En el estado de Guanajuato se yergue una pequeña y bella ciudad colonial que hoy es Patrimonio Histórico y que fue la cuna de la gesta patriótica más emblemática de nuestro país: la Independencia. Se trata del Pueblo Mágico de Dolores Hidalgo, donde cada rincón tiene su historia y sus leyendas; en las haciendas adyacentes todavía se escucha el murmullo conspiratorio de los insurgentes y en las calles siempre suenan las canciones de su hijo pródigo: José Alfredo Jiménez.
Partiendo por la carretera federal 110 hacia Dolores Hidalgo se llega al Jardín Independencia, que es el corazón del sitio. El atrio de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores fue desde donde el Cura Hidalgo arengó al pueblo a iniciar la lucha libertadora.
El imponente templo, del siglo XVIII, es de estilo barroco. En su frontispicio de cantera rosa está escenificada la Pasión de Cristo y del lado derecho está la placa que indica el lugar donde el Padre de la Patria inició la Independencia.
Saliendo de la Parroquia se llega al Callejón Casiano Éxiga, al costado poniente, llamado así en honor a uno de los presos que Hidalgo liberó de la cárcel. En la callejuela hay un esplendido mural llamado 200 Años de Libertad.
Un lugar típico para cenar es el restaurante El Carruaje, frente al Jardín Independencia, se puede disfrutar de una sabrosa sopa azteca y el famoso molcajete de la casa con arrachera, rib eye, chorizo, cebollitas y nopales.
A las 9 de la noche se realiza un espectáculo de proyecciones sobre la fachada de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores. La exhibición narra la gesta independentista, mientras el templo cobra vida con espléndidos diseños y colores. El evento dura alrededor de 15 minutos.
El hotel la Hacienda del Rincón perteneció a Mariano Abasolo. El casco es monumental; en el patio central hay un bello jardín y diversos espacios de descanso sutilmente diseñados. Estaba habitada desde 1631 y en 1794 fue comprada por José Bernardo de Abasolo; a su muerte pasó a manos de su hijo Mariano, y para 1810 la propiedad era ganadera y criaba excelentes toros de lidia. Tras ser detenido un año después y confinado de por vida al Castillo de Santa Catalina en Cádiz, España, su esposa doña María Manuela Taboada se hizo cargo del lugar. El casco tiene salones señoriales con salas y comedores con muebles de época, y las habitaciones son cómodas y de buen gusto.
Arcos, terrazas y viejos portones complementan el conjunto, mientras que la capilla a un lado de la hacienda tiene una refinada fachada barroca y retablos coloniales. La hacienda ofrece también cancha de tenis, alberca y paseos en moto y a caballo.
A un costado de la Parroquia de Dolores se toma el tranvía turístico. Su recorrido de poco menos de tres horas te lleva por los lugares más emblemáticos de la ciudad y sus alrededores. Primero se detiene frente a la Casa de Visitas, mansión barroca del siglo XVIII con columnas y balcones ornamentados. Más adelante la Parroquia de la Asunción, de estilo grecorromano aunque con una espectacular torre gótica.
Durante el trayecto aparecen monumentos simbólicos como el de los Héroes de la Independencia, el Monumento a la Bandera y el de José Alfredo Jiménez. El tranvía hace su primera parada formal en el Panteón Municipal. El siguiente alto es en El Llanito, una comunidad otomí, donde se yergue una hermosa capilla virreinal. En las bóvedas de sus portales y en el Salón de la Letanía existen frescos de Miguel Antonio Martínez de Poca Sangre, y hay un pequeño museo.
Después de probar las famosas y exóticas nieves de Dolores, se puede visitar el Museo del Bicentenario en la Casa de Abasolo. En su entrada destaca una réplica de bronce de la Campana de Dolores y un mural que describe la gesta libertaria de Hidalgo; arriba hay documentos, fotos y grabados en un agradable ejercicio museográfico. Más adelante, sobre la calle de Zacatecas, se llega a la antigua cárcel municipal que hoy es elMuseo de la Independencia. Es de llamar la atención el salón donde se ilustran los oficios que Hidalgo enseñó a los indígenas. Al salir se puede tomar la calle de Porfirio Díaz, donde están la mayoría de las tiendas artesanales con cerámicas, talaveras y muebles rústicos.
En el Jardín Independencia, frente al monumento del Cura Hidalgo. A un lado está un retoño del árbol de la Noche Triste con Cortés arrodillado a sus pies. En el Museo Casa de Hidalgo, una casona del siglo XVIII con un bello patio central y salones con libros, documentos, frescos, mobiliario y una hermosa escultura del Padre de la Patria.
De aquí se puede pasar a la Casa-Museo José Alfredo Jiménez, que abrió sus puertas en 2008. Hllarás bustos, fotografías, pasajes de su vida y su familia, premios y todas sus canciones. La casona es agradable y tiene una cafetería en el patio central.
En el restaurante El Libertador, en la calle de Querétaro, se puede disfrutar una sabrosa carne asada, un chile relleno y una fría cerveza.
Imperdible:
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Hacer el recorrido en el tranvía turístico.
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Echar un vistazo a la Hacienda del Rincón.
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Si te sobra tiempo, puedes ir a la Hacienda de la Erre, que se remonta a 1534.
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Pasear por la Plaza principal, la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores y la Plaza de los Mariachis, donde podrás escuchar música.
Cómo Llegar:
Desde la Ciudad de México tomar la autopista 57 que va a Querétaro. Continuar hasta la autopista 45 que lleva a Guanajuato, y seguir por la carretera federal 110 hasta Dolores Hidalgo.
Festividades:
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El Grito de Independencia en el atrio de la Parroquia de Nuestra Señora de los Dolores el 15 de septiembre.
Información Turística:
Teléfono: (418) 182 1164.