La costa tabasqueña, donde el sol toca con su dedo de luz las playas de aguas de color azul-verde, no puede estar ajena al cúmulo de riquezas naturales del estado.
Desde luego, no puede competir con las del Pacifico Mexicano y mucho menos con las del Caribe; sin embargo, constituye algunos de los tantos secretos por descubrir de esta entidad del sureste mexicano.
Si bien la costa tabasqueña no es muy amplia, su oferta de diversión y de descanso sí que lo es, como se puede comprobar en las playas de Tupilco, Paraiso, Puerto Ceiba, El Bellote, Chiltepec, entre otras.
Del municipio de Centla, la zona pantanosa por excelencia, destacan la de El Bosque,playa que se encuentra a 12 km de Frontera y donde las aguas del mar, las del rio Grijalva y las de las lagunas cercanas se juntan.
En El Paraiso el visitante se encuentra con las mejores instalaciones turísticas, como alberca, cabañas y habitaciones para hospedaje.
La playa de este centro turístico por excelencia, de 40 m de ancho en su franja más angosta y de 70 en la más ancha, ofrece sufuciente espacio para tomar el sol o disfrutar una compañía de la familia y los amigos la rica gastronomía elaborada con productos del mar.
Toda esta linea que abarca 183 km del litoral del Golfo de México esconde tierra adentro, dos kilómetros aproximadamente, exuberantes y atractivos paisajes, aguas cálidas y suaves arenas; ríos, lagunas y pantanos que enriquecen el acervo turístico del estado y confirma el poema de Carlos Pellicer, ya casi hecho consigna que dice “Agua de Tabasco vengo/agua de Tabasco voy/de agua hermosa es mi abolengo…”.