El barrio de San Ángel es uno de los más pintorescos del Distrito Federal. Sus calles empedradas, con sus frondosos árboles, albergan algunas de las casas más hermosas y cotizadas de la ciudad.
Esta región es conocida en el México prehispánico como Tananitla, palabra náhuatl que significa “lugar amurallado”, nominación debida al borde rocoso que delimitaba el poblado, a causa de la erupción del volcán Xitle hace unos dos mil años. Tenanitla fue originalmente un barrio de Coyoacán.
El nombre de San Ángel se remonta al siglo XVII, cuando los frailes carmelitas fundaron un templo en estas tierras al que llamaron San Ángelo Mártir o San Ángel. El pueblo de Tenanitla cambió su nombre por el de este santo. Este lugar, ubicado sobre avenida Revolución esquina con avenida de la Paz, está ahora abierto al culto religioso y el exconvento alberga un extraordinario museo de arte novohispano.
El convento de El Carmen fue construido entre 1615 y 1617 por el arquitecto Andrés de San Miguel. Las tres cúpulas correspondientes a la nave central y las dos capillas están revestidas de azulejos de varios colores. En la sacristía se conservan pinturas de Cristóbal de Villalpando y muebles de la época; el cuarto de lavamanos anexo a la pileta está forrado de azulejos y hay una escalera que desciende a las criptas donde yacen sepultados los benefactores del convento y algunos nobles novohispanos. El subterráneo está decorado con piezas de cerámica. Como en otras construcciones de la época, hay una cámara secreta, una capilla esquinada desde la cual se puede oír lo que se dice en las otras tres.
En el mes de julio el exconvento ofrece las alegres festividades de Nuestra Señora del Carmen, que tiene como corolario una feria popular en la que se ofrecen panes de pulque, buñuelos y antojitos. El día 16, cuando tiene lugar la ceremonia principal, se instalan cohetes, castillos de luces, juegos mecánicos y loterías.
Durante los días de la fiesta es difícil acceder al pequeño recinto de la capilla doméstica del convento, donde se encuentra la venerada imagen, que se reconoce por su manto lleno de estrellas doradas con escudo carmelita al centro, el manto blanco que cubre su cabeza coronada y un Niño Jesús en el brazo izquierdo.
La fiesta de El Carmen se fusiona con la antigua Feria de las Flores, la cual comenzó hace más de 150 años. Ésta tuvo en un principio un carácter agrícola, que la hacía arrancar en julio y culminar el domingo del Señor de Contreras. En 1857 se oficializó como feria anual. Durante el porfiriato incorporó a otros grupos sociales y se fundió con la fiesta de El Carmen.
Las generosas condiciones naturales de la zona estimularon en otro tiempo el establecimiento de huertos, batanes y molinos, y la construcción de grandes casas de campo donde las familias más ricas de la capital iban a vacacionar. Las calles empedradas de esta zona llevan a infinidad de plazuelas románticas. Muchos de los inmuebles, de caprichosa arquitectura, funcionan como centros culturales, librerías o cafés para tertulia.
Ya en el siglo XVII San Ángel era conocido por su belleza. Entre las principales casas que ya existían entonces está la hacienda Goycochea, que perteneció al conde de Medina Torres, sede actual del restaurante San Ángel Inn. Esta casona se construyó en 1692, propiedad de los condes españoles de Pinillas y la marquesa de la Selva Nevada. Más adelante los Adalid consagraron la mayor parte de sus 36 mil hectáreas a la explotación del pulque. Fue la residencia del primer embajador de España en México y de su esposa, la famosa escritora Calderón de la Barca. Cuenta la historia que Antonio López de Santa Anna planeó en este lugar la batalla de Chapultepec. Aquí se formalizó el famoso pacto entre Pancho Villa y el general Zapata para controlar, el primero el norte, y el segundo el sur de México. De 1915 a 1942, el San Ángel Inn se volvió famoso como restaurante y posada, bajo la administración de Madame Roux, quien atendió a presidentes mexicanos y a personalidades de la época como Enrico Caruso, George Gershwin y Juventino Rosas. Desde 1963 pertenece a la familia Debler, quienes restauraron la hacienda. Ahí han comido el príncipe Felipe de Inglaterra, la princesa Beatriz de Holanda, Richard Nixon, Robert Kennedy, Mohammed Ali, U. Thant, Rock Hudson, Gina Lollobrigida, Brigitte Bardot, Mick Jagger, Neil Armstrong, Henry Kissinger y James Carter, entre otros.
Otra mansión de la época es la Casa Blanca, propiedad de los condes de Oploca y en la que se dice se veía en las noches la figura de doña Giomar, en espera de su adorado Lope. Fue construida en el siglo XVII. Tiene un sencillo portal con el escudo heráldico de la familia. Ahí se alojó el ejército invasor estadounidense en 1847 y sirvió de cuartel a las tropas extranjeras durante la intervención francesa, que impuso a Maximiliano de Habsburgo como emperador de México. Se ubica en la calle de Hidalgo 43.
La casa del Risco o Mirador fue construida en el siglo XVIII. Como era costumbre en la época, tiene la imagen del santo venerado por la familia en la fachada. Cuenta con una fuente muy ornamentada, azulejos, platos y piezas de porcelana china. Esta casa fue donada por el licenciado Isidro Fabela y ahora es un museo donde se exhiben muebles, pinturas y candiles de diversas épocas. El edificio anexo alberga una biblioteca y salas para exposiciones y conferencias. La casa está ubicada en el costado norte de la plaza de San Jacinto, al igula que la casona donde se pone el Bazar del Sábado.
En 1846 México fue invadido por Estados Unidos con el fin de apropiarse de los territorios de la Alta California y de Nuevo México. Las tropas americanas llegaron al centro del país. Uno de los batallones del ejército americano estaba compuesto por irlandeses: el Batallón de San Patricio. Los soldados de este batallón sintieron mayor empatía con los mexicanos que con el ejército ocupante y se pasaron a la causa de los agredidos. En la plaza de San Jacinto hay una casa que conmemora este acto heroico. Está restaurada en estilo plateresco. En su fachada se encuentra una placa que celebra la solidaridad de los mártires.
Entre San Ángel y Chimalistac se encuentra el monumento a Álvaro Obregón, debido a que en ese sitio había un restaurante llamado La Bombilla, donde quien fue presidente de la república de 1920 a 1924, y en 1928 reelecto para el mismo cargo, fue asesinado por José de León Toral. Con el pretexto de hacerle un retrato a lápiz, el mártir católico aprovechó la cercanía para dispararle. En ese monumento, obra de Ignacio Asúnsolo, estuvo mucho tiempo conservada la mano del general Obregón en un frasco, expuesta a los ojos del público. El político sonorense había perdido un brazo en la batalla de Celaya, por lo que también se lo conocía como el manco de Celaya. La está enmarcada por dos estatuas labradas en granito gris que representan a la agricultura y a la industria. El pueblo en armas está representado con figuras ubicadas en el norte del monumento; en el lado sur aparece la paz conquistada por la Revolución. Dentro de la cámara hay estatuas de bronce del general Obregón y dos soldados. En el piso está marcado con un círculo el lugar donde cayó el cuerpo del presidente re electo.
Todos los sábados del años se pone un bazar de finas artesanías, en la plaza San Jacinto, muy cerca de avenida Revolución y del mercado de frutas y verduras de la zona, lleno de colores y agradables y frescos aromas. Una vieja casona de albergue a vitralistas, textileros, diseñadores de joyas, ceramistas y todo tipo de creadores. Afuera se llena de puestos con insólitos productos, frente a las tiendas de antigüedades que están abiertas todos los días de la semana.
En esta plaza se encuentra la iglesia de San Jacinto, una joya arquitectónica del siglo XVI, aunque reconstruida y modificada en el tiempo. El convento de San Jacinto tenía la finalidad de alojar a los misioneros dominicos que se mantenían de la venta de los productos de su magnífico huerto y jardín. La propiedad fue vendida a particulares en 1834. En la parroquia y sus anexos se conservan pinturas de enorme valor. Actualmente es la sede de la VI vicaría episcopal de la parroquia de San Jacinto. En ese mismo convento fue donde, en su viaje a Filipinas, se instaló durante cinco meses Thomas Gage, quien venía con el nombre de Tomás de Santa María. El religioso se separó de la comitiva de misioneros para fugarse a Guatemala. Gage publicó un libro con sus recuerdos de nuestro continente, en el que dio a conocer datos importantes sobre los territorios colonizados, El inglés americano. sus trabajos por mar y tierra o un nuevo reconocimiento de las Indias Occidentales.
En San Ángel se encuentra el estudio de Diego Rivera, en la calle Altavista, frente al restaurante San Ángel Inn. Se trata de una de las primeras casas del “funcionalismo” construidas en México. Ahora está abierta al público como una galería de arte y centro cultural.
Altavista, que comunica al Periférico Sur con la avenida Revolución, es sede de magníficos restaurantes, exclusivas boutiques, galerías de arte y tiendas de muebles y decoración.
Frente al exconvento de El Carmen se encuentra el Centro Cultural San Ángel, donde se presentan exposiciones, temporadas teatrales y se imparten cursos y talleres diversos.