Los primeros caminos que llevaban a las minas de Zacatecas pasaron por lo que ahora es el estado de Aguascalientes. Y ahí están como memoria de aquellos tiempos el bello centro de su ahora capital, pueblos, haciendas y los mismos restos del Camino Real de Tierra Adentro, en el Pueblo Mágico de Real de Asientos.
Iniciando el viaje en la capital del estado, cuya existencia deriva precisamente de las primeras rutas que se establecieron para abastecer Zacatecas.
Hacia la octava década del siglo XVI, los ataques chichimecas a las caravanas que llevaban granos, ganado, carnes, textiles y otros productos desde el Bajío a las minas de Zacatecas estaban a la orden del día. El gobierno virreinal decidió entonces establecer un poblado de resguardo aquí, junto a un manantial de aguas termales. En 1575, se fundó la Villa Asunción con algunas familias de colonos y un presidio dotado de unos cuantos soldados. La medida no resultó eficaz.
Los hechos de sangre continuaron y en pocos años aquel primerAguascalientes estuvo a punto de ser abandonado. El historiador estadounidense Philip W. Powell, señala en La Guerra Chichimeca que en 1584 quedaban en aquel caserío 17 soldados y un par de vecinos.
La paz llegó en los años siguientes y el rumbo prosperó. En las lomas de los alrededores surgieron pujantes haciendas. Y el presidio, que en 1611 recibió el flamante título de “Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Aguascalientes”, poco a poco creció. A lo largo de los siglos siguientes, se convirtió en una ciudad fastuosa llena de casonas, grandes plazas e iglesias soberbias. No fue gratuito que la UNESCO incluyera el conjunto histórico de la Ciudad de Aguascalientes en el nombramiento del Camino Real de Tierra Adentro como Patrimonio Mundial.
En el centro de la ciudad se puede admirar la grandiosa Catedral Basílica, concluida en 1738, así como la Plaza de Armas, llamada Plaza de la Patria, y que luce en su centro la famosa Exedra, una columna con el águila y la serpiente en lo alto. Lo que fuera la casa de la familia Rincón Gallardo ahora funge como Palacio de Gobierno. Desde ahí, y caminando por la calle Juan de Montoro, se pueden ver varias de las construcciones erigidas en tiempos de Porfirio Díaz por el arquitecto autodidacta Refugio Reyes, como el Archivo Histórico del Estado, el Centro INAH y a la vuelta, sobre Zaragoza, el increíble Templo de San Antonio de Padua, frente al Museo de Aguascalientes.
La siguiente calle al poniente es Guadalupe Victoria, que antaño fue el Camino Real a Zacatecas. Llega a un costado de la Catedral, donde inicia la calle Venustiano Carranza, que a su vez era la salida rumbo a Lagos de Moreno. Esta calle es quizá la más bonita de la ciudad. En sus seis o siete cuadras de longitud se dan cita la Casa de la Cultura, el Museo Regional de Historia, la antigua Iglesia de la Merced y otros edificios antiguos. Va de la Catedral rumbo al poniente, al viejo Barrio de San Marcos, donde está el entrañable jardín y la iglesia del mismo nombre.
En sus orígenes éste fue un barrio tlaxcalteca. Hoy es uno de los mejores sitios para gozar el centro. En las tardes, frente a la iglesia proliferan los puestos de golosinas: elotes y “chascas” (lo que en el sur son los esquites), dulces y frutas secas, algodones de azúcar, churros, rusas (refresco de toronja con limón y chamoy) y tacos, entre otras muchas tentaciones.
Más adelante, en la zona de feria, está la Plaza de Toros Monumental y en la zona sur del centro, el bello Templo del Señor del Encino y el Museo José Guadalupe Posada.
A 19 km al sur del centro de Aguascalientes está el casco de la Hacienda de Peñuelas, otro de los sitios integrado por la UNESCO a la designación del Camino Real de Tierra Adentro como Patrimonio Mundial. Está a 200 metros al oeste de la carretera federal 45 que por acá sigue mas o menos el mismo trazo del camino virreinal ya mencionado que venía del Bajío, pasaba por Lagos y Aguascalientes, y llevaba a Zacatecas.
Establecida en 1612, Peñuelas llegó a ser una de las haciendas más grandes de la región. Fue propiedad de varias familias. su nombre está asociado al del famoso bandolero Juan Chávez, de mediados del siglo XIX, que merodeaba en la zona y de quien se dice que fue hijo ilegítimo del dueño de la hacienda en aquel entonces. El lugar es grande y llamativo. Conserva su casa grande, casas de peones, corrales, trojes y múltiples espacios de trabajo, todos ellos de distintas épocas, desde la Colonia hasta el siglo XX. Destaca su elegante capilla, dotada de un altar de mármol, semejante al de la catedral de Aguascalientes. En su portada luce un medallón que dice: “Se comenzó el 7 de febrero de 1847 y se concluyó en enero de 1852”. Afuera, una pequeña balaustrada imita lo que rodea al Jardín San Marcos. Cerca del casco de la hacienda, algunos puentes de piedra sobre arroyos parecen indicar que por ahí pasaban viejos caminos.
Desde Peñuelas son 22 km en dirección poniente por el aeropuerto y las comunidades de Tanque de los Jiménez y Lumbreras hasta el tercer sitio incluido en la declaratoria de la Unesco: la hermosa Hacienda de Cieneguilla. Propiedad primero de los jesuitas y después de varias de las familias más ricas del país en los siglos XVIII y XIX, llegó a ser la mayor hacienda de Aguascalientes. Miles de cabezas de ganado, además de caballos, mulas y burros pastaban en sus extensísimas praderas. De todo eso sobrevive el casco, en gran medida anterior a 1767, que es una obra maestra de la arquitectura barroca. La casa grande es de un solo piso. Sobre la línea de elegantes ventanales corre una serie de gárgolas exquisitamente labradas en cantera. Igualmente magnífica es la portada de la casa, escondida bajo un pórtico de tres arcos. A un lado está la linda capilla. Su portada de cantera rosa ostenta un arco de entrada mixtilíneo y una original ventana coral polilobulada.
A 5 o 10 km de ahí pasa la carretera federal 71, que sigue de cerca el trazo medio de otro camino importante del siglo XVI: el que provenía de Guadalajara y pasaba por Teocaltiche. Los mapas que presenta Powell en sus libros, señalan que tanto el camino del Bajío, como el de Guadalajara se unían en el primitivo poblado de Aguascalientes, de modo que los viajeros continuaban por una ruta ya unificada rumbo a Zacatecas.
Ese camino continuaría mas o menos por donde va ahora la carretera federal 45. Siguiendo por esta otra vía se encontrará con el pueblo de San Francisco de los Romo y sus riquísimas carnitas; luego la Hacienda de San Luis de Letras y sus vinos. En segunda, se ve el camino al oeste rumbo a San José de Gracia, el pueblo donde uno puede disfrutar de las aventuras y los paisajes de uno de los mayores cuerpos de agua del Altiplano, la presa Presidente Calles.
A 31 km de Aguascalientes, tomando hacia el poniente el ramal de 5 km lo llevará a Pabellón de Hidalgo, el último de los cuatro sitios seleccionados como espacios monumentales del estado de Aguascalientes para ser incluidos en el nombramiento de Patrimonio Mundial que la UNESCO otorgó al Camino Real de Tierra Adentro. En este poblado, el tesoro es la antigua Hacienda de San Blas, que al paso de los años se convirtió en una gran propiedad con decenas de miles de hectáreas. Su producción principal fueron granos, en especial trigo, para abastecer las minas de Zacatecas. En los alrededores del pueblo quedan restos de las antiguas presas construidas para irrigar los trigales. Y en el centro de Pabellón de Hidalgo está lo que fue la majestuosa casa grande del siglo XVIII, convertida ahora en el Museo de la Insurgencia. Este museo, que fue el primero en el estado, exhibe una colección de objetos de uso cotidiano en la hacienda, estampas y objetos referentes al cura Miguel Hidalgo y Costilla, exposiciones temporales y una amplia colección de cactáceas de la zona. A un lado está la antigua y primorosa capilla de la hacienda, que ahora funge como parroquia del pueblo. Sus detalles barrocos la vuelven una construcción magistral. Cerca de aquí seguía el viejo camino agrícola rumbo a Zacatecas, hasta juntarse unos 30 km más al norte con el principal, el de México a Zacatecas, es decir, el que mejor llevaba por nombre Camino Real de Tierra Adentro.
El camino sigue en dirección noroeste hacia un presidio llamado Las Bocas en un sitio desconocido, pero cercano al punto donde se unenAguascalientes, Zacatecas y Jalisco. Y luego, el camino continuaba con el mismo rumbo hasta el presidio de Ciénega Grande. El presidio ya no existe, pero sí está el poblado de este nombre en Aguascalientes.
Llegando a Tepezalá, un viejo poblado ubicado en una sierra que lleva ese nombre o el de Asientos. Desde el siglo XVI hubo ahí explotación minera y en 1573 también se estableció ahí un presidio. El pueblo ahora es pequeño y está bien arreglado. A 12 km al oriente ´de ahí, del otro lado de la sierra está Real de Asientos, cuyo nombre deriva de que el fundador de Zacatecas, Diego de Ibarra, tuvo aquí desde mediados del siglo XVI una hacienda de beneficio a la que se llamó “los Asientos de Ibarra”. Sobra decir que este pueblo, que en 2006 fue nombrado Pueblo Mágico, está lleno de hermosos rincones como su Parroquia de Nuestra Señora de Belén, la Casa del Minero o el Santuario de Guadalupe, entre otros.
IMPERDIBLE:
– Hacienda de Peñuelas
Se reciben visitas grupales, previo permiso gestionado por la Secretaría de Turismo del Estado de Aguascalientes.
Teléfono: 01 (449) 910 2088.
– Hacienda de Cieneguilla
Las áreas exteriores se pueden visitar en cualquier momento. La casa grande es propiedad privada.
– Museo de la Insurgencia
Abre de martes a domingo de 11:00 a 18:00 horas. Entrada libre.
DONDE DORMIR:
– Gran Hotel Alameda
Elegante, cómodo y a sólo cinco minutos de la Plaza de la Patria.
Av. Alameda 821, esq. Av. Tecnológico, Héroes, Aguascalientes, Ags.
Teléfonos: 01 (449) 970 3800 y 01 (800) 640 8882.
www.granalameda.com
PARA COMER:
Tres platillos locales que podemos recomendar son: el lechón, una especie de versión de Aguascalientes de las carnitas estilo Michoacán, es una delicia al alcance de todos los bolsillos. Las carnitas de San Francisco de los Romo también son legendarias. El pueblo es casi un suburbio de la capital. El tercer platillo es el chile Aguascalientes, que es como una variante local del chile en nogada, sólo que preparado con chile ancho. El mejor sitio para probarlo es el restaurante Barcelonett, del Gran Hotel Alameda.
Para ir a tomar un café o una copa por la tarde o noche, vaya a las calles Venustiano Carranza, J.F. Elizondo y nieto, situadas entre la Plaza de la Patria y el Jardín de San Marcos. Ahí encontrará restaurantes, cafecitos, bares, galerías de arte, entre otros. Recomendamos en ese rumbo la Mezcalería Las Palomas y la Pulquería Posada que, aunque no lo crea, ofrece sabrosos curados y pulque natural hecho con magueyes de la zona.