En su inmenso tamaño, su condición de gran capital y su doble origen (azteca y español) quizá se encuentra la clave para explicar la inconmensurable diversidad de sus facetas, la riqueza de sus estampas urbanísticas y sociales, y el raro encanto, mágico y legendario, de la llamada “ciudad de los palacios”.
RECORRIENDO LA CIUDAD DE MÉXICO
En 1980 el gobierno mexicano decretó una zona de monumentos históricos del Centro Histórico que corresponde aproximadamente a lo que era la ciudad al momento de la independencia. Esta zona de perímetro bastante irregular abarca 668 manzanas en poco más de 9 kilómetros cuadrados. Ahí se encuentran más de 9 mil predios con 1,436 edificios de valor monumental.
Para conocer el Centro Histórico lo mejor es caminar, no sólo porque le permite al viajero admirar sus múltiples edificios, sino porque además evita el pesado tráfico vehicular. Los puntos principales del centro son relativamente cercanos entre sí. Por ejemplo, del Zócalo a la Plaza Tolsá por la calle de Tacuba son 700 metros y de ahí a la Alameda Central son 200 metros más.
Hay múltiples opciones de transporte público al interior del centro y desde éste al resto de la ciudad. La más eficiente y barata es el metro, que cuesta $3 pesos por cualquier recorrido (las líneas 1, 2, 3 y 8 atraviesan el centro). También hay microbuses, trolebuses y autobuses que cobran entre $3 y $5 pesos.
México es una de las ciudades con más taxis en el mundo. Para tener completa seguridad, cerciórese de tomar uno que tenga placas y taxímetro. De preferencia, elija uno de sitio. En condiciones normales de tráfico y en horario diurno, un taxi cuesta unos $20 pesos por cada dos kilómetros.
CIUDAD DE MÉXICO PATRIMONIO MUNDIAL
Los orígenes de la Ciudad de México se remontan a 1325, cuando los aztecas establecieron en un islote del lago de Texcoco su capital, a la cual llamaron México-Tenochtitlan. Esta esplendorosa urbe lacustre, dotada de centros ceremoniales y surcada por una amplia red de canales, creció a lo largo de los siguientes doscientos años.
Tras la Conquista en 1521, Hernán Cortés destruyó esa ciudad y encima construyó la nueva metrópoli española, con traza reticular renacentista, grandes palacios y majestuosas iglesias; convirtiéndose en la rica capital de la Nueva España durante los tres siglos siguientes.
En 1821, al conseguir México su independencia la ciudad pasó a ser capital del nuevo país; y, desde su refundación, no ha dejado de crecer. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XX pasó por un proceso de expansión aceleradísima que la volvió la mayor megalópolis del mundo, con una cifra que supera los más de 20 millones de habitantes en toda su área metropolitana.
En 1987, el Centro Histórico de la Ciudad de México entró en la lista de Patrimonio Mundial. En primer lugar, se valoró su papel como gran modelo artístico, monumental y de ordenamiento urbano tanto en tiempos de los aztecas, como en los virreinales. En segundo, se vió que su Catedral, sus iglesias y conventos, sus plazas, palacios y casonas, forman un conjunto arquitectónico que se destaca como ejemplo señero de los asentamientos españoles en el Nuevo Mundo, mientras que las ruinas del Templo Mayor ofrecen un testimonio excepcional de la tradición cultural mexica.
A todo ello hay que agregar, el variado legado artístico, cultural y social que se ha ido acumulando en la “ciudad de los palacios” durante los últimos doscientos años y que también está presente en sus áreas nuevas y pueblos conurbados. Teniendo en cuenta todo ese caudal, México aparece como una de las más fascinantes ciudades del orbe entero.
SITIOS DE INTERÉS El Zócalo y la Catedral
La plaza central de la ciudad, cuyo nombre oficial es “Plaza de la Constitución”, es conocida coloquialmente como “Zócalo”. Esta importante explanada de poco más de cinco hectáreas y media de superficie es sede de distintos eventos artísticos y políticos, además de punto central de las celebraciones cívicas del país.
Sobre su costado norte se yergue la Catedral Metropolitana, uno de los mayores tesoros artísticos del continente. Su edificación comenzó en 1573 y se prolongó durante los siglos siguientes hasta 1813, cuando el escultor Manuel Tolsá concluyó la cúpula y las tallas del exterior. A lo largo de esos 240 años, fue acumulando detalles invaluables de estilos muy diversos, desde el renacentista hasta el neoclásico. Llaman la atención sus portadas barrocas, sus catorce capillas laterales en el interior, el esplendoroso Altar de los Reyes en el ábside y, sobre su costado oriental, el magnífico Sagrario Metropolitano edificado entre 1749 y 1768 por Lorenzo Rodríguez.
Al oriente se localiza la sede oficial de la presidencia de México, conocida como Palacio Nacional. Este edificio fue originalmente el palacio de los virreyes, pero mantuvo su carácter de asiento del gobierno civil tras la independencia. Ha sufrido varias intervenciones arquitectónicas mayores. La última tuvo lugar bajo el gobierno del presidente Plutarco Elías Calles (1924-1928), cuando se le agregó el tercer piso. Sus patios, algunos recintos museográficos así como los murales realizados por el famoso pintor Diego Rivera entre 1929 y 1952, son sus partes más visitadas (todos los días de 9 a 17 horas; presentar identificacón).
Por el poniente, el Zócalo está flanqueado por varios edificios comerciales y de negocios, además del bello Gran Hotel de la Ciudad de México, elegantemente decorado al estilo art nouveau (esquina 5 de Febrero y 16 de Septiembre). Los edificios del gobierno del Distrito Federal cierran por el sur la magnífica plaza.
El Templo Mayor
Hace treinta años se desmontaron varios de los edificios al oriente de la Catedral y se realizaron excavaciones que dejaron al descubierto áreas importantes de lo que fue el Templo Mayor de los aztecas, el recinto ceremonial de la antigua México-Tenochtitlan.
Se encontraron fragmentos de distintas etapas constructivas de la pirámide principal de dicho recinto, además del gran monolito de Coyolxauhqui y otras importantes piezas escultóricas. Hoy, el Museo del Templo Mayor abarca esta zona arqueológica y el museo de sitio adyacente (en Seminario 8; martes a domingo de 9 a 17 horas; admisión $50 pesos).
De La Profesa al Palacio de los Azulejos
Al poniente del Zócalo, la calle de Francisco I. Madero conduce a la Alameda. Antiguamente llamada Calle de Plateros, por los múltiples talleres de estos orfebres, sigue siendo una de las más elegantes del Centro Histórico. Recorrerla, además, permite visitar varios de los edificios más interesantes del centro.
En la esquina con Isabel la Católica se levanta la Iglesia de La Profesa, erigida entre 1714 y 1720 por la Compañía de Jesús, y que en su interior conserva una gran colección de pintura sacra de los siglos XVII al XX, además de un magnífico altar mayor realizado por Manuel Tolsá.
En dirección oeste, continúan los edificios notables, tanto virreinales como de épocas posteriores. Destaca, en el número 17 el famoso Palacio de Iturbide, una elegante mansión virreinal con portada de cantera y tezontle, que lleva tal nombre porque en ella se alojó don Agustín de Iturbide cuando fue coronado primer emperador de México en 1822. Hoy es un centro cultural dedicado a exposiciones artísticas temporales (todos los días de 10 a 19 horas).
Más allá se ubican el Templo Expiatorio de San Felipe de Jesús, edificado entre 1886 y 1897; el Templo de San Francisco, una formidable iglesia virreinal de principios del siglo XVIII; y la Torre Latinoamericana, mejor conocida como la “Torre Latino”, un edificio de oficinas erigido entre 1948 y 1956 que, con 45 pisos y poco más de 180 metros de altura, fue por muchos años el más alto de la ciudad. Cuenta con mirador y restaurante en sus pisos superiores (todos los días de 9 a 22 horas;www.torrelatino.com).
Por último, en el número 4 y frente a la torre se localiza el Palacio de los Azulejos, una bella casona virreinal que por sus muros exteriores cubiertos de azulejos tiene un encantador aire portugués. Hoy alberga a la tienda y restaurante Sanborns (todos los días de 7 a 1 horas).
Plaza Manuel Tolsá
Dos cuadras al norte del Palacio de los Azulejos, sobre la calle de Tacuba, se encuentra ésta que es una de las plazas más bellas del centro. Lleva el nombre del famoso escultor porque dos de sus obras maestras se encuentran ahí; la majestuosa estatua ecuestre del rey Carlos IV, mejor conocida como “El Caballito”, y sobre el costado sur, lo que a principios del siglo XIX fue una escuela de ingeniería de minas, pero que por su elegancia tomó el nombre de Palacio de Minería.
Al norte de esta plaza está el edificio que el presidente Porfirio Díaz mandó construir en 1904 como Palacio de Comunicaciones y que desde 1982 alberga al Museo Nacional de Arte, uno de los mejores museos del país (martes a domingo de 10:30 a 17:30 horas; admisión $30 pesos).
Cierra la plaza por el suroeste el no menos hermoso Edificio de Correos, obra ecléctica del arquitecto italiano Adamo Boari y del ingeniero mexicano Gonzalo Garita, levantado entre 1902 y 1907. En su interior se puede visitar el museo postal y un pequeño pero interesante museo naval.
Bellas Artes y la Alameda Central
Otro edificio imprescindible del centro es el Palacio de Bellas Artes, un grandioso teatro de mármol blanco (ubicado al poniente de Correos, cruzando el Eje Central). Es el escenario más importante del país y sede de las principales organizaciones nacionales de ópera, danza, música sinfónica y ballet. Se comenzó a construir en tiempos de Porfirio Díaz, según un diseño art nouveau de Adamo Boari, pero tras la Revolución Mexicana, su interior fue terminado en un radical estilo art decó.
Vale la pena conocer sus múltiples detalles, como las esculturas italianas del exterior, los murales de José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros en su interior, o su colorida cortina de cristal que funciona como telón del foro principal. Su vestíbulo suele estar abierto desde las 10 horas hasta que concluyen los eventos vespertinos. Enseguida, sobre el poniente, se abre el primer parque público de la ciudad, construido a fines del siglo XVI durante el gobierno del virrey Luis de Velasco hijo: la Alameda Central. Ampliada y remodelada a lo largo de los siglos, aún es una de las áreas verdes más famosas de la ciudad.
Destaca hacia el norte la Plaza de la Santa Veracruz, donde están las iglesias barrocas de la Santa Veracruz y San Juan de Dios, y el Museo Franz Mayer, en lo que fue el edificio de un hospital virreinal, con una soberbia colección de artes decorativas, sobre todo mexicanas de la época virreinal (martes a domingo de 10 a 17 horas; admisión $45 pesos).
ARTESANÍAS
En la Ciudad de México se han creado artesanías propias, como los Judas (figuras de cartón que representan el personaje bíblico y que se queman en Semana Santa) y los alebrijes (criaturas fantásticas de papel maché). Sin embargo en sus calles se venden objetos artesanales de todo el país. Hay tiendas de artesanías en la Zona Rosa y en calles como el Eje Central Lázaro Cárdenas o 5 de Mayo. Sin embargo, el mejor sitio para comprarlas es el Mercado de Artesanías de la Ciudadela que ofrece gran variedad y a precios razonables. Este mercado se ubica en Balderas, esquina Emilio Dondé (cerca de las estaciones del metro Juárez y Balderas).
GASTRONOMÍA
México es la ciudad de los “antojitos”, es decir, platillos pequeños, casi siempre portables, que habitualmente van aderezados con picante. En esta categoría se incluyen las quesadillas, las tortas, los tamales y los sopes, entre otros.
El clásico taco (una tortilla de maíz que también lleva contenido) tiene muchas variantes que podrían considerarse oriundas de la Ciudad de México, como los tacos de suadero, los de tripa, etc. Sin embargo, el taco más popular de la ciudad y, además inventado en ella en tiempos modernos, es el llamado “taco al pastor”, que es de carne de cerdo adobada y medio asada en un horno vertical al estilo del gyro griego.
La ciudad tiene incontables establecimientos fijos, semifijos y ambulantes que ofrecen antojitos. Pero también, por su carácter de capital, cuenta con una amplísima variedad de restaurantes, tanto de comida extranjera, como de diversas regiones del país. También debe considerar las cantinas, típicas del Centro Histórico (una muy famosa es La Ópera, en 5 de Mayo, número 10) y los mercados, donde se come de maravilla y a precios relativamente bajos (en el centro están los famosos mercados de La Merced y de San Juan).
PASEOS POR LA CIUDAD DE MÉXICO Xochimilco
Unos 21 kilómetros al sur del Zócalo se localiza este antiguo pueblo, hoy ya incorporado a la mancha urbana. Entró a la lista del Patrimonio Mundial en 1987 (junto con el Centro Histórico) por ser el único vestigio del uso tradicional del terreno lacustre en el Valle de México. En efecto, en Xochimilco sobreviven las chinampas, es decir, los islotes artificiales de uso agrícola que le han ganado el terreno a los canales y las lagunas, al mismo tiempo que se nutren de sus aguas.
En una visita a Xochimilco se puede caminar por el centro del pueblo, comprar artesanías y visitar la Parroquia de San Bernardino de Siena, edificada por los franciscanos entre 1535 y 1590. Pero lo clásico es recorrer los canales en una trajinera.
Estos paseos se contratan en los embarcaderos de Xochimilco. Cuatro de ellos (Salitre, San Cristóbal, Belem y Caltongo) se encuentran un par de cuadras al oriente de la Parroquia de San Bernardino. El mayor de todos, sin embargo, es el de Nativitas, ubicado 1500 metros al sureste, sobre la calzada Xochimilco-Tulyehualco. Ahí hay un módulo de información turística que abre todos los días de 10:30 a 18 horas.
Ciudad Universitaria
Unos 12 kilómetros al sureste del Zócalo, se encuentra el campus central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), conocido como Ciudad Universitaria o CU. Este lugar es notable por tratarse de la universidad más antigua de América, y una de las mayores y más importantes del mundo; pero también porque su estructura arquitectónica original es totalmente fuera de serie. Por ello ameritó en 2007 su inscripción en la lista del Patrimonio Mundial.
Fue edificada entre 1949 y 1954 según un plan maestro diseñado por 60 arquitectos, ingenieros y artistas. Se trata de una de las obras más emblemáticas de la arquitectura modernista del siglo XX en el mundo. En su visita no debe perderse la Torre de Rectoría, que ostenta el escudo de la universidad y los murales de David Alfaro Siqueiros; la Biblioteca Central, recubierta con el mural realizado por Juan O’Gorman con piedras de 150 colores diferentes, y el bello Estadio Olímpico Universitario, cuyo diseño está inspirado en un cráter volcánico y que ostenta murales en relieve de Diego Rivera. www.unam.mx
TIPS DE VIAJERO
Una manera diferente de recorrer la Ciudad de México es a bordo del Turibús que lleva a Chapultepec, el Centro Histórico y el sur de la ciudad. Puede bajarse las veces que quiera el mismo día y también ofrece recorridos nocturnos. www.turibus.com.mx
FIESTAS Y TRADICIONES
En los últimos años el Centro Histórico se ha convertido en sede de varios eventos y festivales artísticos. Destaca el Festival de México en el Centro Histórico, que desde 1985 presenta cada primavera teatro, ópera, música y artes visuales en el Teatro de la Ciudad, la Catedral, el Palacio de Bellas Artes, y otros recintos y calles del centro.
En cuanto a fiestas cívicas, el 15 de septiembre por la noche el Presidente de la República sale al balcón central del Palacio Nacional y da el “Grito de Independencia”, que conmemora el inicio de la lucha insurgente en 1810. Este grito es seguido por una verbena popular que atiborra el Zócalo y las calles aledañas con miles de personas. A la mañana siguiente, la independencia se celebra con un desfile militar, otra vez en el Zócalo.
Durante las fiestas de fin de año, destacan los imitadores de Santa Claus y los Reyes MAgos en la Alameda Central, y los conciertos masivos en el Zócalo.
CÓMO LLEGAR Automóvil. Se localiza en el centro-sur del país, a 540, 930, 1650 y 4500 km por carretera de Guadalajara, Monterrey, Cancún y Cabo San Lucas, respectivamente. Si visita en coche la Ciudad de México, recuerde que el programa “Hoy no circula” restringe la circulación de los vehículos en toda la ciudad uno o dos días a la semana, aunque hay permisos de exención (como el “pase turístico”). Avión. El Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la ciudad es el más activo del país. Se localiza 5 km al oriente del Zócalo y a él llegan decenas de aerolíneas nacionales e internacionales. En los últimos años, el aeropuerto de la ciudad de Toluca, situado 60 km al poniente, también está tomando creciente importancia como aeropuerto alternativo de la capital. Autobús. Las principales líneas de autobuses (ADO, Estrella Blanca, ETN, Ómnibus de México, Primera Plus) la conectan con el resto del país.