Historia de la Delegación Cuauhtémoc, Ciudad de México
Esta delegación es tan grande que constituye en sí misma una ciudad. En su corazón estuvo el islote donde los mexicas fundaron en 1325 México-Tenochtitlán. En la zona existen monumentos prehispánicos y coloniales, restaurantes clásicos y novedosos donde se puede comer al aire libre como en las ciudades europeas, hoteles de época y modernos como la Torre Libertad, rascacielos ubicados en Paseo de la Reforma donde se encuentra el Torre St. Regis Hotel, museos y galerías, teatros y centros culturales, mercados, almacenes, negocios y parques como el España y el México.
En la época prehispánica el comercio estaba establecido en Tlatelolco, actualmente se ha afianzado en esta demarcación y se lleva a cabo en mercados públicos como el de Tepito, La Lagunilla y el Abelardo Rodríguez decorado por muralistas. En algunas calles los comercios se especializan en la venta de artículos específicos. En la calle de República del Salvador se venden artículos electrónicos, en Victoria lámapras y materiales de electricidad, y en Belisario Domínguez se elaboran impresos para bodas y fiestas.
Durante la Colonia este núcleo central de la ciudad creció al absorber los barrios y poblados cercanos. En el siglo XIX y principios del XX surgieron nuevas urbanizaciones que tuvieron su origen en barrios y pueblos antiguos y en algunas haciendas que se instalaron en las grandes extensiones cultivables de la zona. Colinda al norte con Azcapotzalco y Gustavo A. Madero, al sur con Iztacalco y Benito Juárez, al poniente con Miguel Hidalgo, y al oriente con Venustiano Carranza.
En esta delegación se encuentra el Centro Histórico de la capital y en ella se resume el arraigo que le profesan sus habitantes a partir de 1548, cuando fue bautizada por Cédula Real como “Muy Noble, Insigne y Real Ciudad de México”. Lleva el nombre del último emperador azteca, quien fuera hecho prisionero por Hernán Cortés en 1521.
Cuenta con 34 colonias que sufrieron casi en su totalidad los estragos del sismo de septiembre de 1985 que derrumbó edificios, hoteles, casas y centros de trabajo. Es imposible no mencionar las colonias Buenavista, Buenos Aires, Cuauhtémoc, Doctores, Ex Hipódromo de Peralvillo, Peralvillo, Guerrero, Hipódromo, Hipódromo Condesa, Obrera, Roma, San Rafael, San Simón, Santa María Insurgentes y Santa MAría la Ribera.
Algarín surgió en los primeros años del siglo XX y a sus calles principales se les dio el nombre de Algarín (hoy José Peón Contreras), Casa del Niño y Hospicio de Niños Expósitos, que fue inaugurado en 1905, y demolido durante el gobierno del presidente Gustavo Díaz Ordaz para alojar cuarteles destinados al cuerpo de Guardias Presidenciales. Actualmente sus calles llevan el nombre de escritores y periodistas.
La urbanización de la colonia Atlampla data de finales del siglo XIX, cuando se inició la construcción del Ferrocarril Central Mexicano. Por Atlampla pasaron un gran número de vías que desembocaban en las grandes fábricas que se establecieron en el rumbo. Su nombre viene del náhuatl “atl”, “amaxactli” y “pan” (donde el agua se divide). En la época prehispánica, los ríos de Azcapotzalco y de Tlalnepantla se separaban allí.
Los terrenos que se fraccionaron en el siglo XVIII para fundar la colonia Buenavista eran propiedad de Miguel Pérez de Santa Cruz Andoboya, Marqués de Buenavista. Por este lugar pasaba el acueducto de Santa Fe que conducía el agua a la Caja de la Mariscala, que se ubica cerca del Palacio de Bellas Artes. En la colonia se encuentra el edificio colonial que aloja el Museo de San Carlos, que posee un patio interior ovalado. En la Calzada de San Cosme, cerca del museo, hubo grandes huertas que fueron fraccionadas cuando en 1871 fue demolida la arquería del acueducto.
Aquí estuvo la terminal del Ferrocarril Mexicano, construida por Antonio Escandón, en lo que fuera la casa de Ignacio Cortina Chávez, e inaugurada en 1873. Entonces se abrió la calle de Buenavista que conducía a la estación ferroviaria, cuyo edificio principal ocupaba los terrenos donde se encuentra actualmente la Delegación Cuauhtémoc , por esa razón se le llamaba Estación Central de Buenavista. Fue demolida en 1958 cuando se abrió la prolongación de la calle de Buenavista hacia el norte con el nombre de Avenida Central y se ensancharon las calles de Aldama, Violeta e Insurgentes Norte. La nueva estación de Buenavista se inauguró en 1961 y dejó de operar en el año 2000, dando un fin dramático al transporte ferroviario del país, a contrapelo de lo que ocurre en las naciones más desarrolladas. En los predios contiguos a la estación se construyó la fallida megabiblioteca José Vasconcelos, inaugurada sin terminar en el 2006 y actualmente permanece cerrada.
La colonia Condesa se ha vuelto un punto de encuentro en sus restaurantes y cafés, y un corredor cultural gracias a sus magníficas librerías y el Centro de Lectura Condesa. Según el presidente del Consejo de la Crónica de la Ciudad de México, Guillermo Tovar de Teresa, el nombre de Condesa procede de la propietaria de la hacienda, la tercera condesa de Miravalle, doña María Magdalena Dávalos de Bracamontes y Orozco. La hacienda comprendía lo que ahora conocemos como las colonias Roma, Condesa, Hipódromo y parte de Tacubaya. En el último tercio del siglo XIX la hacienda fue adquirida por Dolores Escandón y Arango, quien la heredó a su hija. Las escrituras públicas de esta colonia están fechadas el 30 de diciembre de 1902. Su enorme extensión se pobló dando origen a otras colonias como la Roma Norte, Roma Sur e Hipódromo Condesa. Entre las construcciones emblemáticas de la Condesa se encuentran el Palacio de Hierro, construido en lo que fuera la Plaza de Toros y los llamados edificios Condesa que ocupan toda una manzana, dividida en dos por una privada, construidos por el arquitecto inglés George W. Cook entre 1911 y 1925. En lo que fue el cine Bella Época se levanta hoy la Librería Rosario Castellanos, del Fondo Cultural Económico.
La colonia Doctores surgió en 1889, en los terrenos de La Indianilla propiedad de don Francisco Lascuráin, ubicada al sur de la Garita de Belén. Oficialmente se llamó Colonia Hidalgo, pero como sus calles y avenidas tienen nombres de médicos se le fue concediendo su sobrenombre.
La colonia Roma fue establecida el 30 de diciembre de 1902, y en ella se conjugaron de manera especial tres factores fundamentales que la distinguen de sus contemporáneas, el urbano, el arquitectónico y el social. Sus calles tenían una anchura de 20 metros, las de Orizaba y Yucatán estrenaron algo nunca antes visto, camellones con pasto, la antigua Avenida Veracruz, hoy Insurgentes, medía 30 metros de ancho, y la Avenida Jalisco, hoy Álvaro Obregón, medía 45 metros de ancho. La nomneclatura de calles y avenidas resultó una novedad al llevar los nombres de estados y ciudades de la República Mexicana. En el corazón de esta colonia se trazó un hermoso jardín, el Parque Roma, hoy Plaza Río de Janeiro, que muestra en su centro una sencilla fuente circular, rematada por una copia de la célebre escultura del David de Miguel Ángel.
La colonia Roma fue una zona donde se construyeron los últimos prototipos de la arquitectura art nouveau, ecléctica y afrancesada que caracterizaron al régimen del presidente Porfirio Díaz. Aún conservan espléndidos inmuebles convertidos en monumentos artísticos como el Castillo de las Brujas, la Sagrada Familia, la Casa Universitaria del Libro, el Instituto Renacimiento, el edificio Balmori, el Centro Gallego y el mercado El Parián.
A un costado de la Avenida Álvaro Obregón permanecen varios inmuebles atractivos de la época inicial como el Edificio Francia, la Casa Lamm y comercios de tradición, entre ellos la tradicional fuente de sodas La Bella Italia y los famosos cafés chinos.
El antiguo barrio de Romita, ubicado a unos metros de la Avenida Cuauhtémoc, conserva un ambiente típico de plaza de pueblo y allí se encuentra el templo de Santa María de la Natividad, que data del siglo XVI.
El trazo de las calles en la colonia Hipódromo rompió totalmente con el tradicional sistema reticular empleado hasta 1925 en la creación de nuevos fraccionamientos. Fue establecida en el terreno que ocupó el Hipódromo de la Condesa, inaugurado el 23 de octubre de 1910, cuyo acceso se encontraba en una parte de la actual Avenida Nuevo León. Su calle principal es la Avenida del Hipódromo, hoy Ámsterdam, que sigue la forma oval de una pista de carreras. Sobre ella se diseñaron los glorietas Popocatépetl, Citlaltépetl e Iztaccíhuatl, y en su camellón arbolado se colocaron varias bancas de concreto para el descanso, revestidas con azulejos y unidas a un poste de alumbrado en forma de farol, El Parque México, símbolo de la Hipódromo, fue inaugurado el 6 de diciembre de 1927.
La colonia Peralvillo se estableció cuando se fraccionaron los terrenos de San José o los Cuartos de la Cuchilla del Fraile, propiedad de Carlos David de Gheest. En 1910, la Compañía de Terrenos de Peralvillo fraccionó otros dos lotes que completaron su perímetro actual. Manuel Rivera Cambas cuenta en “México pintoresco, artístico y monumental” que en Pralvillo hubo gran número de mesones y que en las casas de vecindad se encontraba la última capa de la población más pobre. La Garita de Peralvillo comunicaba la ciudad del virreinato con el norte.
La colonia San Rafael cuenta con algunas construcciones emblemáticas del siglo XX, la agencia funeraria Gayosso, en la calle de Sullivan, el Hotel Plaza construido por Alberto Pani, la casa que construyó Luis Barragán en la calle de Altamirano No. 10, el edificio de apartamentos de Augusto Álvarez, y el Cine Ópera, famoso por sus detalles art ´déco, ambas en la calle de Serapio Rendón. Y recibe a un público asiduo y entusiasta en los teatros Virginia Fábregas, así como el Centro Cultural del Teatro Manolo Fábregas. San Rafael se caracteriza por sus privadas, espacios habitacionales compuestos por casas independientes con un patio común. Entre ellas las de MAuricio de María y Campos, Antonio Caso, Manuel Gorzope, José G. de la Lama, Antonio Rivas Mercado, Francisco J. Serrano y Francisco Somera. En la calle de Sadi Carnot se desarrolló a partir de la segunda década del siglo XX un corredor educativo, con la readaptación de los edificios del porfiriato.
Los Potreros de la Horca dieron origen a la Colonia de los Arquitectos, llamada así porque el ingeniero Somera se la ofreció en venta a los arquitectos y alumnos de arquitectura de la Escuela de Bellas Artes. Posteriormente la señora Josefa Terreros viuda de Algara y sus hijos vendieron el rancho San Rafael a Enrique Trón, León Signorel y Eduardo García, quienes fraccionaron los terrenos adquiridos. Finalmente, los terrenos del Rancho Casablanca dieron lugar junto con Arquitectos y San Rafael a la colonia.
La colonia Santa María la Ribera surgió al fraccionarse el Rancho Santa María. Los terrenos fueron comprados por don Estanislao Flores en 1842, quien fundó la empresa Flores y Hermanos, en 1861 había nacido uno de los primeros fraccionamientos modernos completamente consolidado, y 35 años después el conjunto habitacional creció desde Nonoalco hasta la Ribera de San Cosme. Fue residencia de gente adinerada y de comerciantes, profesionistas y burócratas, por esa razón su arquitectura es tan variada.
Tepito es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad. Retomó la tradición comercial del célebre tianguis de Tlatelolco, convirtiéndose en un lugar de ventas de todo tipo: mercaderías nuevas y usadas, antiguas y recicladas, nacionales e importadas, auténticas y piratas, descontinuadas y robadas. Ello le permite satisfacer el consumo de todos los presupuestos familiares. El barrio es célebre también por su “fayuca”, término que toma su nombre de la mercancía extranjera que estaba prohibida en México para proteger la producción nacional. Se localiza a ocho calles del Centro Histórico, y ha tenido múltiples transformaciones: modesto barrio indígena, miserable enclave colonial, arrabal de la Ciudad de los Palacios, obraje de oficios artesanales, tianguis de abasto popular, punto de referencia en la ciudad de los contrastes, mito, leyenda y realidad social alternativa. La estructura habitacional de Tepito consiste en una serie de vecindades cuyas viviendas están alrededor de un patio común. Estas construcciones se convirtieron en la columna vertebral del barrio, pues el uso del espacio hizo de los tepiteños el gremio artesanal más creativo y productivo de la ciudad. En Tepito han surgido tres figuras míticas como los ex campeones del mundo Raúl “Ratón” Macías y Rubén “El Púas” Olivares. El ícono urbano con el que se identifica a Tepito es un par de zapatos y un par de guantes de boxeo. Pues con trabajo y lucha, fuerza y resistencia, Tepito cimentó sus propios baluartes.
El colectivo de arte mural Tepito Arte Acá es parte de un amplio movimiento cultural popular, “emergente y contestatario”, surgido a principios de los setenta e impulsado por el pintor Daniel Manrique, cuya obra se encuentra en la Universidad Nacional Autónoma de México y en la Universidad Autónoma Metropolitana, como en Canadá, Estados Unidos y Francia. El movimiento integró también a escritores como Armando Ramírez, autor, entre otras novelas, de “Chin chin el teporocho”.