Este es un museo interactivo de ciencia y tecnología, pero es al mismo tiempo parque temático y centro cultural, donde el conocimiento y la diversión están unidos.
Creado por el Grupo Industrial Alfa, fue inaugurado en 1978. Y a pesar de sus ya más de 35 años de edad ofrece muchos motivos por los cuales visitarlo. El edificio principal, que es donde se encuentra la mayor parte de los espacios museográficos, es tan característico que ya se ha vuelto esencial en el horizonte urbano de Monterrey.
Es un enorme cilindro inclinado de concreto armado, diseñado por el arquitecto Fernando Garza Treviño, y tiene 40 metros de diámetroy 34 de altura máxima.
En la planta baja se encuentra la entrada a la sala de proyección hemisférica IMAX, que en su tipo fue la cuarta en el mundo y la primera en América Latina, aquí también se encuentra el acuario.
En los niveles superiores se muestran dos muestras permanentes. Una lleva el nombre de “Mi Yo” y aborda el cuerpo humano y los rasgos físicos que hacen las diferencias entre las personas. La otra es “Los Antiguos Mexicanos” y exhibe una amplia colección de esculturas y piezas de cerámica prehispánicas, son decenas de obras que poseen un gran valor estético provenientes de todas las subáreas culturales de la antigua Mesoamérica.
Afuera del museo se encuentra el “Pabellón El Niverso” que alberga un gran vitral de 58 metros cuadrados de Rufino Tamayo. En el Jardín de la Ciencia se puede disfrutar de experimentos lúdicos sobre óptica, mecánica, lógica y acústica. También hay un Jardín Prehispánico que exhibe réplicas de grandes piezas escultóricas del México Antiguo.
También vale la pena mencionar el Observatorio Astronómico, el más grande del noreste de México. Cuenta con dos telescopios a través de los cuales los visitantes pueden apreciar el firmamento. Durante el día se puede echar un vistazo al Sol y descubrir los sorprendentes puntos oscuros de las manchas solares.
Junto al estacionamiento se encuentra el Aviario, donde viven más de 300 ejemplares de 20 especies distintasde aves. A ellos se suman otras aves migratorias, especialemnte en invierno, que encuentran aquí un acogedor refugio temporal. Hay máquinas expendedoras de alimento para que los visitantes puedan darles de comer. El planetario cuenta también con cafetería, puestos de golosinas, guardarropa, tienda de regalos y transportación gratuita de y a la Alameda todos los días hábiles.