Barrio Mágico San Agustín de las Cuevas, Ciudad de México
Algunos de sus pobladores más antiguos lo conocen, entre otros nombres, como el pequeño Vaticano, porque en él se establecieron conventos, seminarios, la Universidad Pontificia, sanatorios y hospitales.
No resulta extraño ver enormes predios que ocuparan las huertas que, antaño, caracterizaron a Tlalpan, poblado situado en las faldas del cerro del Ajusco.
HISTORIA DE SAN AGUSTÍN DE LAS CUEVAS
Tlalpan significa “tierra firme” o “sobre la tierra”. Su historia se remonta a los años 1500-1200 a.C., cuando una serie de aldeanos decidió establecerse en las faldas del Ajusco y fundar Cuicuilco. En la época virreinal, la región de Tlalpan tuvo como cabecera la población de San Agustín de las Cuevas, nombre tomado del santo patrono a quien se dedicó el templo principal, y lo de las cuevas fue el resultado de la erupción del volcán Xitle, que originó numerosas cavidades en los alrededores.
Tlalpan está ligado a muchos momentos históricos del país y de la capital; por ejemplo, el cura José María Morelos y Pavón estuvo prisionero aquí en 1815, camino de ser fusilado en Ecatepec. Más tarde, en 1827, Tlalpan se convirtió en la capital del Estado de México. Aquí se estableció la Casa de Moneda (1828-1830) y durante la guerra contra los estadounidenses el general Scott tomó la población.
Tlalpan se incorporó a la era del progreso en 1869, tras recibir los primeros trenes de vapor. La primera comunicación telefónica que hubo en la ciudad de México se realizó desde la posta telegráfica situada en la calle de Madero y el tranvía eléctrico se inauguró el 21 de octubre de 1900, cuyo recorrido del Zócalo a Tlalpan tomaba poco menos de una hora.
Tres fábricas se instalaron aquí: la de Hilados y Tejidos La Fama Montañesa; la de casimires, alfombras y artículos de lana de San Fernando; y la de papel de Peña Pobre, asociada con la de Loreto a principios del siglo XX. Por su cercanía con el estado de Morelos, Tlalpan y varios de sus pueblos participaron en la revolución armada de 1910.
RECORRIENDO SAN AGUSTÍN DE LAS CUEVAS
La Plaza de la Constitución es el corazón de este mágico lugar con sabor provinciano. El jardín y su quiosco de techumbre cónica datan de 1872 y sus bancas tradicionales fueron costeadas por los vecinos en 1934. En una de sus esquinas se localiza el árbol de los ahorcados, donde fueron ejecutados algunos de los mártires tlalpenses que pelearon contra el segundo imperio de Maximiliano de Habsburgo. Hoy sólo quedan sus restos, junto con una lápida conmemorativa. Alrededor de este arbolado espacio se ubican casi todos los atractivos de Tlalpan, comenzando por su portal, que alojó durante el porfiriato un centro de reunión que contaba con boliche, billar y un pequeño casino, y después una vecindad de 10 o 12 familias; actualmente varios restaurantes ofrecen sus servicios aquí, lo que lo convierte en un sitio ideal para desayunar.
En el costado poniente, pasando un estacionamiento, se accede al Parque Juana de Asbaje, establecido en 1999 en los terrenos que correspondían al Sanatorio Psiquiátrico Floresta. Sobre el costado poniente de la plaza principal se edificó una notable residencia a finales del siglo XIX, la Casa Frissac, construida por Jesús Pliego Frissac, dueño del lugar y rico hacendado, en un marcado estilo ecléctico porfiriano. Después de haber sido la residencia de la familia del presidente Adolfo López Mateos y de haber alojado a la Escuela Lancaster, hoy está acondicionada como galería de arte y cuenta con varios anexos donde se llevan a cabo talleres artísticos. El costado sur lo ocupa el antiguo Palacio Municipal, hoy edificio delegacional, edificado a fines del siglo XIX. En su amplio pórtico destacan excelentes murales que aportan valiosa información sobre el devenir histórico de Tlalpan, por lo que vale la pena observarlos detenidamente.
Detrás de este gran inmueble se localiza el Mercado La Paz, con 110 años de existencia. Sus singulares fachadas se muestran en tabique rojo aparente. Tres poblaciones aportaron el material para su construcción: San Andrés Totoltepec, la cantera gris; Tlalpan, el tabique y la piedra volcánica para el piso; y las poblaciones del Ajusco, la madera. El Templo y Convento de San Agustín fue erigido por los franciscanos en la segunda mitad del siglo XVI; sin embargo, los dominicos se hicieron cargo del conjunto. La sencillez de la portada no refleja la categoría de su interior, concebido en tres naves de tipo basilical. El retablo mayor fue consumido por un incendio de 1898 y en su lugar se encuentra un altar de mármol de una pieza proveniente del pueblo de Santo Tomás Ajusco y un retablo moderno con una pintura del siglo XVIII. La Capilla de la Virgen del Rosario destaca por su hermoso retablo barroco plateresco. También luce la sacristía por su viguería, ventanas, lavamanos de talavera, mobiliario y un lienzo alusivo a la Sagrada Familia, entre otras pinturas antiguas. El claustro es sencillo, conformado por su arquería hecha de piedra volcánica y ladrillo.
Saliendo del templo tome a la derecha por la calle Hidalgo y dos cuadras adelante llegará a la Casa Chata, de mediados del siglo XVIII; es llamada así por tener su hermosa portada colonial recortada en un ángulo de 45 grados. Contaba con huerta y jardines, y fue utilizada como aduana, seminario protestante y cuartel zapatista. Aquí se alojó el Museo Nacional de la Charrería, pero hoy en día lo ocupa el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropología Social (CIESAS).
Con todo y su estrechez, las calles de Tlalpan ofrecen ambientes mágicos: la de Magisterio Nacional está empedrada y tiene una doble hilera de esbeltos árboles. En contraste, la de Madero (llamada Real durante la época colonial; Guadalupe en tiempos de la Independencia; y Ferrocarril durante el segundo imperio y el porfiriato), alberga varias casonas edificadas en esta última etapa histórica. En su esquina con la avenida San Fernando se localiza la antigua Hacienda de San Agustín de las Cuevas que, según se dice, fue propiedad del general Antonio López de Santa Anna. Data del siglo XVIII y y fue construida con piedra volcánica; destaca en su esquina un nicho que contiene la imagen en piedra de la Virgen de Guadalupe.
Cruzando al otro lado de la calle de Madero se observa la antigua estación del tren eléctrico de Tlalpan, convertida hoy en oficinas de gobierno. Siguiendo por la avenida San Fernando, rumbo al poniente, llegamos al cruce con la vía Juárez, conocida a principios del siglo XX como la Calle de los Burritos, porque en el tramo entre Allende y Victoria eran amarrados en sus árboles mulas y burros durante las fiestas de Tlalpan, ya que se les prohibía el paso a la Plaza de la Constitución, reservada sólo para los caballos y carretelas.
Al llegar al cruce con Moneda se descubre un elegante inmueble: la antigua Casa de Moneda. Impecablemente conservada, luce en el remate una llamativa serie de arcos invertidos decorados con hermosos relieves. Perteneció en 1827 a Lorenzo Zavala, gobernador del Estado de México, quien la vendió al mismo estado para instalar en ella la Casa de Moneda Estatal. Fue ocupada por las tropas estadounidenses antes de las batallas de Padierna y Churubusco, y aquí pasó algunas noches la emperatriz Carlota durante sus visitas a Tlalpan. A principios del siglo XX se acondicionó como cárcel, después alojó al Batallón de Infantería del Ejército Mexicano y, a partir de 1954, se ubica en él la Escuela Secundaria número 29.
El Museo de la Historia de Tlalpan se encuentra en una casona construida en 1874 en la esquina de Congreso y Morelos. Ahí se realizan exposiciones pictóricas y se puede ver el teléfono con el que se hizo la primera llamada de Tlalpan a la capital en 1878. Más retirado, por el cruce de la avenida Insurgentes y Periférico Sur, se encuentra el Museo de Sitiode la Zona Arqueológica de Cuicuilco que da fe de los entierros, figurillas y cerámicas de una de las culturas más antiguas de la cuenca de México. Otro lugar tradicional de los tlalpenses es el Parque Nacional Fuentes Brotantes, establecido en 1936, que ofrece al visitante senderos naturales, área de juegos infantiles, zona de alimentos y un pequeño lago de agua cristalina que sirve de hábitat a numerosos patos y pequeñas tortugas.
TIPS DEL VIAJERO
Pocos comercios tradicionales continúan en San Agustín de las Cuevas: la cantina La Jalisciense y el restaurante Quinta Ramón, instalado en una construcción centenaria.
En las calles de Triunfo de Libertad y Congreso hay una farmacia que se quedó detenida en el tiempo. Además, parte del casco de la Antigua Hacienda de Tlalpan es actualmente un famoso restaurante.
ANECDOTARIO
Uno de los acontecimientos sociales más recordados de San Agustín de las Cuevas fue, sin duda, la boda de María Félix y Jorge Negrete, bautizada en aquel entonces como “la boda del siglo” en México, que se celebró el 18 de octubre de 1952 en la Finca de Capiotato, ubicada en la esquina de Allende y Matamoros. A ella asistieron numerosos artistas del momento, como Antonio Badú, Pedro Armendáriz, Tito Guízar y el Indio Fernández, entre otros. Se sabe que Miguel Poblaco, chofer de María Félix, informaba a sus amigos y familiares la hora en que ella saldría de la casa; por ello se congregaba un grupo de tlalpenses a su puerta sólo para admirarla.
DONDE COMER EN SAN AGUSTÍN DE LAS CUEVAS Antigua Hacienda de Tlalpan
Calzada de Tlalpan 4619,
Colonia Tlalpan Centro.
Teléfonos: 5655 7315 / 7279 / 7749.
La Quinta Ramón
Av. San Fernando 12,
Colonia Tlalpan Centro.
Teléfono: 5573 2338.
Cantina La Jalisciense
Plaza de la Constitución 6,
Colonia Tlalpan Centro.
Teléfono: 5573 5586.
Casa de Juan
Plaza de la Constitución 5,
Colonia Tlalpan Centro.
Teléfono: 5655 9444.
INFORMACIÓN TURÍSTICA DE SAN AGUSTÍN DE LAS CUEVAS Delegación Tlalpan
Juárez 68, Colonia Tlalpan Centro.
Teléfono: 5483 1522. www.tlalpan.gob.mx
Secretaría de Turismo del Distrito Federal
Teléfono: 01 800 008 9090 www.mexicocity.gob.mx