LENGUAJE CORPORAL. Los mexicanos, en general, pero los chilangos en particular, son expertos en la comunicación por señas; aunque lo mismo puede decirse, por ejemplo, de los italianos.
Tan es así que cualquier extranjero puede comprobar que los habitantes de la Ciudad de México se expresan mejor con las manos que con las palabras.
ATRAVESAR UNA CALLE. Un acto tan cotidiano, en muchas ciudades del mundo, en la Ciudad de México se ha transformado en un arte debido al caos vial, a la deficiencia señalización y a que cualquier chilango motorizado concibe al peatón como un estorbo en su loca carrera por llegar a algún lado. Por otra parte, los peatones también hacen de las suyas al evitar los puentes peatonales, al cruzar la calle entre vehículos en movimiento y no respetan la señalización. No se fíe. Mire a ambos lados de la avenida; espere a que los autos estén detenidos; use la línea de peatones y, cuando llegue al otro lado, respire con alivio.
TRATO A POLICÍAS Y OTROS AGENTES DE LA LEY. Por principio, debe saber que uno de los funcionarios públicos más despreciados en la ciudad son los policías. Nadie confía en ellos y, por reflejo sicológico, ellos no confían en los ciudadanos. Para acercarse a ellos es necesario, primero, tratarlos como seres humanos; segundo, dirigirse a ellos como “señor” o como más les gusta, oficial; tercero, sólo recurrir a ellos para preguntar algo específico: dónde queda tal o cual calle y cómo llegar; cuarto, dar las gracias.
Si por alguna razón alguno de ellos lo aborda a usted por la comisión de alguna falta administrativa, siga los pasos anteriores e introduzca dos variaciones: no haber sido consciente de haber cometido dicha falta y preguntar si puede hacer una llamada por su celular. En todo caso, no cometa el error de enojarse. Finalmente si la víctima de algún delito es usted, pida auxilio pero siga los pasos anteriores al mismo tiempo que pide ayuda por su celular a su embajada o a un amigo porque, en todo caso, va a necesitar asesoría.
ABORDAR UN TAXI. Una cantidad significativa de los asaltos, violaciones y secuestros que se cometen en la Ciudad de México se realizan a bordo de un taxi.
Por esta razón, evite tomar el primero que ve; ahora que, si lo hace, verifique que la identificación del conductor esté a la vista; que el vehículo sea reciente y que se encuentre limpio. Indique al conductor exactamente a donde se dirige. Si no sigue sus instrucciones pida que se detenga y baje del vehículo; igual hágalo si el taxi va a exceso de velocidad y el chofer maneja de manera imprudente.
En todo caso, elija servicios de taxi a domicilio, que resultan un poco más caros, pero seguros. Usualmente al momento de contratarlos le solicitaran su destino y le proporcionaran una clave de identificación que el conductor le debe repetir.
SER O PARECER TURISTA. No tema, sólo asuma con delicadeza su condición de forastero. Eso sí, no trate de aparentar ser conocedor de los usos y costumbres de la ciudad, lo cual equivale a pasarse de listo, actitud que bien podría acarrearle consecuencias desagradables y costosas.
De preferencia, realice sus paseos en grupo. Enterado de la paridad del peso en relación con su moneda, pregunte precios y haga cálculos. Si deambula solo o en pareja, no haga ostentación de cámaras de video o fotografía; trate de ubicar si hay agentes de la ley cerca, por si acaso.
Lleve consigo una pequeña lista de teléfonos de emergencia: de su embajada, de su hotel, de un amigo o familiar. También, si es su caso, copia de su pasaporte. Finalmente, deposite la llave de su habitación en la administración del lugar donde se hospeda. Disfrute la hospitalidad de la Ciudad de México.
USO DE TARJETAS DE CRÉDITO. Recientemente se ha presentado un verdadero problema de seguridad en restaurantes que aceptan pagos vía tarjeta de crédito: existen bandas organizadas que infiltran a sus miembros como meseros y, a la hora de pagar el consumo, entre su mesa y la caja, duplican electrónicamente los datos de su tarjeta para utilizarla en el menor tiempo posible.
Concientes de esta situación, muchos dueños de restaurantes han intervenido en sistemas para efectuar la transacción en su propia mesa. Si el establecimiento no cuenta con este servicio, cerciórese que el mesero no tarde mucho con la tarjeta en sus manos.