Exconvento del siglo XVIII que cuenta con hermosos patios y un claustro de estilo barroco.
Este recinto con impresionantes balcones de hierro, fue utilizado como hotel durante un tiempo hasta que se convirtió en espacio cultural en donde se presentan exhibiciones.
Su iglesia anexa, cuya portada barroca fue destruida en el siglo XIX y sustituida por una pared lisa y blanca, fungió como cantina y salón de juego por un tiempo, hasta que se hizo una total remodelación del templo.
La portada lateral conserva un altorrelieve tallado que representa a San Agustín rodeado de ángeles.
Desafortunadamente, no queda nada de los antiguos mosaicos ni de las torres que perecieron durante la demolición.