En las paredes de un cañón con varias tinajas que suelen llenarse de agua durante el verano, se localiza una serie de pinturas protegidas por las salientes de las rocas; se trata de numerosas figuras zoomorfas, y antropomorfas estilizadas, algunas de las cuales parecen estar adornadas con cuernos y pieles de animales, otras arrojan proyectiles o posiblemente estén danzando, y algunas más parecen llevar pintura corporal.
Entre los diversos motivos geométricos encontramos cuadrados, triángulos, círculos, líneas rectas y onduladas, muchos de ellos combinados, formando complejos diseños.
En varias partes existen superposiciones, lo que indica la larga ocupación de este espacio, que abarca incluso representaciones de elementos del mundo colonial.
Estas pictografía se han atribuido a la etnia comca’ac, quienes reconocen como tradicionales sólo algunos de los diseños.