En Xcaret, el único aditamento obligatorio para poder acceder a los dos ríos subterráneos es un chaleco salvavidas. Si lo deseas puedes adquirir un visor y aletas en la entrada a los ríos.
Los ríos miden alrededor de 600 metros de largo cada uno, pero si te cansas puedes salirte antes, ya que hay acondicionadas varias salidas durante todo el trayecto.
Para los antiguos mayas, los cenotes eran una especie de puertas al inframundo, de modo que los consideraban como sitios sagrados y en ellos llevaban a cabo ceremonias y rituales.
En Xcaret encontrarás dos cenotes, los cuales se comunican entre sí por uno de los ríos subterráneos, pueden recorrerse a nado y forman parte de una red de canales que se encuentra bajo la península de Yucatán. El agua de lluvia se filtra por el suelo poroso de roca calcárea y circula en forma de corrientes cristalinas, creando un inmenso laberinto en el interior de la tierra.
El Río Maya, aunque también es subterráneo, posee muchos metros de trayecto al aire libre. Pasarás entre una serie de columnas de roca naturales, mientras la suave corriente te conducirá hasta el Pueblo Maya. Podrás refrescarte bajo una cascada, nadarás en una gruta y admirarás una impresionante filigrana de más de 100,000 cristales que muestra decenas de mariposas.
Si quieres vivir la experiencia de los ríos de Xcaret pero prefieres no nadar, puedes optar por el Río del Paraíso. Una balsa te llevará por aguas transparentes a través del Sendero de la Selva Tropical, lo que permitirá presenciar la selva de Quintana Roo y observar diversos animales típicos de la región, como los venados y los monos saraguatos.