Entre ceibas, cedros y palmas reales permanecen las huellas de los primeros pasos de Cortés y al navegar por la playa uno se imagina aquellos galeones ibéricos. La playa de dunas y arenas finas que abraza el río tiene un horizonte de gaviotas y pelícanos en una infinita extensión de laderas arenosas acariciadas por el mar.
Desde el puente colgante que cruza el río se admira una vista del pueblo con calles de piedra. Una casona del siglo XVI de piedra y canto, se considera la primera construida por los españoles en nuestro país, es la casa de Hernán Cortés, aunque él nunca habitó en ella, funcionó más bien como almacén y aduana, los troncos y raíces apenas permiten intuir algunas habitaciones, y todavía quedan evidencias de lo que pudo ser una caballeriza y un tapiche, así como el histórico árbol La Ceiba en donde amarraron sus galeones los conquistadores.
La Ermita del Rosario due erigida entre 1523 y 1524 por los franciscanos, en teoría, es la primera iglesia de América, cuya fachada presenta una espadaña para tres campanas y cuyo atrio ostenta las catorce estaciones del Vía Crucis, elaboradas con Talavera de la Reina. En el interior están un Cristo y dos Virgenes que datan de la misma época y una pila bautismal hecha de piedra volcánica por manos autóctonas y donde fue bautizado el primer indígena.
La Antigua resulta un destino para nadar, pescar, hacer kayak y rafting. Recomendamos un paseo en lancha por el río Huitzilapan. Los paseos se realizan diario desde las ocho de la mañana. En la playa hay motos acuáticas, bananas, torneos de pesca, voleibol y futbol playeros. Los apasionados de las alturas encuentran aquí un buen destino para hacer parapente cuyo escenario puede ser el mar o las dunas.
Aquí hay varios restaurantes que ofrecen variedad de mariscos y pescados obtenidos del río y la playa, un platillo típico son los camarones enchipotlados y el agua de zapote domingo.