Podemos decir sin temor a equivocarnos que este pintoresco barrio de Azcapotzalco conserva aún el sabor de la provincia, en él se pueden encontrar las estrechas calles sinuosas que son transitadas por personas con un gesto afable que nos invitan a conocerlos.
Cerrando el paseo que inicia desde el jardín Hidalgo, tenemos la glorieta de los Ahuehuetes, la puerta de entrada de San Juan, en donde con un poco de curiosidad se puede ver como estos centenarios árboles sudan miel. Desde tiempos prehispánicos este lugar está dividido en dos parcialidades: Tepanecas y Mexicanos, rindiéndose culto en el actual templo a los dos santos patronos de cada una de las dos divisiones: San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Otro atractivo lo constituye el panteón vecinal de San Juan, donde se conserva un Cristo milagroso hecho de pasta de caña, y se conmemora de manera tradicional del Día de Muertos.