Su construcción se llevó a cabo durante dos épocas del país: la europeizada, propia del presidente Porfirio Díaz y la de los gobiernos posrevolucionarios que se oponían al clasicismo. Ambas épocas hicieron de él un edificio majestuoso.
La arquitectura en su exterior es una mezcla de Art Nouveau de figuras clásicas con antiguos seres prehispánicos, en donde conviven La Armonía, La Música y La Inspiración, del escultor Leonardo Bistolfi, con serpientes, coyotes, máscaras y águilas, de Gianetti Fiorenzo.
Cabe destacar su maravillosa cúpula de bronce y sus majestuosos vitrales. En su interior se puede distinguir el diseño basado en los conceptos artísticos posrevolucionarios: los mármoles nacionales, los murales, los acabados en metal mate, las lámparas de ónix, las balaustradas y la geometría del art déco.
Este recinto es la sede de los más importantes eventos artísticos, es impensable pasar por ahí sin observar sus murales de Rivera, Orozco, Siqueiros, Tamayo, González Camarena, Rodríguez Lozano y Montenegro.