Como un rosario de cuentas brillantes, la sola línea de la carretera federal 199 enlaza una serie de espacios prodigiosos: las fenomenales zonas arqueológicas de Toniná y Plaenque, dos ciudades que hace siglos rivalizaban en la guerra y el arte; los colores hechizantes de Agua Azul; los parajes de agua, selva y magia de Misol-Ha y Colen-Ha, y el insospechado santuario de vida silvestre de Catazajá. Sitios de tal belleza que dejan boquiabiertos a quien los visita.
La ruta se articula de sur a norte, sobre la carretera 199 y sus ramales. Es una vía confiable, de muchas curvas en la parte montañosa. Los centros ecoturísticos de Misol-Ha y Toniná Kayab son alternativas agradable y de bajo costo para pernoctar. Si necesita una ciudad con todos sus servicios, ahí está Palenque.
1.- TONINÁ
Toniná fue una gran ciudad maya que floreció aproximadamente entre los años 600 y 900 d.C. y dominó todo el valle de Ocosingo. Los elaborados relieves hallados en la zona muestran figuras de guerreros prisioneros con las manos atadas por la espalda, en actitudes implorantes o decapitados, los cuales parecen confirmar que Toniná fue una gran potencia militar. Tuvo rivalidad con Palenque y entre los presos capturados, durante sus campañas militares, estuvieron algunos importantes personajes de aquella ciudad. Según algunos investigadores, para principios del siglo X d.C., cuando todo el ámbito maya entraba en decadencia, Toniná aún brillaba y se ubicaba como el señorío más poderoso de Mesoamérica. Después, esta urbe fue parcialmente abandonada.
Tan impresionante como su historia es su perfil arquitectónico. Toniná fue un centro ceremonial edificado como una montaña artificial de siete plataformas. Los últimos estudios revelan que esta gran montaña alcanza una altura de 75 metros. La irregularidad del terreno y los altos árboles circundantes pueden hacer que el visitante pierda un poco la perspectiva, pero se trata de una estructura gigantesca, diez metros más elevada que la Pirámide del Sol en Teotihuacan. Esta montaña con forma piramidal no es solo adoratorio sino un conglomerado de templos, palacios, residencias y recintos administrativos comunicados por un laberinto de escalinatas, corredores cerrados, pequeñas explanadas y pasillos abiertos distribuidos por todas las plataformas. Abundan los murales labrados. Uno de los más famosos es el Mural de los Cuatro Soles, de 12 metros de largo que parece describir las cuatro edades del mundo según la cosmovisión maya. Cada era o sol es una cabeza humana que cae. En las partes más altas de esta ciudad-montaña se pueden admirar los templos que por sus imágenes han sido llamados del Monstruo de la Tierra y de los Prisioneros.
Al lado de la gran pirámide hay algunas otras estructuras menores. Todo el conjunto está a cosa de 500 metros de la entrada, donde también está un magnífico Museo de Sitio digno para conocerse. Le recomendamos llevar protector solar (martes a domingo de 9 a 16 horas; admisión $41 pesos aproximadamente).
El sitio ideal para pernoctar junto a Toniná es el Centro Ecoturístico Toniná Kayab, ubicado a cien pasos del museo de sitio. Este centro cuenta con nueve bonitas cabañas de madera y techo de lámina, de dos, tres, cuatro y hasta siete camas, para todo tipo de grupos. Cada cabaña tiene baño. El centro cuenta con restaurante, temazcal, estacionamiento y área para acampar; ofrece también paseos a caballo que permiten observar los bosques, arroyos y cafetales cercanos (celular: 045 (919) 104 7473;www.toninakayab.com).
Cómo Llegar: Toniná se localiza a escasos 13 kilómetros al oriente de Ocosingo; tome la carretera estatal hasta el inicio, a mano izquierda del ramal, tras 1 kilómetro, está la entrada y el museo de sitio de la zona arqueológica.
2.- AGUA AZUL
Este increíble paraje de selva y agua es una serie de pequeñas cascadas escalonadas que forma el Río Agua Azul en su descenso. El terreno calizo de la región le da el tono de turquesa al agua y propicia la formación de gours, o sea, diques calcáreos que represan el agua en seductoras pozas naturales. En la zona central de las cascadas, cerca del acceso principal, encontrará una aglomeración de tiendas, pero si camina un poco hacia arriba o hacia abajo, por los andadores hallará tramos libres de construcciones, donde el verdor selvático sobrevive y los mágicos colores blanco, azul y verde siguen presidiendo los paisajes. El Río Agua Azul baja de norte a sur. El tramo de gours y albercas naturales es de unos 3 kilómetros agua abajo, el río sigue ofreciendo tramos de gran belleza hasta unirse, en una cascada, con el Río Shumuljá, antecedente del Río Tulijá que más tarde se pierde junto con el Usumacinta en los Pantanos de Centla, ya en Tabasco. El viajero debe saber que el tono turquesa de estas cascadas suele desvanecerse entre junio y octubre, cuando la abundancia de lluvias aumenta y enturbia el caudal del río.
Este paraje, convertido hoy en Reserva Especial de la Biosfera Cascada de Agua Azul cuenta también con algunas cabañas rústicas y áreas vigiladas para nadar (tome sus precauciones y obedezca los señalamientos). Se puede practicar buceo, paseo a caballo y campismo.
Cómo Llegar: Regrese a Ocosingo y tome la carretera a Palenque (federal 199). A 59 kilómetros aparece, a mano izquierda, el ramal de 4 kilómetros a las cascadas.
3.- COLEN-HA
Aguas abajo de Agua Azul, ya en la zona de la planicie, muy cerca de la ciudad de Salto de Agua, el Río Tulijá conserva gran parte de su belleza. Las aguas de tono esmeralda de este río forman pozas naturales de uno a tres metros de profundidad conectadas entre sí mediante pequeñas cascadas. Ahí se encuentra el Centro Ecoturístico Colen-Ha, que al encanto de las transparentes aguas de Tulijá ha agregado algunas palapas familiares y andadores (en temporada alta, abre un restaurante y seis cabañas rústicas para dos o seis personas).
Cómo Llegar: De vuelta sobre la carretera a Palenque, son 28 km más hasta el poblado de Francisco I. Madero; ahí doble a la izquierda por la carretera pavimentada a Salto de Agua. Son 33 km más hasta el ramal de acceso a Colen-Ha que aparece a mano derecha.
4.- MISOL-HA
Esta caída de agua de 30 metros de altura se ha convertido también en un clásico de los viajes a Palenque, tanto por su cercanía a la zona arqueológica, como por la serena armonía del lugar. Al caer, Misol-Ha forma una gran poza en la que se puede nadar. En torno se levantan caobas, palos de agua y chicozapotes tan altos como la misma cascada. Un sendero lleva a su parte trasera, donde se abre una gruta.
En este sitio se ha establecido el Centro Ecoturístico Misol-Ha, que cuenta con ocho cabañas dobles y cuatro para cinco personas, todas ellas agradables, con baños, terraza, mosquiteros y agua caliente. Sobra decir que dormir en ellas, con el agradable murmullo de la cascada, resulta especialmente recomendable. El centro tiene también un restaurante cuyas puertas se abren a huéspedes y a visitantes, así como una granja de tilapias y un sendero que lleva a un espléndido mirador de la cascada (diario de 7 a 19 horas; teléfono: (55) 51 51 3377; ).
Cómo Llegar: De vuelta sobre la carretera a Palenque, son sólo 12 kilómetros más hasta el inicio del ramal, a mano izquierda, para llegar a este lugar.
5.- PALENQUE
De gran extensión, con soberbios edificios y un arte complejo y refinado, esta zona arqueológica es simplemente extraordinaria. Al incluirla en 1987 en la lista de los sitios del Patrimonio Mundial, la UNESCO no hizo más que un acto de justicia.
Palenque fue una grandiosa urbe maya y su florecimiento entre los años 600 y 900 d.C. fue parte del auge del periodo Clásico tanto maya como mesoamericano en general. Su ubicación en los límites de la llanura costera del Golfo y las sierras del norte de Chiapas; sus dimensiones y majestuosidad indican que la ciudad debió ser una de las más poderosas del mundo maya al haber dominado un amplio territorio.
Son muchos los edificios notables de Palenque. En su centro, cuenta con una explanada central llamada Gran Plaza en torno a la cual se yerguen varias de sus construcciones principales. Al oriente está el Palacio, una estructura de planta rectangular con cuatro patios interiores. Integra varios corredores, galerías subterráneas, recintos cerrados y basamentos escalonados. Fue erigido a lo largo de muchas décadas. Llama la atención su peculiar torre de cuatro cuerpos, única en Mesoamérica, que bien pudo haber sido una especie de atalaya.
Al sur de la Gran Plaza se localiza el famoso Templo de las Inscripciones, llamado así porque en su interior han sido hallados varios tableros labrados. Fue dentro de esta pirámide que se encontró el enorme sarcófago del rey Pakal, cuyo acceso ahora ha sido cerrado al público para evitar su deterioro. Varios monumentos se encuentran junto al Templo de las Inscripciones. Uno de ellos es el edificio XIII, conocido también como el Templo de la Reina Roja, porque en él se descubrieron hace pocos años los restos de una mujer pintados con cinabrio, junto a una serie de ricas ofrendas.
Al este del Palacio y del Templo de las Inscripciones se encuentra el asombroso Grupo de las Cruces, una serie de empinadas pirámides escalonadas sobre las que se asientan los templos del Sol, de la Cruz, de la Cruz Foliada, XIV y XX. Gran parte de los muros de estos templos se han perdido; sin embargo, donde se mantienen en pie ostentan relieves y decorados con elaboradas esculturas y decenas de glifos. Algo más al oriente, sobre una elevación natural se encuentra el Mirador, que permite visitas sorprendentes de las extensiones llanas hacia el norte.
Al norte y noreste de la Gran Plaza y el Palacio están el Grupo Norte y otras estructuras más, aunque de menor tamaño que las ya mencionadas. Vale la pena visitar también el Museo de Sitio Alberto Ruz Lhuiller, llamado así en honor de uno de los principales investigadores de esta zona arqueológica y descubridor, en 1952, de la tumba de Pakal. El museo funciona muy bien como introducción a la vista a Palenque; en él conservan grandes tableros de piedra, pedestales de barro y múltiples objetos hallados en la zona arqueológica (diario de 9 a 17 horas; admisión $51 pesos aproximadamente).
Cómo Llegar: Desde Misol-Ha tome nuevamente la carretera federal 199 hacia el norte. Son 19 kilómetros hasta un entronque urbano. A 2 kilómetros, a la derecha, está el centro de la ciudad de Palenque, mientras que a 5 kilómetros, a la izquierda, está la caseta de entrada a la zona arqueológica. Desde ahí todavía son 2 kilómetros al museo y otro más a la entrada a las ruinas.
6.- CATAZAJÁ
En este poblado, uno de los más norteños de Chiapas, el viajero se embarca para conocer el fascinante cuerpo de agua aledaño: Lagunas de Catazajá, llamado así por algunos aunque otros más lo dejan en singular. Se trata más bien de un sistema lagunar de unas 20,000 hectáreas de superficie comunicado con el río Usumacinta. Anticipa los Pantanos de Centla en la costa tabasqueña. Mil formas de vida se dan cita aquí. Entre los árboles destacan caoba, cedro, tule, amate, guarumbo, zapote, ceiba. La variedad de peces es enorme, lo cual hace de este sitio un imán para los amantes de la pesca deportiva. Decenas de aves habitan aquí: águila, pato, cormorán, chachalaca, garza blanca y gris, grulla, pijijiji, pelícano, gavilán, y a ellas hay que agregar las migratorias. En los paseos en lancha es relativamente fácil ver también otros tipos de animales: serpientes e iguanas que descansan y toman el sol en los troncos de los árboles; cocodrilos que deambulan por los arenales, y monos aulladores que duermen y recogen frutas en las copas de los árboles. En estos rumbos vive también el apacible manatí, un gran mamífero acuático vegetariano en peligro de extinción en nuestro país. Es muy difícil verlo. Por él, este sistema lagunar fue designado “santuario del manatí” y elevado a la categoría de Área Nacional Protegida en noviembre de 2006.
En el poblado, el viajero hallará hoteles, restaurantes y otros servicios. Sin embargo, para una experiencia más próxima al bello entorno natural puede ser aconsejable pernoctar en las Cabañas La Isla, que como su nombre lo indica, se localizan en una isla de la laguna, a tres minutos en lancha del malecón de Catazajá. Dos cabañas tienen baño y las otras son de baño compartido; todas son limpias y están bien instaladas. Hay, además, restaurante (teléfono: (916) 100 6690).
PARA UN VIAJE CORTO
Una de las particularidades de esta ruta es su riqueza arquitectónica. Disfrute del sobrecogimiento que provocan las zonas arqueológicas de Palenque y Toniná, donde pareciera que se ha derrotado al tiempo. Es obligada la visita a las cascadas del río Agua Azul, uno de los cuerpos de agua más bellos del país. Por último, no se prive de la experiencia de pernoctar en alguna cabaña, ya sea en Misol-Ha, escuchando el rumor del agua, o en Catazajá, rodeado de su maravillosa fauna y flora.
SI VIAJA CON NIÑOS
La exuberancia del entorno es atractivo suficiente para los más pequeños. Las temperaturas pueden ser altas, así que cuide la adecuada hidratación y protección contra el sol. Complemente el viaje con las abundantes historias y leyendas de la región: será una experiencia enriquecedora incluso para los adultos.
INFORMACIÓN
Delegación de Turismo Regional.
Km. 275 Carretera Catazajá-Palenque, Local 2, Plaza Chulavista. Teléfono: (916) 345 0356.