La ciudad tiene su origen más remoto hacia 1850, en el antiguo rancho “del Torreón”, nombre otorgado por una torre de vigilancia levantada en un extremo de la edificación. Esta propiedad pertenecía a don Leonardo Zuloaga, dueño de gran parte de las tierras de la comarca. Con el tiempo, el lugar se convirtió en una fructífera hacienda hasta la muerte de su fundador en 1865. Con ello empezó la decadencia del latifundio a la viuda de Zuloaga, doña Luisa Ybarra, a vender las tierras. La hacienda fue comprada y las demás tierras divididas. Mientras tanto, la producción de algodón siguió en aumento y la llegada del tren contribuyó al despunte económico de la región pues rompió el aislamiento de la comarca. De ser un territorio casi deshabitado, se convirtió en una población con los más altos índices de crecimiento de la nación. Su nombramiento como ciudad ocurrió el 15 de septiembre de 1907 y para entonces ya contaba con tranvía eléctrico.
Para conocer Torreón el mejor lugar es la Plaza de Armas, antes conocida como Constitución o 2 de Abril. En su centro se levanta un singular quiosco en forma de torre con un reloj en la parte más alta. A esta construcción la rodean decenas de frondosos árboles y una fuente en cada esquina de la plaza.
El primer lugar para visitar, hacia el sur, es el Museo Arocena, que se encuentra frente a la plaza; sin embargo, el acceso es por la calle Cepeda, contigua al edificio. El recinto aloja una de las colecciones más bellas e importantes del arte colonial en el país. Su acervo es extraordinario y abarca alrededor de 300 piezas divididas en dos muestras: Arte del México Virreinal y Arte Europeo. En su pinacoteca se hallan obras de gran valor artístico de autores como Miguel Cabrera y pinturas europeas del siglo XIV. Entre las piezas se observan muebles ingleses y franceses de los siglos XVI y XVII, además de colecciones de arte sacro elaborado en plata. A lo largo de cien años, la familia Arocena reunió estos invaluables objetos artísticos ahora puestos en exhibición en este espacio que también cuenta con una colección de arte prehispánico de México y tiene una sala temporal donde se aprecia arte contemporáneo.
Cruzando la plaza, hacia el norte se llega al Museo de la Moneda apostado en la otrora bóveda del Banco de México en Torreón. Está dedicado a la historia de la numismática en México. La primera sala exhibe monedas conmemorativas de factura reciente. Ya en la bóveda puede verse metal acuñado desde la época de la Colonia hasta la época actual, pasando por todas las etapas históricas de México. A quien guste de este arte, aquí encontrará un interesante recorrido.
En la calle Cepeda está el Teatro Nazas. Antiguamente era un cine; sin embargo, en los años 80 del siglo pasado cerró sus puertas. Luego de una intensa remodelación, en octubre de 2004 fue reabierto. Cuenta con 1445 butacas, una fosa orquestal y un amplio escenario que lo vuelven el teatro más importante de la ciudad. En su vestíbulo de estilo art déco luce el mural titulado Riqueza algodonera, que retrata las etapas agrícolas e industrial de la región. De igual forma, esta antesala funciona como galería para mostrar el trabajo de diversos artistas. Varias calles al oriente del centro histórico, pasando la Gran Plaza, se encuentra el Teatro Isauro Martínez, uno de los más bellos no solo de Coahuila, sino de México. Tal mérito se debe a varios motivos. En primer lugar, está su fachada con elementos que van de lo neogótico a lo morisco con toques bizantinos, una combinación poco usual que por sí misma anuncia teatralidad. El interior de la sala es fastuoso, lleno de elaborados relieves en el arco del escenario, una verdadera filigrana de estuco con representaciones de las culturas europeas y asiáticas antiguas. A los lados del proscenio teatral se levantan altos murales con representaciones de príncipes persas. El plafón del techo no escapa a este detalle. En sus pinturas se observan las etapas de la vida del hombre, quien al centro de la representación se muestra inspirado por las musas. Todo este decorado es obra del maestro español Salvador Tarazona, quien también dejó plasmado su arte en los murales de la actual Sala Carranza en el Palacio de Gobierno de Saltillo.
En la avenida Juárez y el cruce con 5 de Mayo se localiza el punto primigenio de la ciudad, el antiguo casco de la Hacienda de Torreón, que actualmente es sede del Museo del Algodón. En este museo se cuenta la historia de la ciudad y de la región en general, que va de la mano con la transformación del desierto en tierra fértil, por medio del control del agua. Esto permitió que los pequeños cultivos de algodón a principios del siglo XIX se convirtieran en plantaciones extensivas para mediados de ese siglo. Durante el recorrido puede verse la evolución del cultivo y la industria del llamado “oro blanco de La Laguna” por medio de los antiguos implementos y telares manuales hasta la moderna maquinaria usada hoy en día.
Calles al sur del museo, pasando las vías del tren, se haya una singular construcción de principios del siglo XX conocida como Casa del Cerro. Fue vivienda de Federico Wulff, ingeniero estadounidense encargado de realizar el trazo de las calles del Centro Histórico de Torreón. Como museo exhibe algunos objetos de uso cotidiano de la familia Wulff, como resulta muy avanzada para su época por sus diversos ductos para la ropa o la basura; además, se caracteriza por sus habitaciones de forma octagonal, al igual que su cimiento. Durante la Revolución el inmueble fue rentado al consulado estadounidense, lo cual ayudó a mantenerla casi intacta.
En el Blvd. Revolución, en dirección hacia la Plaza de Armas, se llega al Museo del Ferrocarril, otro de los recintos emblemáticos de la ciudad por lo que éstas máquinas significaron para el desarrollo de la comarca y el resto del estado. En 1888 la antigua Hacienda de Torreón se convirtió en cruce de los ferrocarriles Central Mexicano e Internacional, detonando la actividad. En un lapso corto la hacienda creció a villa y para 1907 se transformó en ciudad. El actual museo es mudo testigo de esa historia; anteriormente era una bodega de fierros en desuso del ferrocarril, pero esos mismosdesechos fueron convertidos en piezas de exhibición. También se habilitaron cinco vagones que llevan por nombres vagón de la ciencia, audiovisual, ludoteca, campamento y enfermería, cada uno de ellos representativo de los usos que tenían o para realizar actividades con los visitantes.
El Bosque Venustiano Carranza resguarda uno de los espacios más representativos de la ciudad, el Museo Regional de La Laguna. Recorrer sus pasillos es adentrarse en el conocimiento de las antiguas culturas establecidas en la Comarca Lagunera, que comprende la extensión de tierra bañada por los cauces de los ríos Aguanaval y Nazas. La sala principal está dedicada a la arqueolgía regional, ilustrando las formas de vida, creencias, actividades y rituales de los habitantes del desierto. Se pueden apreciar objetos de uso cotidiano como bolsas, sandalias o canastos tejidos, así como instrumentos de caza: arcos, flechas, un atlatl o el palo conejero, arma parecida al boomerang. Una de las piezas principales es un bulto mortuorio encontrado en la cueva de la Candelaria, lo cual nos habla de las prácticas funerarias de estos habitantes. En las salas subsecuentes se halla una colección de piezas arqueológicas provenientes de distintas culturas mesoamericanas.
Cerca del Bosque Venustiano Carranza se encuentra otro recinto glorioso, es el Museo de la Revolución, donde se relatan los principales sucesos del movimiento armado. La primera parte está dedicada a los acontecimientos ocurridos en esta ciudad. Después se da cuenta del golpe de estado de Victoriano Huerta y del levantamiento de Venustiano Carranza. Algunas de las piezas destacadas del museo son el acta de nacimiento de Francisco I. Madero y la máscara mortuoria de Francisco Villa. El recinto es acogido por un hermoso chalet construido por el doctor J. Wong Lim en 1905. En la parte alta se ubica una hermosa sala de exhibiciones.
El complejo industrial Peñoles es el marco donde se encuentra el Museo de los Metales. A lo largo de sus nueve salas permanentes se da cuenta de los recursos minerales que existen en México. Se muestra la importancia de la actividad minero-metalúrgica y cómo esta se expresa en la vida cotidiana por medio de los productos que usamos. Durante la visita se observarán diferentes clases de rocas minerales y se explicarán las técnicas de suturación y separación de metales, así como la utilización que las diversas culturas le han dado a estos a través de la historia. Al final del recorrido se muestran los actuales usos industriales de los metales y su aplicación en áreas como la medicina, industria automotriz, arquitectura y aeronáutica.
Visitar el Cristo de las Noas es otro básico en Torreón. Se puede llegar en auto o subiendo los 576 escalones desde las faldas del cerro. Al llegar, una imponente escultura de Cristo se levanta con los brazos abiertos y túnica blanca. La figura es obra del escultor Vladimir Alvarado. Está hecha de concreto armado y pesa 580 toneladas. Su altura alcanza los 21.8 metros y se considera la tercera más alta de Latinoamérica. A espaldas de la escultura se encuentra su santuario, inaugurado en 1883. En el interior se pueden conocer la capilla de los Mártires de Cristo Rey del lado izquierdo y la capilla de la Virgen de la Leche, al lado derecho. El Cristo de las Noas toma su nombre de la planta cactácea que abunda en esta sierra del mismo nombre, un par de ejemplares se ubica a los pies de la escultura. Desde lo alto de este santuario se logra una vista panorámica de la ciudad de Torreón, Gómez Palacio y parte de Lerdo.
Al oriente del Centro Histórico se encuentra una de las áreas públicas de mayor tradición en la ciudad, la Alameda Zaragoza. Diariamente por esta plaza converge buena parte de la vida en el centro. Se trata de un lugar que conjuga esparcimiento y cultura, pues dentro de sus límites se haya la Biblioteca Pública Municipal, por lo que no es raro encontrar estudiantes en las bancas. Los domingos el sitio se torna en un paseo agradable para los habitantes de Torreón. Los pasillos se llenan de puestos de comida, se instalan algunos juegos mecánicos para alegría de los pequeños, y su quiosco es escenario de actos picarescos o musicales que entretienen a los visitantes. En el extremo sur se encuentran la fuente conocida como El pensador; sin embargo, se trata de una reproducción de una obra de Miguel Ángel, localizada en la Basílica San Lorenzo, en Florencia, y que representa a Lorenzo de Medici.
Al poniente de la alameda, se extiende el Parque Ecológico Fundadores, otro de los jardines remozados que cuenta con amplios espacios para el deporte. A la entrada recibe una cancha con gradas techadas para basquetbol, más adelante un camino lleva en medio de verdes jardines y grandes árboles bajo los cuales reposan bancas para quien guste de un descanso en medio de la tranquilidad. Se llega hasta un lago y más adelante una cascada artificial rodeada de sauces, un paraje muy agradable que incluso se torna escenario para fotos de celebraciones civiles, como bodas. El parque está dedicado a todas las personas que participaron en la fundación, el crecimiento y desarrollo de Torreón.
Al otro lado del centro, se ubica el más reciente de los espacios verdes: el Bosque Urbano, un nuevo centro de encuentro para los laguneros. Antes conocido como Bosque de las Etnias, hoy su espacio es totalmente nuevo. Se construyeron dos lagos artificiales, uno para pesca y otro con lanchas de pedales que pueden ser abordadas en su muelle para dar un paseo alrededor del circuito y se plantaron 500 árboles. Además, cuenta con una tirolesa de 300 metros, planetario y un gran teatro al aire libre con capacidad para 1,200 personas, el cual está equipado para operar como teatro y áreas de conciertos u otros espectáculos. Con 18 hectáreas, este espacio representa el área verde más grande de Torreón. También es posible recorrerlo en bicicleta.
En la comarca lagunera no solo el calor es intenso, también lo es la pasión por el futbol y en Torreón los ánimos suben más la temperatura cada vez que el Club Santos Laguna sale a la cancha del Estadio Corona para disputar sus encuentros como local, donde miles de personas lo apoyan. Con una gran historia en un corto tiempo, el equipo y la afición cuentan con nuevas y modernas instalaciones desde noviembre de 2009, fecha en que se inauguró el actual estadio con capacidad para 30 mil aficionados. El recinto forma parte del Territorio Santos Modelo (TSM), un complejo deportivo, comercial y educativo muy amplio que seguirá en construcción. Sin duda, el TSM es un proyecto único en su tipo en América Latina, un espacio creado para los aficionados del Santos Laguna, quienes pueden apreciar, en la Sala de Trofeos, cada uno de los títulos obtenidos por el club en las distintas competencias que ha contenido.