La cantería es la actividad artesanal dedicada a tallar piedras duras, no finas, como es el caso de diferentes basaltos, algunas de origen volcánico y, las canteras que en nuestro país suelen ser de color negro y rosado. Su más antigua manifestación, hasta ahora conocida, la constituyen las monumentales cabezas de la cultura Olmeca, localizadas en Tabasco y Veracruz.
A diferencia con otras manifestaciones artesanales de añeja tradición la cantería se encuentra consolidada fuertemente y el número de talleres que la trabajan ha aumentado en los últimos años de manera sorprendente; casi podríamos asegurar que en la mayor parte de nuestro territorio se practica. Sin embargo, siguen siendo los estados de Guanajuato, Jalisco, México, Michoacán, Oaxaca y Puebla, así como Querétaro y San Luis Potosí donde se trabaja con gran maestría.
Su aplicación está directamente ligada con la arquitectura y los artesanos que la trabajan atienden fundamentalmente a los requerimientos que dicha profesión les exige.
Obra de artesanos canteros son dos objetos íntimamente relacionados con la cocina nacional, ya que aprovechando algunos tipos de piedra de orígen volcánico, producen dos utensilios cuyo orígen se pierde en el tiempo: los metates, que como sabemos es una plancha de piedra generalmente cóncava, complementados con sus respectivas “manos” y los molcajetes con sus imprescindibles morteros y cuyos respectivos usos no existe mexicano que lo ignore.
Respecto a la lapidaria, este término se aplica exclusivamente al tallado de piedras preciosas o semi-preciosas. Los antiguos mexicanos designaban a los lapidarios comunes con el nombre de “tlatecque” e ignoramos si este grupo también se encargaba de extraer las materias primas, pero eran loschalchiuhtecque aquéllos que gozando de un mayor rango dentro de la rígida estratificación social, estaban considerados como los especialistas en el tallado exclusivo de piedras muy finas; en ambos casos, se valían de una arena abrasiva que era conocida como “teuxalli”, e implementos de metal y demadera para desarrollar así su trabajo.
Los datos consignados, con una abrumadora cantidad de otros muchos provienen únicamente de fray Bernardino de Sahagún; a esta información habría que agregar la contienda en la primera Carta de Relación de Hernán Cortés, en la que detalla al rey de España los objetos que le envía y donde aparece una larga lista dando cuenta del número de gemas que contienen aquellos presentes enviados por Moctezuma II. A estos datos debemos agregar la extensa información que en el siglo XVII nos legó el doctor Francisco Hernández respecto a las piedras preciosas que él encontrá en sus extensos recorridos.
El hecho de que por lo menos la cultura mexicana designara con nombres específicos a muchas gemas, indica por lo menos un perfecto conocimiento de las mismas. Así, tenemos que al ópalo le llamaban huitzitziltecpatl(colibrí de piedra); a la turquesa, teoxihuitl (hierba de los dioses); las esmeraldas que se localizan en el estado de Oaxaca son muy pequeñas y regularmente impuras, pero eran designadas como quetzalxoquiyac(destello precioso).
Hoy en día la lapidaria se encuentra limitada a los estados de Guerrero, Jalisco, Querétaro y San Luis Potosí.