El Parque Luis G. Urbina, mejor conocido como el Parque Hundido, es uno de los más famosos de la ciudad por su original relieve y por sus numerosos atractivos.
Su historia se remonta a la época porfiriana cuando en los terrenos, que alguna vez ocupara la Compañía Ladrillera de la Nochebuena, se sembraron varias especies de árboles creando el bosque de la Nochebuena.
A fines de los años treinta, tras haberse pavimentado y ensanchado la avenida de los Insurgentes, el gobierno decidió aprovechar el bello emplazamiento del bosque de la Nochebuena en un terreno con varios desniveles debidos a la operación de ladrilleras en la zona, para crear un nuevo parque, fue por ello que se acondicionaron jardines, andadores y fuentes para que los habitantes de los alrededores pudieran disfrutarlo.
En 1972, se colocaron varias reproducciones de piezas arqueológicas distribuidas a lo largo de seis rutas: el altiplano, las culturas zapotecas, mayas, olmecas, totonacas y huastecas, con reproducciones artísticas de los pueblos prehispánicos.
Cuenta además con un hermoso Reloj Floral, creado por una prestigiosa casa relojera de Puebla que se localiza al final de una amplia escalinata que conduce a la plaza Dolores del Río, en homenaje a una de las grandes divas del cine nacional.
En otro sector alberga un audiorama, rodeado de una exuberante vegetación, muy apropiado para escuchar música clásica y recitales de poesía. En la esquina de Insurgentes con Porfirio Díaz se erigió una gran estatua ecuestre de Vicente Guerrero, héroe de la independencia nacional.
En este parque se une la belleza natural con las creaciones artísticas de las civilizaciones precolombinas creando un remanso de paz y tranquilidad en medio de la gran ciudad.
Ubiación: Insurgentes Sur esquina Porfirio Díaz.