Llena de asombrosos rincones históricos, y rodeada de hermosos bosques de coníferas, la cabecera de la región de los volcanes es también la capital nacional de los parques ecoturísticos.
Donde transcurrieron los años de la tierna infancia de la niña Juana hoy es posible disfrutar de uno o varios fines de semana, tanto en el centro deAmecameca como en los cercanos parques ecoturísticos. En estas tierras, la diversión y el aprendizaje conducen al visitante.
El Jardín Principal, decorado con esculturas porfirianas de leones hechas con fierro colado y antiguos monolitos prehispánicos, resulta muy agradable. En su esquina suroeste se encuentra un viejo arco de 1781, que era como la puerta de entrada al poblado para quien venía por el camino de Cuautla y Ozumba. Al oriente del jardín está el mercado, que desde tiempo inmemorial se especializa en frutas secas: nueces, pasas, pistaches, orejones, nuez de la india, entre otras.
Detrás del mercado está el atrio de la Parroquia de la Asunción. Este templo fue erigido originalmente a mediados del siglo XVI, pero al paso de los siglos sufrió distintas intervenciones arquitectónicas. En su fachada, en las capillas y aun en su coro aparecen varias fechas que deben referirse a distintas obras: 1680, 1719, 1732… En todo caso es un notable monumento virreinal con múltiples detalles interesantes como su fachada pintada de rojo y blanco, sus relieves, sus capillas laterales y un par de hermosos retablos barrocos con columnas salomónicas, además de su antiguo claustro.
Aunque desde hace décadas Amecameca se ha modernizado y ha adquirido un perfil arquitectónico semejante al de otros poblados del país, sobreviven algunas viejas casonas con muros de adobe y techos de teja. Bellas y peculiares, estas construcciones le dan un aire especial a esta ciudad.
A tres cuadras del Jardín Principal se encuentra el Santuario del Señor del Sacromonte. Este sitio legendario fue también un espacio sagrado en tiempos prehispánicos. Más tarde, Fray Martín de Valencia y los demás franciscanos que evangelizaron esta área lo cristianizaron. El famoso fraile citado vivió aquí como ermitaño sus últimos días en 1534. El santuario en sí se encuentra en lo alto y es un complejo de capillas, escalinatas y otras estructuras superpuestas. El cementerio adyacente y el heno que cuelga de las ramas de los árboles le da al lugar un aire un tanto sombrío. Por lo demás, la gente de Amecameca cuenta infinidad de leyendas en torno al Sacromonte, un sitio que vale la pena visitar.
Saliendo de Amecameca rumbo al oriente por la calle Mariano Abasolo, el bosque poco a poco le gana terreno a pueblos y milpas. A cuatro kilómetros del centro está el Bosque Esmeralda, un espectacular parque ecoturístico. Sus cien hectáreas se extienden sobre la Cañada de Alcalica que baja del Iztacchíhuatl. Este parque recién inaugurado en 2012 ocupa casi un tercio de su superficie en un vivero de árboles de Navidad; otra parte importante se dedica a la restauración forestal completa. Aparte mantiene una porción importante de bosque original. Entre todo ello tiene sus instalaciones y áreas para el visitante: espacios para campismo, palapas, salón para eventos sociales, dos tirolesas que suman trescientos ochenta metros de longitud, senderos para ciclismo de montaña, caminatas y paseos a caballo. El canopy es una ruta que va entre grandes pinos, pero sin tocar el suelo: puentes colgantes, puentes tibetanos (únicamente sostenido por cables), tirolesas y, para bajar, una línea de rapel, en total ciento cincuenta metros con seis retos distintos.
Dentro del predio hay una enorme roca con petroglifos, la llaman la Piedra de Tláloc por una figura del dios náhuatl que aparece dibujada. Afuera, cerca del parque está también la Piedra del Conejo, una gran roca de andesita con una serie compleja de grabados de origen azteca. Entre estos grabados se cuenta una larga serie de glifos calendáricos y el conejo que bautizó el hallazgo.
En el centro de Amecameca y al sur del poblado, tomando la carretera a Paso de Cortés, en 23 kilómetros lo pone a uno sobre el puerto de montaña más famoso del país. Su nombre se debe al conquistador extremeño quien, para llegar y conquistar la Ciudad de México, entró al Valle de México por este lugar. El ascenso es fabuloso. Uno va atravesando el precioso bosque de la Sierra Nevada, siempre preguntándose cómo un rincón natural tan rico y verde subsiste junto a la mancha urbana del Distrito Federal. Solo de vez en cuando aparece algún puesto de quesadillas, un sendero ecológico o la entrada a un parque ecoturístico.
Y arriba, parece que los volcanes se le vienen a uno encima; solo por verlos, el viaje vale la pena.
En el Parque Nacional Izta-Popo Zoquiapan, está permitido escalar el Iztaccíhuatl, hacer campismo, ciclismo de montaña y senderismo. Los alpinistas o excursionistas que necesitan hacer uso de los albergues, obviamente deben reservar con bastante antelación. Si usted va en plan ligero, es recomendable recorrer los senderos interpretativos del parque, que requieren pagar el acceso al parque y llenar el registro de seguridad correspondiente.
A solo cinco kilómetros al noreste de Paso de Cortés, las cuatro cabañas con chimenea de Apatlaco son la mejor opción de pernocta allá arriba, aparte de que el parque es hermoso y divertido. A diez minutos a pie se encuentra una cascada de unos cuantos metros de altura que se alimenta con los deshielos de la nieve de la Mujer Blanca. La cascada es permanente, aunque en tiempo de aguas resulta espectacular.
En la noche se escuchan aullidos de coyotes, que a esa altura deben sobrevivir de la caza del teporingo (el conejo de los volcanes) o de otros roedores de la zona.
Haciendo excursión por las laderas del Iztaccíhuatl, y siguiendo el Sendero Alpino, uno de los diez senderos interpretativos del Parque Nacional Izta-Popo Zoquiapan, con el trayecto marcado y cédulas explicativas de lo que aparece en el camino. La ruta lleva al albergue Altzomoni (donde están las antenas del Iztaccíhuatl) y al paraje La Joya. Las panorámicas de las cumbres de La Volcana y del Valle de México no tienen parangón. Luego de unas tres horas de caminata uno puede quedar algo cansado, pero feliz de haber recorrido este rumbo. Otras opciones tentadoras son: el Sendero Yoloxóchitl (otra de las vías interpretativas del Parque Izta-Popo), el camino al Parque Ecoturístico El Encanto, el Eco Parque San Pedro.
La Hacienda Panoaya es un parque cultural, ecológico y de diversiones muy peculiar y, desde luego, el más grande, antiguo y mejor equipado parque de la región de los Volcanes. Hay que decir que es punto imprescindible de la Ruta de Sor Juana porque precisamente en la Hacienda Panoaya (o Panoayan) vivió Sor Juana entre los tres y los ocho años. La hacienda, que es una joya arquitectónica del siglo XVII, según el historiador del arte Franciscano de La Maza, sigue en pie y es de algún modo el corazón histórico y el centro geográfico del parque. Lo llaman ahora Museo de Sor Juana Inés de la Cruz y se trata en efecto de una vieja construcción de tipo hacienda, de modestas proporciones, aunque encantadora.
El parque tiene otras muchas áreas culturales y ecológicas. Está, por ejemplo, el Museo Internacional de los Volcanes, donde explican el fenómeno geológico de los titanes de la tierra. Sin embargo, uno de los preferidos es el Parque de los Venados Acariciables, nombre con el que también se conoce al complejo entero. Este parque es un corral amplio, donde hay algunos venados y uno puede comprarles alimento. Pero además de venados, en el corral hay llamas, jabalíes, cabritas y otras especies domésticas. En otra sección existen animales más pequeños como patos y conejos. Uno puede pasarse horas ahí alimentándolos y acariciándolos.
Hay muchos atractivos adicionales: pista de coches eléctricos y de bicicletas, área para jugar con pompas de jabón, paseo en tractor, etc. Posee también un Laberinto Inglés, que como lo dice su nombre, se trata de un laberinto de tipo británico, o sea, con muros de setos, como los de Harry Potter y el Caliz de Fuego, aunque algo más sencillo y sin hechizos. De todos modos se pasa un buen rato tratando de llegar al centro.
La zona tiene demasiadas cosas como para agotarlas en un fin de semana.
Sor Juana en Amecameca
A los tres años llevaron a Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana a vivir a Amecameca; en específico, a la Hacienda Panoaya, situada poco más de un kilómetro al noroeste del centro del poblado. Esta niña prodigiosa miró semejantes muchos de los atractivos que ahora existen: la Parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, el Sacromonte y su santuario y, desde luego, el magnífico panorama de los volcanes nevados. Llama la atención que la Hacienda Panoaya, donde su abuelo tenía la rica biblioteca que alimentó el talento y la imaginación de la niña Juana, se ha mantenido con pocos cambios desde el siglo XVII.
Aquí en Amecameca, a los tres años, Juana Inés aprendió a leer y a escribir con la amiga, una maestra de primeras letras que enseñaba a su hermana. Lo hizo a escondidas de su madre. También en estos lares se instruyó sobre la lengua náhuatl, que en la actualidad ya no se habla en la región. Años más tarde compuso su primer poema Loa al Santísimo Sacramento, con motivo de las fiestas de Corpus Christi. Su obra fue alabada y premiada por el pueblo. La pequeña Juana tendría unos nueve años cuando dejó este lindo poblado para irse a vivir a la Ciudad de México.
La actividad del volcán
Solo en algunas ocasiones, como en 1994, 2006 y 2012, se ha intensificado la actividad del Popocatépetl hasta niveles que han obligado a la autoridad a cerrar el paso por la carretera de Amecameca a Paso de Cortés. No olvide que desde 1994 el albergue Tlamacas, el punto de pernocta habitual para escalar el volcán, ubicado a cinco kilómetros de Paso de Cortés, permanece cerrado.
El Parque Nacional Izta-Popo Zoquiapan
Abarca la parte alta de la Sierra Nevada. Si uno solo llega a Paso de Cortés, no hace falta pagar la cuota de acceso ($27 pesos por persona por día). Pero si uno se interna para transitar los senderos interpretativos o para acampar, si hay que hacerlo, además de llenar una sencilla forma de registro. Quien desee realizar actividades complejas como campamentos de varios días o practicar escalada, debe contactar con semanas de anticipación a las autoridades del parque para solicitar el permiso correspondiente y reservar los albergues. Informes en las oficinas centrales del parque en Amecameca (del lado derecho del atrio de la Parroquia de la Asunción) Teléfono: 01 (597) 978 3829 / 3830. iztapopo.conanp.gob.mx
Centro Ecoturístico Apatlaco
Cuenta con cabañas, áreas para acampar, juegos infantiles, paseos a caballo, renta de lanchas y cuatrimotos, tirolesa de 550 metros en un solo tramo, restaurante y puestos de antojitos. El camino de acceso al lugar está señalizado. Es terracería que parece ser ceniza volcánica, pero está suficientemente firme para cualquier automóvil. Abre todos los días de 8 a 18 horas. Acceso: $10 pesos por persona. Celular: 044 (55) 1193 5441.
Hacienda Panoaya
Se localiza a casi kilómetro y medio al noroeste del centro de Amecameca por la vieja carretera a México (federal 115) y está señalizado como Hacienda Panoaya, Parque de los Venados Acariciables o Azombrosos. Este parque cultural, ecológico y de diversiones abre de martes a domingo de 10 a 17:30 horas en horario de invierno y de 10 a 18:30 horas en verano. Acceso $40 pesos por persona, que incluye el paseo en tractor, área de día de campo y fiesta de espuma, aunque hay otros paquetes. Niños menores de tres años no pagan boleto. Teléfono: 01 (597) 978 5050. Gran parte del parque de la Hacienda Panoaya es accesible en silla de ruedas. Aparte, se prestan sillas de ruedas a las personas que lo necesiten.
Qué comer y qué comprar Gastronomía: El ingrediente estrella del municipio es la nuez. Resulta obligado probar al menos uno de sus platillos típicos: los chiles en nogada, el pollo a la nuez y los mixiotes de conejo con nuez. Búsquelos en el Mercado Municipal.
Artesanías: Ollas, floreros y jarrones, entre otros objetos de barro se muestran coloridos en el Mercado Municipal. Además, no deje de adquirir algún objeto encantador elaborado con cáscara de nuez.
Principales fiestas Febrero: fecha movible, Carnaval. Viernes Santo: Procesión para llevar al Cristo del Cerro de Sacromonte por todo el pueblo. Julio o agosto: Feria de la nuez. 15 de agosto: Fiesta de la Virgen de la Asunción.
Cómo llegar: Automóvil
* De Tlalmanalco son 10 kilómetros por la carretera federal 115 y a casi 13 de Tenango del Aire por la misma vía.
* Desde el centro de la Ciudad de México por la autopista a Puebla (150 D) y la federal 115 son más de 60 kilómetros, que se recorren en alrededor de una hora.
* Desde Toluca a través del Distrito Federal y las mismas dos vías anteriores son en total más de 130 kilómetros, que se transitan en casi dos horas.
Autobús
* Central de Autobuses de Oriente (TAPO): aborde uno de la línea Los Volcanes, que sale cada hora.