En 1998 fue nombrada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Este título se lo ganó por su historia como puerto fluvial, por su gran valor arquitectónico, por su ambiente lleno de poesía, música y danza, entre muchas otras cosas.
Tlacotalpan es una ciudad de plazas y detalles: la Plaza Zaragoza es la principal y luce un piso blanco de mármol y un quiosco dorado, la Parroquia de San Cristóbal posee un destacado retablo detallado en madera, es acogida por casas multicolores con bellos patios centrales andaluces y arcos de medio punto caribeños con techumbres de teja roja, algunas están aquí desde el siglo XVIII, antes de que la localidad obtuviera el título de villa en 1847 y categoría de ciudad en 1865.
El Santuario de Nuestra Señora de la Candelaria es la casa de la virgen venerada en febrero, donde cirios y flores inundan el ambiente perfumado y misterioso. Al lado izquierdo se abre un callejón, conocido como Plazuela Agustín Lara porque ahí se colocó una estatua del cantautor. Al sur de la plaza se localiza el Palacio Municipal y a la derecha está la Casa Artesanal Rafaela Murillo, que en algún tiempo fue cárcel municipal, ahí encontrará vestidos con finos bordados, blusas con elegantes encajes, artículos de madera y hasta los tradicionales trajes de jarocha. No muy lejos está una cantina llamada Blanca Nieves donde Lara departía con los amigos, ahí le sugerimos probar la variedad de toritos, mientras admira las paredes llenas de fotos.
El Museo Agustín Lara es una casona típica donde se exhiben sus pertenencias, fotografías, documentos y un plano original en el que el Flaco de Oro, hijo adoptivo de Tlacotalpan, compuso varios de sus temas, inspirado a orillas del río Papaloapan.
En el siglo XVI en la Plazuela de Doña María se fundó el primer vestigio deTlacotalpan, cuando se erigieron las primeras casas consistoriales, la casa de los frailes y la primera iglesia con su panteón. Siguiendo por los callejones, los rumores asoman de entre las casonas de ebanistas y lauderos que tallan muebles de cedro, guitarras y jaranas. Y se llega a la calle Mina que conduce a la Plaza de las Madres donde está el Templo de San Miguelito, el más antiguo de la localidad, construido en 1785 en pleno auge del estilo barroco en México.
En el número 43 de la avenida Venustiano Carranza se ubica la Casa de la Cultura Agustín Lara, lugar de encuentro de músicos, poetas y pintores. Ahí se imparten clases de zapateado tradicional, para principiantes y avanzados, y talleres de requinto, jarana, pandero, piano y coro. Otro sitio de interés es el Teatro Netzahualcóyotl, construido durante el porfiriato en un elegante estilo francés, fue inaugurado el 31 de mayo de 1891.
El mini zoológico de don Pío Barrán en su modesta casona alberga una exhibición de objetos y antigüedades que ha coleccionado durante toda su vida; libros, fotos, algunas figurillas prehispánicas hasta muebles de época, y todo sobre la vida y obra de Agustín Lara. Pero lo que más llama la atención son sus animales exóticos que deambulan por toda la propiedad, como cocodrilos, lagartos, tortugas y aves.