Tlalmanalco es famoso por su arte sacro y las vistas maravillosas de la Mujer Dormida. Su Plaza de Armas se encuentra flanqueada por portales, con un quiosco a un costado. Ahí también se encuentran su Palacio Municipal y el conjunto conventual franciscano dedicado a San Luis Obispo. Aquí vivieron Fray Bernardino de Sahagún, gran teólogo que escribió importantes obras en español, náhuatl y latín, y Fray Martín de Valencia, uno de los líderes evangelizadores más dedicados y queridos de la Nueva España, cuya estatua se puede apreciar en el jardín junto al atrio.
La Capilla Abierta del conjunto conventual es una de las obras de arquitectura virreinal más admiradas de todo México. La decoración de sus arcos es impresionante, con elementos góticos, platerescos y tequitqui, que demuestran una vez más la gran destreza y dedicación de las manos indígenas, por no mencionar la riqueza iconográfica del estilo, que mezcla conceptos cristianos y paganos, de modo que lo mismo se puede apreciar ángeles y reyes como calaveras y monos.
Dentro del Palacio Municipal se encuentra el Museo Comunitario Nonohualca, que exhibe alrededor de 500 piezas arqueológicas localizadas en el municipio, casi todas ellas de la etapa preclásica. Aquí se puede aprender sobre los grupos nonohualcas, teotlixcas y tlacochcalcas que poblaron y controlaron la región en tiempos prehispánicos.
Es recomendable realizar una parada en alguna de las posadas de carretera donde se vende la especialidad de la localidad, el conejo asado, además de otras delicias mexiquenses, como los mixiotes, la barbacoa y la sopa de hongos.