En el Océano Pacífico, a 260 km al oeste de la costa de Baja California, se encuentra una isla oceánica de origen volcánico. Se trata de la Isla de Guadalupe, que da su nombre a uno de los mamíferos marinos que la pueblan: el lobo fino de Guadalupe.
El lobo fino de Guadalupe también deriva su nombre de su abundante pelo, mismo que fue la causa de que hace ya casi un siglo se extinguiera, debido a la cacería de que fue objeto. No obstante, gracias a los esfuerzos de personas e instituciones gubernamentales y no gubernamentales, ahora no sólo es una especie que permanece, sino que su población se recupera. Como sea, su fragilidad es alta, pues su variabilidad genética es mínima, siendo que toda la población actual desciende de unos pocos animales.
PATAS TRANSFORMADAS EN ALETAS
Como todos los miembros del grupo de los pinnípedos (focas, morsas, lobos y lobos fino), se mueve torpe y pesadamente en tierra, pero en el agua sus movimientos son asombrosamente ágiles. Y también, como todos ellos, tiene hábitos anfibios, pues aunque algunas actividades y etapas de su vida, como el apareamiento, parto, cuidado de los neonatos, descanso y muda, las realizan en tierra, pasan la mayor parte de su vida en el mar, donde obtienen su alimento.
El término pinnipedia deriva del latín pinna, que significa aleta, pala o ala y pedis o pie, y se refiere al grupo de mamíferos del Orden Carnívora, que presenta miembros anteriores y posteriores en forma de aleta y un cuerpo con forma de huso (ancha del centro y alargada de los extremos). Están representados por 34 especies en tres familias: Phocidae, Odobenidae y Otariidae, distribuidas mundialmente en aguas polares, subpolares y templadas. La mayoría son marinos, pero también los hay de agua dulce. Hay 19 especies de fócidos (focas verdaderas); una sola especie de odobénido (morsa) y 14 especies de otáridos (lobo marino y lobo fino).
ÁRBOL GENEALÓGICO
Los pinnípedos se originaron a partir de carnívoros emparentados con los osos, nutrias y lobos terrestres, que incursionaron en los mares y que desarrollaron adaptaciones para la vida acuática a fines del Oligoceno o principios del Mioceno, hace unos 25 millones de años. Los antepasados de los otáridos divergieron a partir de los úrsidos (osos), en la cuenca del Pacífico Norte. El fósil de otárido más antiguo que se ha encontrado fue encontrado en varias localidades de California, y cuenta con una antigüedad de 11 millones de años. Tenía, a diferencia de los actuales, una dentición uniforme y sin diferencias en el tamaño de hembras y machos, entre otras características. Al parecer, a lo largo de los últimos dos millones de años, los otáridos aumentaron de tamaño (sobre todo los machos), cambió la dentición y se dio la diversificación a nivel de género. El lobo fino de Guadalupe es uno de los lobos finos actuales.
ASÍ ES EL LOBO FINO
El macho adulto del lobo fino de Guadalupe es café obscuro con pelaje de color más claro en la melena y las hembras son de un color más claro, y que se extiende hacia las aletas en ambos sexos. La cabeza es grande con un hocico largo y puntiagudo. Tienen pabellón auditivo externo y una estructura pélvica móvil, lo que les permite apoyar las extremidades posteriores para desplazarse en tierra. Los otáridos utilizan las delanteras para propulsarse y las traseras como timón.
El lobo fino prefiere las costas rocosas e irregulares con cuevas o grutas para establecer sus colonias. Los machos adultos pueden alcanzar más de dos metros de altura y pesar hasta 225 kg. Las hembras adultas son más pequeñas. La edad reproductiva la alcanzan a los cinco años de edad, pero la hembra es más longeva, vive alrededor de 23 años. El macho, solamente 13, por lo que cada uno de éstos tiene un harén de entre 4 y 12 hembras, y entablan fuertes luchas por territorios con otros machos. Aparentemente, las hembras eligen al mejor macho y territorio para parir y cuidar a la única cría que procrean cada vez. Al nacer, los “pequeños” pesan aproximadamente cinco kilos y medio y están cubiertos por un pelaje negro llamado “lanugo”, el cual cambia durante el destete por una capa de pelo color oscuro. De siete a ocho días después del parto, la hembra se aparea con el macho y comienza una etapa de alimentación intensiva en el mar, pescando principalmente calamares, lo que da inicio a un ciclo alternado de alimentación con visitas a la costa para amamantar a la cría. En ocasiones la hembra permanece en el mar hasta 13 días y regresa a tierra por cinco o seis días. Se ha calculado que los sitios de alimentación pueden estar a una distancia de hasta 589 km de la colonia.
Este bello animal no es migratorio, entonces las colonias permanecen en el mismo lugar a lo largo del año. Las hembras demuestran conductas agresivas durante el parto, por lo que disminuye su contacto con otros individuos después del alumbramiento. Al pasar de los días, la agresividad disminuye y comienzan a socializar con otros. En las primeras semanas de vida, es fundamental para las crías la compañía de sus madres, pero finalmente, con su mayor movilidad, llega la independencia. A lo largo del periodo de amamantamiento, las hembras se mantienen cercanas a las loberas, por el contrario, los machos adultos luego de la reproducción, abandonan las playas.
LA POBLACIÓN
Hoy día, la población de lobo fino de Guadalupe se estima entre 5,000 y 7,600 individuos, pero se cree que la población antes de su explotación alcanzaba los 200 mil individuos, cuando las colonias reproductivas se distribuían hasta las islas Revillagigedo. Debido a la intensa cacería comercial por su piel, carne y grasa, el lobo fino de Guadalupe fue casi exterminado por cazadores rusos, ingleses y americanos durante el siglo XVIII y principios del siglo XIX. De esta manera desaparecieron de las aguas de California alrededor de 1,825, pero su caza comercial continuó en México hasta 1894, cuando se declaró que la especie estaba comercialmente extinta. Para 1928, la especie así se consideró cuando se creyó que la totalidad de la población había sido exterminada. Afortunadamente fue redescubierta en 1954 con el avistamiento de 14 individuos en la Isla de Guadalupe. Después de medio siglo, se calcula que actualmente la recuperación de la población del lobo fino se da en una tasa del 13.7% anual y que junto con una pequeña colonia reproductiva, recientemente registrada en Isla Benitos, al suroeste de Guadalupe, son los únicos sitios de reproducción conocidos para la especie.
SU FUTURO
Los principales depredadores naturales de las cuatro especies de pinnípedos se encuentran en el mar y son las orcas y algunas especies de tiburones, como el tiburón blanco, el chato y el lobero. Debido a sus hábitos y distribución, no tienen depredadores naturales terrestres. Pero los peligros no sólo los provee la naturaleza, se han reportado lobos fino con redes en sus cuellos y es posible que alguna porción de su población sucumbe por redes de deriva y agalleras, aunque no es claro la magnitud del impacto de este factor en el tamaño de la población. Aún así, es alentador que los esfuerzos por conservar esta emblemática especie, estén rindiendo frutos. Esto hace pensar, ¿por qué no? que tal vez en un futuro no muy lejano, el lobo fino de Guadalupe recupere los espacios que perdió en el pasado.
Actualmente la isla de Guadalupe está bajo el resguardo militar con un destacamento de la Secretaría de Marina – Armada de México. Su soberanía está garantizada también por la presencia de la colonia de pescadores de la Cooperativa Abuloneros y Langosteros, que se dedica a la pesca de langosta y abulón, productos que tienen gran demanda en el extranjero; así como por la estación biológica del Grupo de Ecología y Conservación de Islas A.C., que trabaja en la restauración integral de la isla, en coordinación con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.
Además de ser un laboratorio biológico, por encontrarse alejada de la costa de Baja California, la isla extiende en forma notable nuestra zona económica exclusiva, y esto permite a México ejercer su soberanía para explorar y explotar los recursos marítimos dentro de esta área.
Ubicación: La isla se encuentra a 145 millas al oeste, partiendo del puerto de Ensenada, Baja California. Se puede acceder por barco o por avión, que parte semanalmente del aeropuerto localizado en El Maneadero, en Ensenada.