Antes de la actual Catedral en la ciudad de Zacatecas existieron dos templos: uno levantado hacia 1567, el cual no duró más de medio siglo y debió ser sustituido por una segunda iglesia construida a partir de 1612, sin embargo, su deterioro fue tal que en 1718 se llevó a cabo la construcción de la actual catedral, concluida en 1745, aunque su torre sur fue terminada casi 30 años después. Mientras la torre norte debió esperar hasta iniciado el siglo XX para ser edificada. Para entonces el templo ya había sido elevado a categoría de catedral en 1862.
A diferencia de otras catedrales de México, la de la ciudad de Zacatecas no posee atrio, pero más que hacerle falta es una virtud, la cual aproxima el arte de su fachada a la mirada cercana del peatón que circula por la calle Hidalgo. Al paso se encuentran sus columnas, adornadas con exuberante vegetación que suben y envuelven en vides a los doce apóstoles que habitan los nichos, a Jesús, a la Virgen María y a Dios Padre quien desde el remate del conjunto admira este barroco exuberante: un paraíso con angelitos, conchas y mascarones labrados minuciosamente en cantera rosada.
Es conocido que en épocas pasadas el interior de la Catedral de la ciudad de Zacatecas contó con bellos retablos de madera dorada, sin embargo, en la actualidad posee altares neoclásicos de cantera en los laterales. Para devolverle parte de su antiguo esplendor en el año 2010 se inauguró un nuevo retablo principal, obra comisionada al artista michoacano Javier Marín, quien, con su particular estilo, logró crear un potente efecto emocional donde la Virgen de la Asunción, patrona del templo, resalta al centro, acompañada de Santa Ana, San Joaquín y otros nueve santos, todos ellos cobijados por un retablo de 17 metros de altura que juega con la geometría de prismas alargados, hechos en madera de abedul finlandés, recubiertos con hoja de oro zacatecano, extraído de las minas de Mazapil.
A un costado de la catedral se encuentra la Plaza de Armas que en la actualidad cuenta con un espacio más amplio y limpio, ideal para realizar eventos culturales y artísticos donde más personas pueden asistir. En esta plaza se encuentra el Palacio de Gobierno, edificio construido a principios del siglo XVII, el cual perteneció a diversos personajes de la élite virreinal zacatecana y desde 1834 es sede del poder ejecutivo.
Al subir por el callejón Veyna, al lado de la Casa de la Mala Noche, se llega al Templo de Santo Domingo, construcción de estilo barroco erigido entre 1746 y 1749 por frailes jesuitas, quienes años más tarde, en 1767, fueron expulsados de la Nueva España. A partir de entonces el sitio fue presidido por frailes dominicos. Su interior es el mejor conservado de los templos de zacatecas, así lo muestran sus ocho magníficos retablos barrocos de madera dorada. En la sacristía se resguardan varios óleos de Francisco Martínez donde se cuenta la pasión de Jesús.
Siguiendo la calle Dr. Ignacio hierro se llega al Templo de San Agustín, edificado en 1782 por religiosos agustinos. En la actualidad su fachada luce completamente lisa, sin los adornos barrocos de antaño y ya no se encuentra abierto al culto, el espacio interior es anfitrión de exposiciones artísticas y su alta escalinata, frente a la Plaza Miguel Auza, es utilizada para ofrecer eventos artísticos los fines de semana.
Cuando los frailes franciscanos fundaron el Ex Convento de San Francisco en el siglo XVI, comenzaron aquí la evangelización de todo el norte de México. El paso del tiempo derrumbó su techumbre a principios del siglo XX y deteriorando el convento hasta quedar en ruinas. De sus glorias solo se mira su barroca fachada donde aún conserva talladas labranzas. Entre las viejas piedras del convento se encuentra el Museo Rafael Coronel que ha aprovechado estos vestigios, ahora conservados y con bellos jardines para crear un ambiente único.
En la calle De Jesús se llega a la Capilla de Mexicapán, restaurada en 1994, tras haber estado abandonada durante más de medio siglo. su importancia radica en que fue una “capilla de indios” donde se adoctrinaron a los indígenas mexicas traídos a Zacatecas, habitantes de este barrio que lleva el mismo nombre de la ermita construida en 1569.
Al sur del Centro Histórico, detrás del Museo Francisco Goitia se encuentra la Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, el templo más importante construido en Zacatecas en el siglo XX. Su estilo neogótico deja ver líneas largas en su arquitectura, arcos puntados, esbeltos contrafuertes, bóvedas de crucería y pináculos que apuntan al cielo, todos estos elementos la han convertido en un punto muy visitado de la ciudad a pesar de su corta edad, pues comenzó a construirse en 1950 y finalizó hasta el año 2000.