Existe un pueblo que sabe trabajar la madera, dialogar con ella, moldearla hasta darle el aspecto que la mente imagina. Es Apaseo El Alto. La tradición comenzó hace más de sesenta años con un maestro como Domingo García, ahora los artesanos se cuentan en cientos. Y si antes utilizaban madera de patol y de sabino para contar sus sueños, ahora lo hacen con cedro, caoba, nogal. Policromadas o estofadas en oro, no importa, sus piezas expresan lo mismo la fuerza de la fe que de lo cotidiano. Se van acumulando entonces arcángeles, retablos, vírgenes con querubines, también caballos y mesas y sillas.