Este pequeño pueblo minero del siglo XVI es maravilloso por sus edificios coloniales, sus bonitas iglesias y sus túneles subterráneos.
Catalogado como Pueblo Mágico desde 2006, no puedes dejar de visitar la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, frente a la Plaza Juárez. Es una iglesia bonita, decorada en suaves tonos azul cielo, y tiene junto a ella como parte del mismo complejo arquitectónico una pequeña pero muy valiosa Pinacoteca, con obras virreinales de diversos autores, entre ellos el famoso Miguel Cabrera. Algunas obras tienen curiosas ilusiones ópticas e historias misteriosas en torno a su autoría. Otro objeto de culto en la parroquia es el Cristo articulado, con antigüedad de 500 años, se trata de una figura con dientes, cráneo y costillas humanas que yace en una caja de cristal.
La visita no está completa sin recorrer los túneles subterráneos, un acueducto del siglo XVIII que inicia debajo de la parroquia, donde se encontraron algunos restos mortales y un pequeño manantial. Se cree que se construyó para filtrar el agua y evitar daños al templo, pues conecta con un desagüe de la misma época que lleva hasta el arroyo de Piedras Negras, al norte del pueblo. Estos túneles son el mejor lugar para escuchar leyendas.
A unas cuadras de la plaza se ve el Santuario de Guadalupe, con su llamativo cementerio, construidos en la segunda mitad del siglo XVIII. El santuario es de cantera rosa y tiene un estilo sobrio y elegante, con una bella luz. Un muro con pinturas del juicio final lleva al interesante cementerio anexo, edificado a partir de una epidemia que cobró muchas vidas en Real de Asientos por el año 1770. Tiene grandes basamentos de más de un metro de alto con nichos laterales, donde se enterraba a los miembros privilegiados del clero y la sociedad, mientras que en la parte superior se sepultaba a los menos favorecidos. También tenía una sección para los niños difuntos.
Vale la pena subir al Museo Vivo de Cactáceas. Se encuentra en lo alto, a la salida del pueblo, y tiene más de 60 variedades de cactus, que incluyen viejitos, biznagas y diversas suculentas. Desde allí, es fácil subir a la Capilla del Cerrito, para ver el pueblo desde lo alto.
El Templo y Ex Convento del Señor del Tepozán es un conjunto franciscano del siglo XVII donde vivió una importante población de evangelizadores. Con capillas, frescos y reliquias, hoy es un agradable museo que, entre otras cosas, guarda instrumentos autóctonos y habla sobre la vida de los esclavos africanos que fueron traídos a trabajar las minas de la zona.