Ubicado a menos de 25 kilómetros de la ciudad de San Luis Potosí, por la carretera que conduce a Zacatecas, se halla este pueblo cuyos orígenes son anteriores a la capital misma.
Esta población, rodeada por áridos y agrestes cerros, cuenta con la presa Alvaro Obregón como su principal atractivo. En ella se realizan deportes acuáticos, paseos en lancha y pesca. Junto a la presa, por el lado oriente se encuentra el Parque-Zoológico de San Luis Potosí, el cual también alberga al Museo de Historia Natural, Don José Vilet.
El turista inquieto, aquel buscador de prodigios, descubrirá un estupendo retablo de 1630 en el templo de San Miguel, un exconvento franciscano del siglo XVI. Dicho retablo, que abarca todo el altar, es de estilo churrigueresco con filigrana, ya está siendo restaurado para beneplácito de todo mundo, aunque debemos admitir, el terminado no es del gusto de la mayoría, porque el dorado es muy intenso.
Para los exploradores existe el reto de buscar las pinturas rupestres en unas cuevas; éstas se atribuyen a tribus trashumantes o guichichiles. Un atractivo adicional de este sitio es la Crucifixión de Semana Santa, para la cual se reúnen infinidad de lugareños y visitantes.