Este poblado de origen maya es conocido por su laguna de siete colores, un lugar de descanso, hamacas y palapas rodeado de místicas selvas, pero también de adrenalina con sus deportes acuáticos. Durante cientos de años ha sido el territorio de viajeros y buscadores de tesoros. Venir a Bacalar es adentrarse en una historia de aventuras y conservación del medio ambiente que muestra sus paisajes.
La visita comienza en el Fuerte de San Felipe, una imponente fortaleza construida en el siglo XVI por órdenes de don Antonio de Figueroa y Silva, para proteger a la población de los frecuentes ataques piratas. El fuerte se ha conservado de manera impecable. Se pueden ver cañones antiguos en su interior y, si uno se asoma sobre los baluartes, verá la laguna en su esplendor.
Adentro está el Museo de la Piratería, un espacio modesto pero elegante. De manera entretenida presenta la historia del fuerte, desde los mayas y la Guerra de Castas, hasta nuestros días. Se pueden apreciar espadas, fusiles y hasta brújulas.
En frente del fuerte está la plaza principal. En el pueblo todavía hay varias casas de madera a dos aguas, como en los viejos tiempos, pintadas con colores brillantes hechos pastel por el sol caribeño en un ambiente encantador.
Detrás de una ceiba gigantesca se encuentra la Parroquia de San Joaquín, el patrón del pueblo. La fiesta de San Joaquín es el 21 de julio, pero empieza nueve días antes con los gremios: un día los carpinteros, otro los panaderos, incluso mucha gente de Belice viene, ya que la fiesta es muy antigua. El 21 se saca al santo por el pueblo y luego se le da la vuelta por la laguna.
Es recomendable visitar la cafetería Laguna Bacalar, donde se come un delicioso y nutritivo plato de rice and beans, un clásico de la región, acompañado de plátanos fritos. Otras opciones son Los Chayoteros de Orizaba o el Café Bacalar, ambos con vista al parque central.
En el hotel boutique Los Aluxes se puede desayunar un exquisito tamal torteado, un licuado de piña con pitahaya y un cafecito en el muelle de madera con vista a la laguna. De ahí se puede visitar Biomaya, un parque de tirolesas para toda la familia, la más larga te hace sobrevolar 800 metros sobre una selva frondosa y exuberante, la más alta te hace sentir vértigo desde 30 metros de altura, pero la más espectacular es la última, justo sobre el agua cristalina de la laguna.
Desde el Club de Vela Bacalar se puede tomar un catamarán que lo llevará hasta un barco abandonado que fué locación de la película Bacalar. Ahí uno puede aventurarse a nadar en las aguas cristalinas.
Los camarones fritos con aceite de oliva, chile habanero y ajo son espectaculares en la palapa del Mulato de Bacalar. Aquí la vista de la laguna es inmejorable, puedes distinguir los muelles a lo largo de la orilla. Este lugar es perfecto para recargar pilas, olvidarte del mundo y escribir tu libro.
La Casa Internacional del Escritor parece salida de un libro del realismo mágico: tiene el objetivo de albergar a escritores, poetas y creadores artísticos, nacionales e internacionales, para llevar a cabo la producción, difusión e investigación de diversos campos de la cultura. Sus instalaciones cuentan con cinco búngalos, con capacidad total para cuarenta personas.
Si se te antoja una buena pizza puedes ir a La Palapa, donde venden pastas, comida vegetariana y postres caseros, y tiene una sección de artesanías locales. La opción vegetariana es el Restaurante Gaia, pero para terminar más tarde ve a La Escondida, donde además de cenar puedes entrarle a un partido de dominó.
El mercado José María Morelos es el mejor lugar para encontrar frutas, verduras y comidas locales. También encontrarás el X-pelón, un frijol verde con el que se prepara el vaporcito de frijol y el frijol nuevo de puerco.
En Bacalar hay influencia de la cocina yucateca, por ejemplo el sotobichay, que es un tamal con chaya; y en los días de Todos los Santos se prepara el pibipollo.
En la entrada al Cenote Azul hay una tienda de artesanías que incluye tallados en piedra y madera, bordados, huipiles, figuras de carrizo y hamacas. Busca artesanías de madera de ciricote, tradicional de Bacalar. El cenote es prácticamente un lago de cristal, cuenta con un restaurante y un mirador donde se puede ver el paisaje de la laguna. Antes de nadar hay que pedir permiso a los aluxes, duendes del agua, para poder entrar. También se puede pedir un deseo.
Imperdible:
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Desayunar en el mercado José María Morelos y Pavón.
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Tomar un paseo en lancha por la laguna de los siete colores.
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Ir al Museo de la Piratería: espadas, telescopios, bitácoras y rutas de los auténticos piratas del Caribe.
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Disfrutar el interior de la Parroquia de San Joaquín, donde se encuentra la figura del mismo santo que, según registros, existía incluso antes de la famosa Guerra de Castas.
Cómo Llegar:
Desde Chetumal, tomar la autopista 307 rumbo a Cancún.
Festividades:
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La Feria de Bacalar, en Semana Santa.
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Las Fiestas del patrono San Joaquín, el 21 de julio.
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El campeonato nacional e internacional de motonáutica, en agosto.
Información Turística:
Calle 22, entre las avenidas 3 y 5, Centro.
Teléfonos: (983) 834 2886.
www.bacalar.gob.mx