A 70 kilómetros de la ciudad de Torreón se llega a la Reserva Ecológica Municipal, declarada así desde 2003. Es una experiencia diferente caminar por el desierto, entre cactáceas, rocas y palmas. Para llegar usted debe contactar algún guía, ya que el camino es un poco complicado.
En el trayecto se pueden conocer conocer lugares escondidos como el Puente Canal, un acueducto y paso de vehículos construido en 1907, atraviesa el lecho del río Aguanaval, que solo algún conocedor de la zona sabrá donde está, pues no existen señalamientos.
El Ejido la Flor de Jimulco es el sitio indicado para iniciar la incursión hacia las faldas de la sierra y el ascenso de la misma. Un recorrido ideal se puede extender por tres días, haciendo campamentos, disfrutando cada parada y descansando lo necesario hasta llegar al punto más alto a 3,120 msnm.
Entre las piedras del camino se puede encontrar fauna local como lagartijas, caramuelas, camaleones y arañas rojas, entre muchos otros animales. Por el lado de la vegetación están presentes los alicoches con sus pitahayas que son comestibles, mezquites, tasajillo, cardenche, lechuguilla, palma datilera y muchas variedades de nopal. También se pueden llegar a encontrar algunos fósiles marinos entre las rocas, recordándonos que estas elevaciones alguna vez fueron suelo marino.
Cuando se alcanzn los 2 mil msnm, el desierto se va tornando en bosque y los imponentes paisajes de altura comienzan a aparecer. Caminar esta sierra también es entender los beneficios de ella, pues es poseedora de los volúmenes más importantes de agua en la región, tanto subterránea como superficial, siendo un factor determinante el equilibrio ecológico de la Comarca Lagunera.