El nombre de la lengua náhuatl proviene del verbo nahuati, “hablar alto”. Náhuatl significa “sonoro, audible”. También ha sido llamada nahua, nahoa, nahualli, mexihca y macehualli.
Los primeros nahuas en llegar al valle de México hablaban el dialecto náhuat, uno de cuyos rasgos es la presencia de la t en vez de la tl que caracterizó al dialecto de Tenochtitlán. El náhuatl pudo haber sido la lengua, o una de las lenguas, de los teotihuacanos y en siglos posteriores de la civilización tolteca.
Los aztecas habñaban el dialecto náhuatl y al extenderse su imperio a través de una gran parte del centro y sur de lo que ahora es la República Mexicana, la lengua se difundió considerablemente. Nunca intentaron imponer su idioma entre los pueblos conquistados, aunque fuentes históricas aseguran que los pueblos tributarios se vieron obligados a entrenar un cuerpo de náhuatlatos o traductores.
En Tenochtitlán el grupo dirigente se preocupaba por el cultivo de la lengua. Existían escuelas y academias en las cuales, entre otras actividades culturales, se enseñaba a la juventud a hablar bien, a memorizar, a recitar y a cantar. En los templos había una escuela asalariada de compositores de poesía y canto al servicio del sacerdocio y la nobleza. En toda comunidad, por pequeña que fuera, había oradores quienes hablaban en las ocasiones solemnes del ciclo de vida. Recitaban los famosos huehuetlatolli o discursos morales, llenos de retórica y metáforas elegantes.
La poesía azteca era cantada y bailada, los temas eran los héroes, la historia, la vida y la muerte, cargados de significación religiosa. También componían himnos a los dioses, los teocuícatl y los yaocuícatl.
LA ESCRITURA
La escritura nahua prehispánica era como un conjunto de elementos pictográficos, ideográficos y fonéticos. La fase más elemental, la pictográfica, es la simple expresión objetiva, por ejemplo, si se deseaba indicar un árbol, se dibujaba el árbol. En la ideográfica se utilizaba un glifo para señalar un concepto difícil de dibujar, por ejemplo, en el caso del habla, se pintaba una vírgula que salía de la boca de un individuo. En la escritura fonética se dibujaba la figura de un objeto para indicar un sonido, que muchas veces no tenía conexión con el objeto, por ejemplo, el símbolo para el agua indicaba el sonido de la “a”; un frijol indicaba la “e”.
Este conjunto de elementos llegó a formar todo un sistema de escritura ya que tanto los cronistas indígenas como los españoles nos hablan de libros históricos, legales, fiscales, geográficos, calendáricos y de otros tipos hasta ahora desconocidos para nosotros.
El náhuatl clásico usaba un juego de 15 consonantes y cuatro vocales largas y cortas. Su gramática hacía mucho uso de sufijos y prefijos, reduplicación de sílabas y palabras compuestas. De la lengua náhuatl proceden varias palabras que han pasado al español como aguacate, cacahuate, cacao, camote, coyote, chile, chocolate, mole, tamal, tiza, tomate, zopilote.
LA NUMERACIÓN
Los números de los aztecas estaban representados por diversos símbolos, en ciertos casos existían varios símbolos para identificar un mismo número.
Características del sistema de numeración azteca:
– Empleaban un sistema vigesimal, o sea, de base 20.
– Al escribir dos o más símbolos juntos, se suman los valores asignados a cada símbolo. Un símbolo puede repetirse hasta nueve veces.
Las obras literarias en náhuatl previas a la conquista usaban la forma de escritura pictográfica que seguramente se usó para conservar las tradiciones orales. Una de las mayores labores culturales de los antiguos nahuas fue el registro de textos en libros escritos. Estos libros, que nosotros llamamos códices, eran fabricados de fina piel de venado o de papel, y doblados en forma de biombo. En ellos se encuentra la primera grafía de la lengua náhuatl que conocemos con seguridad, aunque es posible que existan caracteres en monumentos arqueológicos de pueblos nahuas anteriores a los aztecas.
La desaparición de muchos de los libros antiguos ha dificultado una reconstrucción satisfactoria del sistema de escritura prehispánico. La existencia de diversos códices coloniales, que aún contienen glifos, son una valiosa herramienta de información.
La introducción del alfabeto por los frailes españoles jugó un importante papel en la preservación de parte de la cultura azteca, lamentablemente, otra parte fue destruida por los mismos españoles. La obra de Bernardino de Sahagún es de gran importancia pues contiene una investigación enciclopédica sobre la civilización azteca y muchos ejemplos de escritos históricos, religiosos y poéticos, es autor de Historia general de las cosas de la Nueva España. Otros importantes documentos que han sido preservados son la Historia Náhuatl que cubre un periodo de casi 1,000 años y los Anales de Tlatelolco, parte de los cuales cubren el periodo de 1250 a 1525.
El principal códice azteca precolombino que se conoce es el Códice Borbónico, que consigna los calendarios ritual y solar. Entre los pros cortesianos destacan el Códice Mendoza, llamado Mendocino y la Matrícula de Tributos. Aquél trata de la historia mexica desde la fundación de Tenochtitlán hasta la llegada de los españoles, de los tributos que pagaban a los reyes aztecas las provincianas sujetas a ellos y de las costumbres del pueblo tenochca.