pequeñas vigas. A un costado del altar se mira en su vitrina al Cristo de la Salud.
En la plaza principal de pueden encontrar puestos de comida, en donde destaca la taquería El Amigo Calan, con sus tacos de cochinita pibil cocinada bajo tierra con leña, piedras y hojas de plátano, y que significa un manjar atesorado por los habitantes. También se venden aguas de cebada con canela, azúcar, limón y hielo. También hay tortas y tacos de pavo con relleno negro.
Al fondo de la plaza principal se encuentra el Mercado José del Carmen Ortegón. En donde se puede encontrar merengues, nanches y tamarindo de pulpa. Muy cerca del mercado se encuentra una casa virreinal pintada de amarillo. Es el Museo de Arqueología Maya del Camino Real de Hecelchakán que exhibe piezas venidas de la Isla de Jaina. Aquí se pueden encontrar piezas figuras de pasta fina, que formaban parte de los ajuares acompañando difuntos al otro mundo, y que llaman la atención por la maestría y el realismo con el que fueron hechas. Vasijas rituales, urnas, piezas de cerámica polícroma, siluetas femeninas ocupándose de sus actividades cotidianas y esculturas de deidades con rasgos zoomorfos se miran en las vitrinas. También hay estelas y columnas con inscripciones jeroglíficas provenientes del sitio arqueológico de Xcalumkín.