Si existe un lugar en la República donde la mano de la madre naturaleza cubrió con infinidad de bondades a la tierra, ese lugar es Chiapas.
El estado ofrece a sus visitantes innumerables atractivos, de entre los cuales podemos destacar; el gran caudal de sus ríos, que genera un alto porcentaje de la fuerza motora que la industria eléctrica necesita para poder alumbrar a todo el país; las sorprendentes caídas de sus cascadas, siempre coloreadas por admirables tonalidades azules, y la impresionante visión de su abrupta serranía, cuya vegetación, compuesta de sólidos pinos y otras especies de árboles de maderas preciosas, dan forma a los bosques que componen la popular región conocida como Los Altos; y qué decir de los importantes vestigios arqueológicos de las antiguas ciudades que los mayas levantaron en el actual territorio chiapaneco, siendo todos estos atractivos, destinos de particular interés para los cientos de turistas que visitan Chiapas año con año. Sin embargo, aunque con una notable menor promoción turística, la entidad también ofrece a sus visitantes el singular espectáculo de sus playas bañadas por las tranquilas aguas del Pacífico mexicano.
A diferencia de las de otros estados del país, conocidas porque en ellas o en sus alrededores se han desarrollado impresionantes complejos turísticos, las ubicadas a lo largo de la costa chiapaneca presentan más bien modestas, e incluso escasas, instalaciones hoteleras, siendo precisamente ese el atractivo primordial, pues por lo mismo, pocos son los grupos de turistas que arriba a ellas, permitiendo a sus pocos visitantes disfrutar de un verdadero encuentro con la naturaleza; con la naturaleza en su máxima expresión.
La aventura inicia a 12 km al sur de la ciudad de Tonalá, una de las más importantes del estado, en Bahía Paredón, una de las albuferas del litoral chiapaneco cuyas playas de arenas finas miran hacia el llamado Mar Muerto, el cual debe su nombre a que en sus más de 50 km cuadrados de extensión sólo se presenta un oleaje ligero, casi “muerto”.
Bahía Paredón es el lugar idóneo para disfrutar del mar y del sol, gracias a la tranquilidad y belleza de sus playas de aguas claras. Relativamente también cercano a Tonalá, a 20 km aproximadamente, se encuentra Puerto Arista, una localidad pesquera en donde se llevan a cabo numerosos embarques y desembarques de productos que más tarde son transportados a Tonalá, convirtiéndose así en un importante punto del tráfico marítimo del sur del país.
Las playas de Puerto Arista ofrecen la tranquilidad de sus aguas y la frescura de su blanca arena, las cuales invitan a sentarse, relajarse y apreciar el singular espectáculo que por las tardes ofrece el astro rey al ocultarse en el horizonte.
Tan sólo a 14 km de Puerto Arista se localiza Boca del Cielo, un espacio donde las verdes aguas del Pacífico y las de los esteros se conjugan para mostrarnos una de las más increíbles creaciones naturales de la costa chiapaneca. La exuberancia de este lugar, de inmediato invita a recorrer las zonas de manglares, siendo el punto más impactante aquel donde el brazo del mar de Boca del Cielo se une con el mar abierto.
Es importante señalar que muchos de estos pequeños pero espectaculares sitios no cuentan con instalaciones de carácter turístico, por lo que lo recomendable es hospedarse en Puerto Arista, donde el visitante puede encontrar los servicios necesarios para disfrutar de las superemocionantes aventuras que le esperan en las cercanías de la costa chiapaneca.
Asimismo, y a lo largo de la carretera costera que corre con rumbo a Tapachula, parten, desde localidades como Pijijiapan o Mapastepec, estrechos senderos que conducen a varios esteros habitados por una gran diversidad de aves, como garzas, cigüeñas y pelícanos, así como por cocodrilos, tlacuaches y algunas especies de los siempre simpáticos monos, donde por fortuna la mano del hombre no ha llegado aún; estos senderos conducen también a hermosas playas vírgenes, de aguas tranquilas, a veces inquietas, que una tras otra se van multiplicando por la costa chiapaneca, permitiendo a sus visitantes seguir disfrutando de las bellezas que el sureste mexicano nos ofrece…