Este antiguo Real de Minas fue el que dio origen a la actual capital del estado.
A finales del siglo XVI registró su mayor bonanza, pero al disminuir su producción argentífera y debido a la escasez de agua, la mayoría de los colonos decidió emigrar al plan de San Luis.
San Pedro es un pueblo casi fantasma que lucha por sobrevivir. La minería es raquítica y el turismo llega los domingos, sin que ello constituya una gran derrama económica.
Visitar este poblado vale la pena por su historia, entorno y tranquilidad; sus ruinas, templos y sus muchos parajes por recorrer. Se encuentra a tan sólo 20 kilómetros de la capital, por una terracería. Existe un mini museo minero y muchas ruinas para fotografiar.
Para los ciclistas de montaña, las múltiples veredas se han convertido en un gran pasatiempo. También para quienes gustan de caminar y escalar cerros. El acceso a los socavones de las minas está restringido, en parte por los peligros que representan.