En sus inicios se erigió como una capilla de adobe donde fueron depositados los cuerpos de ocho sacerdotes jesuitas quienes murieron durante la rebelión de los tepehuanes en 1616. Posteriormente sufrió un derrumbe, y tras varias reconstrucciones, se concluyó su edificación en la segunda mitad del siglo XVIII.
Un par de fuentes diseñadas a la manera del siglo XIX dan frescura al pequeño atrio donde se ubica este inmueble, al lado de la hoy Rectoría de la Universidad Juárez de Durango. Por su gran tamaño, en comparación con su portada, sobresale la torre campanario de dos cuerpos constantes entre sí: la forma cilíndrica del primero y sus pilastras jónicas acanaladas, con la forma octagonal del segundo y sus entableradas pilastras. La portada es muy sobria, en la que destacan los pares de las columnas altas y estriadas con capiteles corintios que enmarcan el arco de acceso, en cuya clave se observa la tiara papal.
Una sencilla ventana ilumina el coro, y como remata un frontón semicurvo truncado aloja al escudo del estado duranguense del cual se desprende un par de tiras de laureles. Su interior presentaba una pequeña virgen tiempo atrás. Sobresalen las pinturas antiguas que adornan el templo.
Este recinto fue la capilla del antiguo Colegio Jesuita. A lo largo de su existencia tuvo el honor de haber sido depositaria de los oficios de la Catedral, cuando esta sufrió un voraz incendio.
SU ESCUDO
Un roble con abundante follaje con dos lobos en actitud de correr conforman el escudo de armas del estado de Durango. Tallado con maestría en cantera, este remata la portada del inmueble.
Ubicación: Constitución s/n entre 5 de Febrero y Pino Suárez.