Una de las artesanías que más identifican al estado, hablar de ellos es internarnos en los dominios de Santa María del Río, la capital mundial de los rebozos; población localizada a 45 kilómetros de San Luis Potosí, por la carretera a Querétaro-México.
De entrada destacan la sobria iglesia dedicada a La Asunción y el claustro-convento de San Francisco (1610) frente a la plaza.
También los puentes que cruzan el río, seco casi todo el año, son dignos de verse, sin dejar a un lado “el Arquillo”, un vetusto y pequeño acueducto.
El ambiente de la ciudad es provinciano, con sus habitantes haciendo vida social en la tienda de la esquina o el domingo que son “días de mercado”, cuando arriban marchantes de comunidades aledañas.
Visitar Santa María en domingo es vivir esa experiencia, sólo que ese día la Escuela de Tejido del Rebozo está de descanso; para visitarla le sugerimos cualquier otro día (que no sea festivo). Otra fecha importante es la primera quincena de agosto, cuando se celbran las fiestas patronales junto con la Feria Nacional del Rebozo.
Pero no sólo ahí se confeccionan los rebozos, en casas particulares, así como en pequeños talleres, se pueden observar los tejedores inmersos en sus tareas. Platicar con ellos es aprender que el rebozo es hecho de artisela o incluso, de poliéster. Pero todavía se pueden conseguir los de seda. Estos, comprobado está, pueden pasar por el ojo de un anillo. Si pasan, es porque son finos. Otras artesanías comunes en la ciudad son los muebles de madera y tejidos, las cajas taraceadas de madera de cedro; instrumentos musicales de cuerda, de madera burda y objetos de ixtle.
En los alrededores también se pueden visitar algunas haciendas, como la Villela, el Fuerte, La Labor y Badillo, entre otras, de gran historia, que decayeron a partir de la Revolcuión y hoy se hallan en ruinas.