Se fundó en 1529 y se terminó de construir en 1552 por Toribio de Alcaraz.
El edificio se levantó sobre un templo prehispánico a Quetzacóatl.
El interior es de estilo neoclásico y conserva óleos y esculturas de siglos anteriores.
El claustro custodia pinturas murales del siglo XVI; sobresalen las que representan a San Sebastián y a San Gregorio.
Se trata de una copia fiel de las mezquitas árabes.
En el interior se guardan una pila de agua bendita, esculturas estofadas y pinturas.