Desde el año 3252 a.C. los ciclos de 1040 años concuerdan con laLeyenda de los Soles, así como se muestra en la estela de Tenango, la cual muestra una división en periodos o soles y en cada uno se origina una nueva humanidad y al finalizar se destruye.
Esta leyenda esta presenta en distintas culturas, pero cada una tiene diferencias en el tiempo. El orden de los soles corresponde a Fernando de Alva Ixtlilxóchitl en su Historia de la Nación Chichimeca ya que su duración coincide con los ciclos de 1040 años, exceptuando el segundo y el tercero que entre ambos forman un solo ciclo.
La descripción de los soles se encuentra en Tenango, en la piedra de los soles y en el calendario Azteca. La leyenda cuenta que en un principio no existía nada, sólo el dios Ometecuhtli “Señor de la Dualidad”, que también se presentaba en sus aspectos masculino y femenino como Ometeotl y Omecíhuatl.
Ometecuhtli y Omecihuatl se unieron y conformaron “El Principio Supremo Generador”: Teotl. el espacio fue llenado de materia y Teotl genera a sus cuatro primeros hijos. Los hijos de esta pareja fueron los cuatro Tezcatlipocas. El primero nació rojo y sin piel, lo llamaron Xipe-Tótec “Nuestro Señor el desollado” y era asociado con el este. El segundo nació negro, con garras y colmillos de jaguar, lo llamaron Tezcatlipoca “Espejo negro que humea” y era asociado con el norte. El tercero nació blanco, con cabello rubio y ojos azules, lo llamaron Quetzalcóatl “Serpiente emplumada” y se asociaba con el oeste. el cuarto nació azul, con la mitad de su cuerpo descarnada, lo llamaron Huitzilopochtli “Colibrí zurdo” y se asociaba con el sur.
Con el paso del tiempo los cuatro hermanos se reunieron para hablar de lo que harían y acordaron crear una obra que los venerase y dignificase como dioses. Huitzilopochtli hizo una gran hoguera alrededor de la cual se sentaron para realizar su obra.
Crearon al hombre y lo pusieron en la Tierra y lo llamaron huehuecoyotl, despupes crearon a su mujer, y a los dos los llamaron macehualtin, y les ordenaron tener hijos que les rindieran honores como dioses. Crearon los mares, los lagos, las montañas y pusieron animales en ellas para que el hombre los cazara y se alimentara. Tenían su obra completa, pero se encontraba en tinieblas el Tlaltipac o la Tierra, ya que nunca era de día porque no había sol.
EL PRIMER SOL
Quetzalcóatl tomó la hoguera y la convirtió en un medio sol que no servía, enojado Tezcatlipoca absorbió para sí ese medio sol y se convirtió en un sol completo, siendo muy cálido e impedía que la vida creciera en la tierra, ya que marchitaba inmediatamente cualquier sembradío. La maldad del sol Tezcatlipoca duró hasta que fue derribado de un bastonazo de Quetzalcóatl en un día nahui-ocelotl. Tezcatlipoca cayó en el fondo de un lago y emergió convertido en un jaguar, el cual seguido de un ejército de jaguares, devoró a los gigantes que habitaban en trece años hasta que se acabaron.
Este sol fue llamado tlaltipactonatiuh “sol de tierra” y empezó en el año 1-Caña y terminó en el 4-Jaguar, y duró 676 xiuhmolpillis o años.
EL SEGUNDO SOL
Quetzalcóatl se materializó en el Sol, pero fue más benévolo con la vida, permitiendo que las cosechas se dieran en abundancia y que los hombres fueran felices. Los hombres de esta época se alimentaban de frutas silvestres llamadas acotzintli.
Todo era idílico hasta que un día nahui-ehecatl el jaguar-Tezcatlipoca subió a los cielos y derribó a su hermano de un zarpazo. Cuando cayó, Quetzalcóatl provocó un vendaval que desgarraba los cerros y destruía todo a su paso. Los hombres tenían que caminar encorvados, aferrándose a lo que podían y por esta razón se convirtieron en monos, alimentándose de matlactlomome cohuatl o culebras. Sólo sobrevivió una pareja que se refugió en un gran bosque. Este segundo sol duró 364 xiuhmolpillis y desapareció en el año 4-Viento y fue llamado ehecatonatiuh “sol de viento”.
EL TERCER SOL
Era el turno de Tláloc de hacerse sol y tomar el lugar de Quetzalcóatl. Los descendientes de la pareja de sobrevivientes poblaban la Tierra y se alimentaba de atzinzintli o maíz de agua.
La gente de esta era se corrompió, desatendían los preceptos morales que los dioses les habían inculcado y se dedicaban al robo y homicidio. Quetzalcóatl le ordenó a Xiuhtecuhtli, dios del fuego, que destruyera a la humanidad. Este dios emergió de un gigantesco volcán en un día nahui-quiahuitl, comenzó a llover fuego del cielo, y los hombres atemorizados le rogaron a los dioses que los convirtieran en aves para escapar del holocausto. Los dioses convirtieron a unos en pájaros y a otros en guajolotes y por consejo de Xiuhtecuhtli, sólo sobrevivió una pareja, que se refugió en una cueva muy alta. El tercer sol desapareció en el año 4-Lluvia de fuego, y duró 312 xiuhmolpillis y fue llamado xiuhtonatiuh.
EL CUARTO SOL
Por ordenes de Huitzilopochtli, Chalchuiuhcueye, “la de las faldas de esmeralda”, se convirtió en Sol. Los hombres poblaron de nuevo la Tierra, pero esta vez, bajo el mando de nene y tata, los sobrevivientes de la pasada destrucción. estos hombres siguieron la conducta que los dioses les dictaron, alimetándose de nahui-xochitl “cuatro flor”.
Tezcatlipoca no estaba conforme con toda esta bonanza y corrompe a Chalchiuhcueye, y obliga a destruir por cuarta ocasión ala humanidad. La diosa aparece en la cima del cerro llamado atepetl, en el día nahui-atl, y al momento de encajar su cayado en la tierra comienza a llover.
Por 52 años llovió en el tlaltipac y conmovidos de la desgracia humana, los dioses decidieron convertirlos en peces. el cuarto Sol desapareció en el año 4-Agua y duró 676 xiuhmolpillis, y fue llamado atonatiuh “sol de agua”. Llovió tanto que al final los cielos perdieron el equilibrio y se derrumbaron sobre el tlaltipac. Los dioses decidieron reparar su error y en un año ce-tochtli se reunieron en Teotihuacán para deliberar sobre lo que iban a hacer.
Los cuatro hermanos crearon a cuatro hombres: Atemoc, Itzacoatl, Itzmaliza y Tenoch, luego entraron en la tierra y emergieron en los cuatro puntos cardinales, cada uno convertido en un frondoso árbol. Levantaron los trece cielos y los colocaron en la forma en la que ahora los conocemos, pusieron las estrellas y reconstruyeron los nueve estratos del Mictlán o inframundo.
Los cuatro hombres se convirtieron en cuatro aves preciosas. Todo quedó ordenado, pero aún no había hombres sobre la Tierra, así que decidieron crear la versión nueva de la humanidad y a falta de materia prima, decidieron bajar a Mictlán, para recoger algún hueso de los antiguos gigantes. Ninguno de los dioses quería bajar a Mictlán, Tezcatlipoca era el idóneo para reinar en la oscuridad, pero no quiso, Huitzilopochtli consideraba que aquello no era una tarea digna para un guerrero, Xipe-Tótec consideraba que la meteria descompuesta no sería buena materia prima, Quetzalcóatl se ofreció para la tarea, uno por uno fue sorteando los nueve vados del inframundo, hasta que llegó frente a la presencia de Mictlantecuhtli y lo convenció de que le diera uno de los huesos que hubiera pertenecido a los antiguos gigantes.
El dios de los muertos se condolió de Quetzalcóatl y le regaló uno de sus huesos, pero cuando el dios iba a medio camino de regreso, Mictlantecuhtli se arrepintió y lo comenzó a perseguir mientras le ordenaba que le regresara su hueso. En su huida, Quetzalcóatl cayó y el hueso se partió a la mitad, Quetzalcóatl sólo pudo recoger una parte y salió huyendo. Quetzalcóatl modeló la figura humana con la mitad del hueso, es por eso que ahora tenemos la mitad de estatura que los antiguos gigantes.
Xipe-Tótec le dió vida al nuevo hombre y lo llamó huehuecoyotl que quiere decir “coyote viejo”. Aún faltaba alimento, así que los dioses decidieron que nuevamente Tezcatlipoca Blanco-Quetzalcóatl, ahora convertido en una hormiga, localizara el Monte del Sustento llamado en náhuatl Tonocaltepetl y que trajera el maíz y las semillas para que se pudieran alimentar los seres humanos.
EL QUINTO SOL
En el mundo aún reinaban las tinieblas, así que los cuatro hermanos reunieron a los demás dioses en Teotihuacán, y una vez ahí, decidieron hacer un nuevo y definitivo sol, uno que fuera eterno, así que necesitarían de dos de ellos, uno para que fuera sol y otro para que fuera luna. El dios llamado Tecucciztecatl “el del caracol marino”, se ofreció como voluntario para ser el sol. Nadie quería ser la luna, ya que nadie quería esa obscura tarea. Al final, todos voltearon a ver a Nanahuatzin, “el bubosillo”, un dios que tenía el cuerpo cubierto de bubas y llagas, pero el corazón de oro y como nadie quería tenerlo cerca, todos lo obligaron a ser la luna.
Los dioses construyeron dos grandes adoratorios, uno junto al otro, el más grande para Tecucciztecatl y el más pequeño para Nanahuatzin. Cada uno se sentó arriba de su pirámide y estuvo ahí sin comer ni dormir para purificar su cuerpo divino.
Tecucciztecatl ofreció en el tonatiuh itzacual o pirámide del sol, manquetzalli (plumas finas), pelotas de oro, espinas rojas de coral precioso y copal muy bueno, el dios se vistió con sus mejores adornos, un hermoso lienzo cubría su cuerpo y el aztacomitl, bello plumaje decoraba su cabeza.
Nanahuatzin no pudo regalar nada tan hermoso, pero ofreció en el meztli itzacual (pirámide de la luna), cañas verdes atadas de tres en tres hasta formar nueve hatos, bolas de heno, espinas de maguey teñidas con su sangre y sus pústulas, para la ocasión vistió un amatzontli (tocado de papel amate) y un maxtli (taparrabo) y estola del mismo material.
Durante trece días los dos dioses hicieron penitencia y ayunaron, preparando sus cuerpos y alamas para la dura tarea que les esperaba. Al termino del plazo, los cuatro dioses creadores hicieron una gran hoguera en la calzada de los muertos, cuyas flamas eran tan grandes que alcanzaban el cielo mismo.
Lo dioses le pidieron a Tecucciztecatl que se arrojara al fuego para que naciera el nuevo sol, pero las llamas lo intimidaron y retocedió, cuatro fueron los intentos por arrojarse a las llamas y en los cuatro retrocedió. Así que Huitzilopochtli le pidió a Nanahuatzin que se arrojara él. Él se arrojó de indemiato a las llamas y Tecucciztecatl, avergonzado de la valerosa acción de ese insignificante dios, se arrojó después de él al fuego. Detrás de ellos se arrojaron un águila y un jaguar. Desde entonces esos animales tienen manchas negras en las plumas y en la piel.
Durante trece días esperaron a que el sol saliera en el horizonte pero no sucedió nada, al amanecer el día catorce, un águila salió de la hoguera llevando un enorme globo luminoso en el pico, el resplandor que éste emitía era suficiente para iluminar todo el tlaltipac, y su calor era benéfico.
También salió de la hoguera un ocelote llevando entre sus garras otro globo igual de luminoso que el primero. Quetzalcóatl pensó que no era bueno que hubiese dos soles, y menos aún cuando Tecucciztecatl se había mostrado tan cobarde. Tomó de las orejas a un conejo que pasaba por ahí y lo arrojó con toda su fuerza contra el segundo globo luminoso, el cual, al recibir el impacto, se opacó y redujo su tamaño, quedando el cuerpo del conejo plasmado para siempre en su rostro.
Los dos cuerpos celestes, Sol y Luna permanecían inmóviles en el firmamento, nuevamente Quetzalcóatl hizo uso de su grandioso poder y, convocando a los vientos les dio movimiento, separándolos para que nunca coincidieran el uno con el otro. Como esto no era suficiente para que el Sol siguiera su curso eterno, exigió que lo alimentaran con chalchiuitl “sangre”, y los dioses decidieron convertirse en su primer alimento.
Ehecatl, dios del viento, fue el encargado de sacrificar a los dioses, uno por uno fueron cayendo inertes ante su cuchillo de obsidiana. Xolotl, hermano gemelo de Quetzalcóatl, se negó a morir y huyó, logró esconderse entre los maizales y se convirtió en mata de maíz que tiene dos cañas, acosado nuevamente, huye y se transforma en maguey de dos cuerpos y por eso se llama Mexelotl.
Ehecatl lo descubre nuevamente y se mete al agua transformándose en el pez monstruoso axolotl, ahí lo atrapa y lo mata. Cuando todos los dioses murieron, Tonatiuh comenzó su interminable camino por el firmamento, pero dejó la advertencia a los pobladores del taltipac, que necesitaría sangre para poder vivir. Es por eso, que el pueblo mexica, heredero directo del poder de Huitzilopochtli, realizaría masivos sacrificios humanos al sol para que siempre tuviera la fuerza suficiente para cruzar los cielos y cumplir su tarea de dar la vida.
Las divinidades se tuvieron que sacrificar para que los seres humanos puedieran vivir. Por esta razón, el nombre que le dieron al pueblo fue el de macehualli o macehual, que significa “Merecido del sacrificio de los dioses”.
En la era del quinto sol se logró el equilibrio cósmico, gracias a que no predominaba ya una sola fuerza. Esta era pudiera terminarse debido a grandes terremotos, pues ese es su nomnbre. Acabará en un año nahui-ollin (4-Movimiento), pero no sabemos cuánto durará, porque aún no vivimos en ella.