Todo parece indicar que Dzibanché más que una ciudad maya aislada, fue una especie de gran “zona conurbada”.
Cuando el visitante llega a la caseta de entrada a esta zona descubre que en realidad existen tres sitios diferentes al alcance de la mano.
El nombre de Dzibanché se aplica al grupo principal de ruinas, que se encuentra a un kilómetro y medio al oriente de la caseta de entrada.
A la mitad del camino se encuentra el Grupo Lamay, otra zona arqueológica que por estar aún sometida a trabajos de investigación, puede encontrarse cerrada. Este sitio consta de ocho edificios distribuidos sobre dos grandes basamentos.
Así como Kohunlich, Dzibanché vio sus primeros días como una mera aldea agrícola hacia el año 200 a.C. Cuatro o cinco siglos después, inició su gran despegue urbano y social que llegaría a su apogeo en el periodo Clásico mesoamericano. A partir del siglo XI, esta ciudad quedó abandonada.
Los edificios que en la actualidad pueden verse corresponden al núcleo de la antigua ciudad maya, los principales centros residenciales y ceremoniales, que fueron edificados sobre una pequeña elevación del terreno. Este núcleo consta de varias plazas flanqueadas por pirámides o por estructuras fincadas sobre largas plataformas de piedra.
De las construcciones más importantes de Dzibanché sobresale el llamado Templo I, una gran edificación con esquinas redondeadas al estilo de las pirámides mayas del Petén guatemalteco y de Belice.
El Templo II es otra pirámide que contiene varias cámaras mortuorias, donde se encontraron los restos de un gran personaje del periodo Clásico Tardío, un posible “rey” de la ciudad denominado por los investigadores, el “Señor de Dzibanché”.
En la plaza presidida por el Templo II se encuentra media docena de grandes estructuras, entre ellas el Edificio XIII, que presenta grabados con glifos referentes a combates e imágenes de cautivos.
El Templo VI, es una pirámide con estilo arquitectónico teotihuacano que combina talud y tablero. En sus recintos superiores se encontraron dinteles de madera con inscripciones calendáricas, por los que este sitio recibió su actual nombre maya que significa “escritura sobre madera”.
Para llegar a Dzibanché desde Kohunlich se debe regresar a la carretera federal 186 y dar vuelta al oriente, rumbo a Chetumal. Dos kilómetros después se debe tomar el ramal del lado izquierdo y que 14 kilómetros más adelante pasa por Morocoy. Dos kilómetros adelante de este pueblo se da vuelta a la derecha y a 5 kilómetros se llega a la caseta de registro de visitantes.
Horario: Todos los días de 8:00 a 17:00 horas.