Al centro de esta ciudad se encuentra el Parque Castillo con su quiosco central y su alegre arboleda. Está rodeado por interesantes edificios que atrapan la mirada de quienes caminan por ahí. Una cuadra al norte está el Palacio de Hierro, de estructura metálica desarmable, construido y trasladado desde Bélgica con sus láminas, postes, puertas y pisos. Este icono de la ciudad fue diseñado por Gustave Eiffel solo unos años después de terminar la construcción de la Torre Eiffel en 1889, para la exposición Universal de París. Fue el tercer Palacio Municipal, inaugurado en 1894. La majestuosa obra alberga hoy, además de la Oficina de Turismo, algunos espacios con una cuidadosa museografía como el Museo de Futbol, el Museo Interactivo de Orizaba, el Museo de las Raíces de Orizaba, el Museo de la Cerveza, y el Museo de Banderas, Presidentes y Constituciones de la Nación.
Detrás del Palacio de Hierro se encuentra la Casa Consistorial o Casa de los Consejos que fue construida en 1765. Este recinto de gruesos sillares ubicuos fue el segundo Palacio Municipal de la ciudad. Hoy la construcción que combina arcos moriscos y coloniales alberga un espacio cultural con grandes salas de exposiciones que miran hacia el Palacio de Hierro. Enfrente, se inicia el Callejón del Artista donde fines de semana, bajo una atmósfera de armonía, se da cita el talento orizabeño: músicos, cantantes, pintores, bailarines, fotógrafos y poetas.
La Catedral de San Miguel Arcángel fue terminada en 1732 por los franciscanos. Su fachada ostenta un estilo corintio aunque su actual torre es de estilo neoclásico del siglo XIX; en su interior hay espléndidas obras del pintor oaxaqueño Miguel Cabrera. Frente a la catedral está el Teatro Ignacio de la Llave del siglo XIX, de porte elegante y estilo neoclásico. Su sobrio interior de postín y boato, su mobiliario de época y su excelente acústica lo convierten en uno de los mejores escenarios para óperas y zarzuelas del estado.
En la avenida Colón se encuentra el actual Palacio Municipal, la edificación neoclásica de nostálgico carácter europeo construida en 1905 albergó en sus inicios el Centro Educativo Obrero. En su interior, la escalinata principal luce el único mural en el estado de José Clemente Orozco realizado en 1926, sus fuertes y expresivas pinceladas dan sin duda un realce mayor al edificio y al ventanal que está al centro de esta obra que deja ver el río Orizaba con sus puentes.
La Plaza Bicentenario está enmarcada por muros de otras épocas. Ofrece espacios para exposiciones, talleres, eventos culturales y demás actividades. Desde el Parque Independencia le sugerimos iniciar uno de los recorridos más atractivos por el Paseo del Río Orizaba que cruza la ciudad de norte a sur. En un trayecto de aproximadamente 3 kilómetros, en el que disfrutará de idílicos paisajes de arboledas y agua; a su paso verá puentes colgantes y puentes de abolengo que desde el siglo XVII han unido trayectos, vidas e historias así como añejas construcciones acariciadas por la pródiga vegetación que regala un ambiente melancólico y relajante. En las orillas del río está la Reserva Animal del Río Orizaba, donde lo acompañarán jaguares, llamas, conejos, cocodrilos, monos, zorros, patos, venados y avestruces.
En la calle Colón también se encuentra la Alameda Francisco Gabilondo Soler “Cri-Cri”, alrededor de la Alameda destacan edificios emblemáticos como la Escuela Cantonal, el Edificio Luis Gonzaga y la casa donde nació y vivió Gabilondo Soler.
En el centro de la ciudad se encuentra el Santuario de la Concordia, construida en 1709. El conjunto es atractivo con su fachada barroca y con sus llamativas torres hexagonales. En su espacio adyacente que ocupó el Oratorio de San Felipe Neri está el Museo de Arte del Estado, una de las obras más significativas del arte secular de Orizaba. Sus arcadas y patios interiores así como sus amplias salas hacen del conjunto un suntuoso museo con el acervo más completo de obras artísticas del estado; cuenta con más de 700 pinturas y gráficas de artistas del siglo XIX y XX, entre ellos José María Cabrera y el gran viajero Alexander Von Humboldt. La pintura veracruzana está representada con obras de José Justo Montiel, Gonzalo Argüelles Bringas, Ignacio Rosas y Salvador Ferrando.
En el Panteón Municipal Juan de la Luz Enríquez, en cuya entrada aparece una leyenda de Salvador Díaz Mirón. Enseguida llaman la atención las delicadas esculturas de mármol Niña del Ángel (según la leyenda, esta estatua de mármol se levanta de su tumba por las noches y deambula por el panteón ya que sus pies amanecen sucios) y la Piedra Gigante (de origen volcánico de la época precolombina que representa un sacrificio humano en el equinoccio de primavera).