La música de Nuevo León es la base de lo que actualmente conocemos como música norteña.
Este género tuvo su origen en formas musicales antiguas y comunes a otras partes de México, como el huapango y el corrido, pero también en tradiciones europeas que llegaron al país a lo largo del siglo XIX con el Segundo Imperio y la inmigración de colonos de diferentes rumbos.
Ritmos europeos como polca, chotis y redova, así como instrumentos del mismo rumbo geográfico como el acordeón y el bajo sexto formaron parte índispensable de la música típica de los conjuntos neolenses hasta la fecha. Otra influencia fuela cumbia, de origen colombiano.
Los grupos y músicos originales de Nuevo León, pilares de la música norteña desde mediados del siglo XX se cuentan por docenas. La música norteña posee en su esencia el amor a su tierra, a su historia y a su gente. Entre ellos se encuentran Los Ángeles de Terán, que iniciaron su carrera artística en 1948, Ramón Ayala, el “Rey del Acordeón” y el grupo Los Bravos del Norte, asícomo Los Cadetes de Linares, que cobraron fama principalmente en los años setenta, Lupe Esparza y el Grupo Bronco, que destacaría en la década siguiente, y el Grupo Pesado, Los Cardenales de Nuevo León y Alicia Villarreal y el Grupo Límite que tuvieron todos los reflectores en los años noventa.