Una parada obligada antes de llegar a Chalma es el Ahuehuete. La primera vez que se va a Chalma se tiene el compromiso de comprar una corona de flores, llevarla puesta y entregarla como ofrenda al llegar al santuario.
En el Ahuehuete se acostumbra bañarse en las aguas que brotan de su manatial, muchos les confieren propiedades curativas y simbólicas, pues se piensa que con esto se llega limpio y con energías renovadas para presentarse ante el Señor de Chalma.
Para muchos este Ahuehuete es sagrado, es el primer paso para alcanzar el siguiente destino, por eso le dejan listones con peticiones o agradecimientos, también fotografías y cruces que amarran en la reja que le rodea.
Junto hay una capilla donde se ha forjado la tradición de ir a bailar a Chalma. Aquí los peregrinos brindan algunos pasos con ritmo y al terminar continúa su camino al santuario, donde podrá volver a bailar.