En el interior de las murallas vivían aristócratas, mientras que afuera estaban los barrios que agrupaban clases sociales distintas. Santa Ana había quedado reservado para los negros, en Guadalupe habitaban españoles de clase media, en San Francsico estaba la población maya y en San Román era ocupado por los sirvientes que descendían de mexicas y tlaxcaltecas.
En San Román los barcos se calafateaban. No puedes dejar de visitar su iglesia para conocer al Señor de San Román, un cristo negro de madera de ébano tallado en Italia.
En la Plazuela de San Francisco, en el barrio de San Francisco se encuentra una explanada con mesas al aire libre, está la tradicional cenaduría Portales de San Francisco, donde familias y luces tenues inundan la atmósfera. Se puede disfrutar de una agua de horchata, panuchos y tortas de jamón claveteado, cuya receta incluye jerez, canela, pimienta y clavo.