Adiós al miedo. La “onda” es atreverse a dar un salto en paracaídas, una hazaña que debes realizar por lo menos una vez en la vida.
La gente cree que el paracaidismo es un ejercicio que pone en riesgo la vida, pero en realidad es una sensación placentera donde ni siquiera sientes vértigo. Es lo más cercano a volar.
Prepárate para lanzarte a unos 2 mil 743 metros desde una avioneta en un salto tándem, llamado así porque te acompaña un instructor que ayuda a maniobrar tus movimientos.
El descenso es a 200 kilómetros por hora, así que evita ponerte una playera de cuello de tortuga, puede lastimarte. Se recomienda portar un atuendo cómodo y sencillo; unos jeans, pants y tenis, que además permita colocar de forma sencilla el overol y los googles que te prestan los guías.
La primera reacción es gritar, pero es lo peor porque es difícil hacerlo en el aire. Además, todas las instrucciones que ensayaste en tierra se te olvidan, pero no hay de qué preocuparse, el especialista te acompaña y lleva consigo un doble paracaídas. Es un minuto de caída libre, así que lo único que te queda por hacer es soltar el cuerpo y disfrutar el momento.
Otras sugerencias: no ingieras bebidas alcohólicas. A quien las consuma se le prohibirá abordar la avioneta. Es importante evitar los alimentos pesados, porque provocan vómito. El peso máximo que se permite es de 110 kilos y, si eres muy alto, coméntalo a la hora de reservar para que el instructor asignado sea de tu misma complexión y tamaño, para una maniobra más sencilla.
Las personas que no son aptas para el paracaidismo son aquellas con problemas cardíacos y presión alta. Tampoco está permitido a embarazadas. Pero es una actividad que pueden disfrutar desde niños hasta adultos mayores.